Enrique Valderrama: El APRA está registrada nuevamente, con una corriente democratizadora
El partido aprista cumplió recientemente 100 años de creación. Con ese motivo, conversamos con Enrique Valderrama, joven dirigente de la histórica agrupación que ha marcado nuestra política y aspira a volver a tener el papel protagónico en un ambiente de absoluta desolación donde priman - más que las doctrinas y los programas - las etiquetas, los acomodos y los intereses.
Nuestro entrevistado, con estudios de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad de San Martín de Porres, es miembro de la Comisión Política del PAP, director del Portal de Encuentro y Columnista del Diario “Expreso”, y ve con optimismo la reaparición del aprismo.
Ddlc: ¿Cómo reciben los 100 del PAP? ¿Qué reflexión retrospectiva, histórica y social podría hacer? ¿El PAP sigue siendo de centro izquierda, o a virado más a la derecha?
E.V: Lo recibimos con plena convicción que el pensamiento de Haya de la Torre, con conceptos como el antimperialismo y la justicia social se encuentran más vigentes que nunca.
El APRA reivindica la democracia social. Consideramos que se puede lograr la justicia social y la libertad política al mismo tiempo. No creemos, como la izquierda marxista, que la justicia se consiga sin libertades, y a diferencia de la derecha, que la libertad económica es lo único importante.
Ddlc: El primer gobierno de García fue calificado como muy negativo, el segundo, sin embargo, es considerado como el mejor de los últimos años, con un crecimiento y una considerable reducción de la pobreza. ¿Cuál es su balance sobre ambos?
E.V: Creo que el primero tiene que ser analizado a la luz de los inmensos problemas que padecía el continente. La administración del presidente Belaúnde estaba muy apartada de los problemas de aquel entonces, y heredaba los graves problemas del velasquismo.
Recibimos un país con una hiperinflación que empezaba a ser preocupante. Además, y fundamentalmente hay que señalar que sufrimos el ataque de las hordas asesinas de Sendero Luminoso y del MRTA.
En esa perspectiva, el APRA propuso e impulsó una política agraria, y sobre todo social; sirvió a la democracia con sus mejores cuadros. En ese intento de toma del Estado por parte de los radicales, ofrendó la vida de 1200 militantes y funcionarios contra la violencia.
En el segundo mandato, nuestros errores fueron corregidos, y se logró el mejor de la historia republicana, a diferencia de lo que hubo antes, y de lo que ha habido en estos 13 años. Hubo crecimiento económico, reducción de la pobreza, construcción de infraestructura (42 hospitales), el programa de los colegios “Presidente de la República”, triunfó la meritocracia en educación, se planteó la demanda ante Chile en la Haya, se impulsó la Alianza del Pacífico, se firmaron los Tratados de Libre Comercio (TLC), aparte de otros avances sociales como la reducción de anemia, etc.
Ddlc: Sin embargo, en ambos se denunciaron graves hechos de corrupción. ¿Qué podría comentar al respecto?
E.V: Las denuncias han existido en ambos gobiernos, y ha habido una campaña de persecución, primero por parte del fujimorismo, y en el segundo, más sutil, sin duda, pero no por ello menos persistente, del humalismo.
Al final, la inmensa mayoría quedaron solamente en campañas mediáticas, sin ninguna prueba que haya afectado la primera línea, tanto ministerial como presidencial de los gobiernos del partido del pueblo.
Hemos cometido errores, y los escándalos han implicado a funcionarios de tercer o cuarto nivel, pero en general debo decir, sin temor a equivocarme, que el gobierno del APRA - sobre todo el segundo - destaca por tener poca incidencia de corrupción.
Nunca se aprobó ningún acuerdo con Odebrecht, ningún tipo de control de alguna institución, no hubieron vladivideos, delaciones con los brasileños (como los casos Humala, Toledo, PPK) y evidentemente nunca perpetramos un golpe de Estado, no tuvimos una política genocida como Vizcarra, no atentamos contra la democracia como Castillo, o hubo la corrupción normalizada de este gobierno.
Creo que han sido, más que todo, denuncias políticas, como en el caso de la mega comisión de Tejada, las que trataron y lograron - en alguna medida - de echar sombras a nuestra reputación.
Sin duda, un trabajo comunicacional permanente del partido en los próximos años tiene que ver con terminar con esas sombras sobre nosotros, y los dirigentes y técnicos del partido que fueron mayoritariamente injustas.
Ddlc: Usted atribuye la actual situación del APRA a una conspiración política de opositores al partido. ¿Incluiría en este aspecto, a Jorge Salas Arenas, quien ha tenido militancia comunista?
E.V: No es un tema de opinión. Quiero recordar a los lectores de este medio que nuestro partido no perdió la elección por los votos del pueblo. Lo hace - y está firmado en una Resolución del Tribunal Constitucional (TC)- porque el Jurado Nacional de Elecciones restringió su participación, con el voto dirimente de Jorge Salas Arenas, apoyado, como siempre, por su incondicional Jovián Sanjinés.
