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Un nacionalista en Nueva York

10 Octubre, 2011

En lo que se considera su debut internacional, el presidente Ollanta Humala brindó su discurso en la Asamblea General de la ONU. Un acto que generó muchas expectativas, especialmente para los gobiernos y empresarios extranjeros, especialmente si tomamos en cuenta su auto-definición de “un gobierno de centro izquierda” que puede realizar alianzas con fuerzas de centro-derecha.

El discurso del mandatario no fue pues, flamígero, y antiimperialista, como lo fue, por ejemplo, el del ex presidente García del año 85. La mención al desbloqueo de Cuba y el derecho de Palestina a ser estado son posturas asumidas por el estado peruano. En el plano económico, durante su estadía, Humala buscó dar garantías a círculos económico-financieros de estados Unidos. Al gobierno también se le reclama la realización de road shows (rondas comerciales) a países como Canadá, India, Australia, Japón, Singapur, China, en vez del pequeño mercado latinoamericano.
 
Si el gobierno había logrado disipar muchas dudas en el frente interno, en el frente externo también lo hizo. Y aunque señaló a algunas empresas internacionales como causantes de problemas, el gobernante logró granjearse la confianza de los inversionistas foráneos, especialmente estadounidenses, y en eso, tuvo como socio al lacónico ministro de economía, Luis Miguel Castilla, al igual que lo hizo el ex presidente Lula con su ministro Antonio Pallocci. O como dicen en Europa: políticas económicas a la derecha, y sociales a la izquierda, aunque claro, cuidando la estabilidad macroeconómica.
 
Resulta sorprendente, aunque positivo, que quien hace poco tiempo criticaba duramente al mercado internacional, hoy esté dispuesto a trabajar con él. Quizá producto del realismo político, un auto convencimiento, o un compromiso. Sabe Dios, y esperemos que no cambie.
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De la inclusión al desarrollo

3 Septiembre, 2011

Una de las tareas pendientes del estado - y quizá la más importante - es su agenda social. De hecho, esa fue una de las razones por las cuales el electorado votó. Y esa agenda pasa por un hecho que se considera una tarea urgente, y hasta hoy postergada, de incorporar más peruanos al mercado, a la modernidad y al desarrollo. 

Durante toda su campaña, el gobierno en funciones fue enfático en esto, e incluso acuñó un estupendo eslogan de campaña: “Crecimiento con inclusión”. Tan estupendo como declarativo, y tan político que se convirtió en un ministerio.

Pero la tarea apremiante del estado no termina pues con la creación de un ministerio. Se necesita aparte de eso, definir funciones y mandatos, establecer ámbitos de acción con el MIMDES, y más bien, que el nuevo ministerio absorba los encargos del Ministerio de la Mujer, que fue creado por el ex presidente Fujimori por la misma razón: política.

La empresa enorme de inclusión social requiere también un funcionariado especializado y eficaz que contribuya con este propósito, tan loable como complejo. De allí que Beatriz Boza, de Ciudadanos al Día, pida cautela cuando se piense en nuevas fusiones de programas, pues podría perderse la especialización que ha logrado cada uno de esos programas, con sus correspondientes técnicos. 

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