El patrón del mal (proceder)
En los últimos meses, los peruanos hemos vivido un fenómeno constante: malos nombramientos que generan graves y prolongadas crisis, ocasionadas por el propio Ejecutivo.
Desde que asumió la presidencia, Pedro Castillo no ha hecho otra cosa que provocar este tipo de situaciones, colocando a su gobierno, y a nuestra precaria democracia, casi en situaciones límite. Primero con Guido Bellido y Héctor Béjar, luego con Walter Ayala, Carlos Gallardo, Luis Barrenzuela, y hoy por citar solo un ejemplo, con el ministro de Salud, Hernán Condori.
Si la inexplicable salida de Mirtha Vásquez causó extrañeza, el nombramiento del Dr. Aníbal Torres causó aún más desconcierto, especialmente luego que se barajaran nombres de personajes con mayor experiencia política.
Como se ha mencionado, su designación puede deberse a la intención de generar un ambiente de mayor confrontación que lleve a una disolución del Congreso. La otra opción puede ser una más simple: Castillo no tiene operadores confiables, y en ese contexto el inteligente pero temperamental Torres puede serle de utilidad, especialmente por su perfil de abogado. La consigna es, obviamente, neutralizar los pedidos de vacancia que probablemente se presenten en las próximas semanas, mientras que el Congreso trata de aprobar medidas para evitar lo que sería su disolución.
Es en este contexto que, la conferencia del gabinete en pleno, el Dia de la Amistad, muestra ese esfuerzo por neutralizar cualquier acción del Congreso, esta vez, advirtiendo que, también pueden responder, incluso internacionalmente, por intermedio de la OEA.
Pero no es solamente la designación del Dr. Condori en el MINSA la que ha generado rechazo, sino la del ministerio de Energía y Minas, un sector clave de nuestra economía que parece estar al garete, cada vez con peores liderazgos, en un contexto de conflictos y derrames, y en el que su ineficiencia e indolencia es notoria.
Para avanzar como país, no basta que al frente del ministerio de Economía y Finanzas esté un técnico de carrera, que el Perú esté en lista para entrar a la OCDE, que exista un equilibrio macroeconómico, que tengamos tratados internacionales, y que el presidente afirme y reafirme que ni él ni su gobierno son comunistas, ni nada parecido.
Pareciera ser que el presidente no sabe - o no quiere - gobernar. No comprende que el país no es un juguete, que no estamos para experimentos sociales, y que la gobernabilidad o estabilidad - sea de derecha o de izquierda - es fundamental.
Quienes preconizan la vacancia soslayan el hecho que eso representaría abordar solamente la mitad del problema. La otra mitad - quizás la más importante - constituye realizar los cambios a un sistema político, pues ahí se encuentra el origen del problema.
La conducción errática del Ejecutivo, acompañada de sus bravatas y mensajes contradictorios está afectando no solo nuestra vida económica sino nuestra vida en sociedad. Pero nada de esto parece comprenderse.
Si el presidente y sus socios impresentables como el Dr. Cerrón (de cuyas canteras provienen la mayoría de elementos cuestionados) no perciben esto, entonces habrá que aplicar los mecanismos constitucionales para darle una solución definitiva a esta situación. Con cargo a reformar TODO el sistema político.
Hay que acabar con este Patrón del mal (proceder).