Por lo tanto, el partido del pueblo ante la historia, con esas resoluciones, demuestra la manipulación del Jurado en la política peruana. Fue un tema político del TC y Salas Arenas. No perdimos en las urnas. Nos impidieron participar.
Ddlc: ¿Cree usted que el grupo opositor visceral al aprismo y al fujimorismo, los considera “idolatrías a las cuales hay que extirpar”?
E.V: No comparto un espectro con el fujimorismo, por lo que representamos en función de valores, el Estado y las instituciones.
Considero, sí, que en algún momento hemos tenido los mismos enemigos, pero diría que los que han atentado contra la democracia en los últimos años ha sido gente como Pablo Sánchez en el Ministerio Público, cierta prensa digital que funciona como asociación civil encubierta - como el Instituto de Defensa Legal (IDL) comandado por Gorritti - de políticos aventureros como César Villanueva y Daniel Salaverry- que respaldaron a un dictador como Vizcarra que cerró un Parlamento, de manera inconstitucional, como lo estableció el Tribunal Constitucional recientemente, acerca del hecho del 30 de setiembre de 2019, y que lo califica como un golpe de Estado.
Creo que estas fuerzas quieren revivir y actuar de nuevo para entronizarlo, o a alguien que esté de acuerdo con sus intereses, relacionados con las empresas brasileñas, y que incluso tuvieron a fiscales funcionales a su causa.
Por lo tanto, lo que hay en frente del APRA y los partidos democráticos es un intento de tomar los entes judiciales. Una acción frente a lo cual desde una posición neutral con otros operadores jurídicos contestará.
No reivindico ningún tipo de defensa legal ni institucional de la fiscal Patricia Benavides. El partido lucha contra estos grupos, pero lo hace desde una posición neutral.
Ddlc: ¿Qué sensación le genera la película "Vivo o muerto" sobre los últimos días de Alan García? ¿Interés, suspicacia o incredulidad?
EV: Tuve la oportunidad de ver la película, y si bien no comparto su visión, y el mensaje que desea transmitir, creo que en la medida que se encuentra en el rango de la ciencia ficción, hay que tomarla como tal. La sola insinuación de que, lo que ocurrió con el presidente García no fue una tragedia, me parece complicada, y naturalmente como demócrata, no puedo vetarla, en principio, sobre todo si está exento de los impuestos o el presupuesto público.
Por lo tanto, no me genera una sensación de ánimo de veto, pero tampoco entusiasmo.
Ddlc: ¿Cómo se desarrolla el fortalecimiento institucional del PAP a nivel nacional? ¿Han encontrado dificultades al propio interior del partido, o los obstáculos provienen más bien del sistema electoral?
E.V: Hemos recuperado la inscripción. Tenemos actualmente 73 comités, se han fortalecido los provinciales, lo cual seguramente se irá incrementando con el paso del tiempo, y vamos alistándonos para la contienda electoral.
Quiero destacar en este proceso la labor que cumplió la Secretaría Nacional de Organización, cargo de Enrique Melgar, la personería legal a cargo de José Pimentel, y el Tribunal Nacional Electoral, liderado por Pedro Panta Jacinto, quienes fueron, entre muchos compañeros, actores clave en el proceso de inscripción, a pesar del boicot, sobre todo, de algunos exdirigentes que parecían que no tenían tanto interés en que el partido vuelva a estar inscrito.
El APRA está registrado nuevamente con una corriente democratizadora, para desarrollar un Congreso Nacional, y renovar los liderazgos y las vocerías.
Ddlc: ¿Considera que, para continuar con la mejora del sistema electoral y de partidos es condición reforzar el sistema político en primer lugar? ¿Qué medidas urgentes propondría para cuando menos, mejorarlo?
E.V: Lo fundamental es modular la regulación. Creo que el sistema electoral se ha propuesto la misión de volver a los partidos políticos paraestatales, y me parece un grave error, y además una vulneración a la democracia. Pienso que los partidos deberían tener libertad y autonomía para desarrollar su vida interna, y puedan fortalecerse.
Las normas de los últimos 25 años han estado dictadas por quienes nunca crearon un partido, que no tienen idea de cómo funciona por dentro, y creo que eso ha sido un factor fundamental que ha influido mucho en la situación en que nos encontramos, a tal extremo que reformas impulsadas por “gurús” podrían generar 40 nuevos “partidos”. Algo absolutamente absurdo.
Considero que es importante reducir la regulación de los partidos políticos, y desarrollar también, evidentemente, mecanismos y estrategias para lograr concentrar en 4 o 5 grandes bloques las opciones electorales en el país, para favorecer la gobernabilidad, y desde un punto de vista interno, es necesario que un nuevo grupo conduzca, lidere y ponga la línea política en el partido. Los exdirigentes de los últimos años, excongresistas de Lima, principalmente, pueden cumplir un papel de asesoría. Creo que mal harían en intentar orientar a nuestros militantes.
Es el momento de la renovación, de una nueva corriente generacional, que plantee una agenda social de cambio, y que vuelva a ubicar al aprismo liderando las demandas, como por ejemplo de vivienda, de grandes sectores populares.