< Detras de la cortina

Luis Feijoó: “Nos hemos acostumbrado a ver la cara de la muerte”

Los dramáticos sucesos políticos y personales ocurridos semanas atrás, han estremecido no sólo el corazón, sino la mente de la mayoría de los peruanos.

El Dr. Luis Feijoó realiza, desde una perspectiva médica, el “análisis situacional” de la ciudadanía.

Nuestro entrevistado, médico psiquiatra, graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y miembro activo de la Asociación Psiquiátrica Peruana, considera que la globalización hace que vivamos este tipo de noticias con más intensidad, y menciona algunos rasgos - nunca mejor dicho - de nuestra mentalidad.

Ddlc: ¿Cómo afecta nuestra salud mental lo ocurrido en los últimos meses? ¿Se compara con, por ejemplo, el caso del presidente brasileño Getulio Vargas?

L.F: Son dos épocas diferentes, dos momentos diferentes. El caso del presidente Getulio Vargas tuvo una connotación diferente a lo ocurrido en nuestro país. Si bien el final fue el mismo, el detonante en el caso del brasilero, no fue la sospecha de estar involucrado en actos de corrupción.

Por otro lado, estamos en el siglo 21, en la globalización, acostumbrados a enterarnos de las noticias en el mismo momento que suceden. En medio de una criminalidad sin control, nos hemos acostumbrado a ver la cara de la muerte. Todo ello hace que hoy, el impacto en el colectivo por un hecho de esta naturaleza, sea menor que hace 65 años.

Un suicidio siempre moviliza nuestros temores más profundos, pero en estos tiempos no tiene la capacidad de afectar nuestra salud mental.

Ddlc: Algunos definen el suicidio del expresidente García, como su último acto político, otros como una única salida ante una persecución injusta. Desde un punto de vista psiquiátrico ¿Cómo lo evalúa usted?

L.F: El suicidio, en general, es la complicación de un cuadro médico que se llama depresión, donde el paciente se encuentra con un sufrimiento vital profundo y busca liberarse de este.

Al parecer, la coyuntura política y el sentirse atrapado pueden haber actuado como detonantes llevando a la sensación de total ausencia de control. Estos casos no tienen nada de heroico, digno y menos de ejemplar como lo pretenden presentar.

Ddlc: ¿Cuáles son, por lo general, las causas de un suicido? ¿Todos podemos ser suicidas en potencia?

L.F: Es un tema interesante. El suicidio común, en general, es una complicación de una enfermedad como ya hemos mencionado. Pero en el caso de una guerra o por motivos religiosos, la razón es diametralmente opuesta. Hay suicidios altruistas, se matan por salvar a otros, se convierten en héroes. Otros por fanatismo religioso. Ninguno de los dos tiene que ver con depresión, por cierto.

Ddlc: ¿En el caso del exmandatario, pensar que se escapó, digamos que por la ventana, y que todavía está vivo, se puede calificar como algo fuera de lo normal?

L.F: No, de ninguna manera, hasta era algo de esperar, algo en que ocupar nuestra mente en vez de ver la realidad opresiva.

Ddlc: ¿Todos estos episodios pueden generar Psicosis o depresión colectiva? ¿Cómo se manifiestan estos cuadros?

L.F: En realidad, el término más adecuado es el de “neurosis colectiva” que no es más que el hecho de seguir a la masa, de involucrarse en lo mediático, en lo coyuntural. Nos hace menos autónomos.

Ddlc: A raíz de estos conflictos y diferencias, y en términos generales – que deberían considerarse naturales en toda democracia – ¿estamos dejando que el odio nuble el análisis, convirtiendo al adversario en enemigo, algo que se ve en las calles, en los medios, pero principalmente en las redes?

L.F: Las redes sociales son un medio muy importante de comunicación pudiendo promover fines elevados o todo lo contrario. El uso que se le dé, depende de muchos factores, entre ellos el coyuntural. No olvidemos el aspecto cultural, la educación, y por supuesto el político que es lo que ahora enciende pasiones.

Podemos apreciar que así como hay comentarios bastante destemplados los hay también bastante sobrios.

Ddlc: La expresión “roba pero hace obra” se puede interpretar políticamente como una transacción con una realidad casi planetaria. ¿Cómo la definiría desde su óptica?

L.F: Lamentablemente es aceptar la corrupción como una forma de vida, una especie de resignación, de desesperanza ante la cual ya nada podemos hacer, es mirar a un costado, saltar olímpicamente lo que se nos enseñó en el hogar, la escuela, para convivir con la corrupción sin morir en el intento. Es una forma extrema de tolerarla, es no salir jamás del hoyo en el que nos encontramos.

Ddlc: Si nuestra sociedad se encuentra afectada mentalmente, ¿podría haber sido el terrorismo una de las causas, y cuál puede ser el inicio de una sanación?

L.F: Nuestra sociedad se encuentra afectada mentalmente desde mucho antes de la aparición del terrorismo. Proviene de la época de la conquista, del virreinato, existe una cultura que promueve la pobre autoestima: el no sentirnos orgulloso de lo nuestro.

¿Qué fechas recordamos?, las relacionadas con el sacrificio de nuestros héroes en batallas perdidas. ¿Por qué no recordar y declarar feriado las batallas ganadas?

Si hacemos una encuesta si alguien recuerda el 27 de noviembre, estoy seguro que el resultado será más que decepcionante.

Ddlc: ¿Cómo revertir esa situación, entonces?

L.F: La recuperación consiste en sentar nuevas bases educativas, inculcar el civismo, respetar las leyes, desterrar la política de “la criollada”, del “vivo”, que no hayan diferencias, ni en deberes ni en derechos.