Perú: Comercio de narcóticos causa daños en la región amazónica
El gobierno peruano se encuentra decidido a reducir el daño que provocan los narcotraficantes en el ecosistema de la región amazónica.
Según un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), entre 2000 y 2005 se deforestaron 5,8 millones de hectáreas.
Brasil perdió la mayor parte de tierra durante ese período, ya que se erradicaron 68 millones de hectáreas de selva, lo cual representa el 79,5% del total de la tierra deforestada. En Perú, la cifra de deforestación alcanzó el 8,2%, seguido por Bolivia (5,3%) y Colombia (3,4%).
“De los 20 millones de hectáreas de tierra deforestada en Perú, tres millones han sido perdidas por el cultivo de hoja de coca que se utiliza para fines ilegales”, afirmó Hugo Cabieses Cuba, Viceministro de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente de Perú.
Además del daño ocasionado por los narcotraficantes, existen otras acciones dañinas que afectan el frágil ecosistema de la región amazónica, como la tala ilegal, la minería informal y la modificación el uso del suelo para la agricultura, según el ministerio del Ambiente.
Cabieses dijo que se han perdido un millón de hectáreas debido a la tala ilegal y a la minería informal.
“[A su vez], cambiar la forma en que el suelo amazónico es utilizado para la agricultura es un proceso de ocupar territorio que modifica la vegetación [natural] amazónica, sin respetar sus características físicas, químicas y ecológicas”, afirmó.
Jaime Antesana, analista en narcotráfico, dijo que existe una alianza entre los taladores ilegales y los narcotraficantes que explotan la Amazonía.
“[Los delincuentes] contratan gente que conoce bien el área, para meterse en la selva y cultivar hoja de coca, e incluso abrir pozos de maceración,” afirmó.
Cabieses añadió que muchas veces se talan árboles y se entregan a contrabandistas de madera. Una vez que se ha despejado el suelo, los traficantes plantan la hoja de coca. Esta hoja, ingrediente fundamental que se utiliza en la producción de cocaína, se vende en cantidades de 11 kilogramos a US$60.
“[Estimamos] que cada año se arrojan grandes cantidades de desechos químicos, como querosene, ácido sulfúrico y acetona, a ríos y lagos”, indicó José Álvarez Alonso, biólogo del Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana.
Álvarez dijo que la producción de droga en pozos de maceración contribuye a la erosión de los suelos, la obstrucción de ríos y la escasez del agua.
En lo que va del 2011, la policía antidrogas peruana ha logrado destruir 1.693 pozos de maceración, así como 865.054 libras de productos químicos en las regiones andina y amazónica.
“Todo esto está afectando a las comunidades locales, quienes comen los peces que habitan en los ríos donde se arrojan estos productos”, dijo Álvarez. “Los narcotraficantes tratar de aumentar la producción utilizando grandes cantidades de productos agroquímicos y esto es letal para la fauna nativa.”
José Álvarez Alonso, especialista del Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana, señaló que los narcotraficantes están generando varios inconvenientes en sus comunidades. “El impacto se produce en el medio ambiente y es tanto económico como social.”
El daño es aún mayor si se considera que solamente el 46% de la población amazónica tiene acceso a agua potable, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
El UNEP advierte que el agua que tiene como fin el consumo humano está contaminada porque el 70% de los desechos sólidos se encuentran sobre la superficie, haciendo imposible que se pueda controlar la liberación de gases y líquidos tóxicos.
Estrategia frontal contra el narcotráfico
En Perú hay cerca de 60 áreas naturales en la Amazonia, donde está prohibido el uso de recursos existentes para fines no científicos.
Los narcotraficantes se han apoderado de cerca de 6.259 hectáreas en al menos 16 de estas reservas, según el Ministerio del Ambiente.
“La estrategia del Ministerio del Ambiente será involucrar a las comunidades y a la gente que vive cerca de las áreas protegidas, para poder reunir 32.000 voluntarios para estos bosques y parques”, señala Cabieses.
Una reserva natural puede tener una superficie mayor a 1.500 hectáreas (3.706 acres), como es el caso del Parque Nacional del Manu, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Antesana dijo que los gobiernos locales y los alcaldes trabajarán conjuntamente con el Ministerio de Agricultura, con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas y la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) para evitar que los narcotraficantes y otros emprendimientos ilegales ocupen tierras a lo largo de la región.
“Queremos aumentar las zonas protegidas, de 20 millones a 30 millones de hectáreas”, concluyó.
*Comunicador Social de la Universidad Jaime Bausate y Meza.
Publicado originalmente en Infosurhoy.com y posteriormente difundido por la Revista Diálogo el 7/9/2011.