< Detras de la cortina

Carlos Prado: “A la clase gobernante parece interesarle muy poco las carencias ciudadanas”

"El presidente tiene una alta desconexión con la realidad política, social y económica del país, pero es hábil en victimizarse y acusar a los demás de no dejarlo gobernar", remarca Prado.

Para Carlos Prado Morales, periodista y educador, el panorama político es, como hace años, angustiante.

Nuestro entrevistado, quien ha sido editor de política en importantes diarios nacionales, profesor universitario e investigador, que ostenta condecoración por la Universidad de San Martín de Porres y reconocimiento por sus importantes servicios prestados al Estado peruano, va más allá y vislumbra, como probable final del actual presidente, la cárcel.

Prado, que ha publicado ensayos sobre Comunicación Social y Política, Educación y empleo, así como textos para la formación de periodistas, analiza el papel de la prensa en este problema al parecer insoluble en que se ha convertido la política peruana.  

Ddlc: ¿Cuál es el balance que puede hacer del primer año de gobierno de Castillo?

C.P. : Negativo en todos los aspectos de la vida de los peruanos, y la perspectiva es angustiante. Veamos por qué:

Castillo, líder de una facción magisterial, alcanzó la presidencia de la República con un discurso antisistema, y lo plasmó en su primer mensaje a la nación. Hasta allí miles de peruanos olvidados por un sistema político de mercado se sentían representados y esperanzados en una “vuelta de la tortilla” para alcanzar su pleno desarrollo.

Ddlc: ¿A qué causa atribuye usted esta situación?

C.P. : 365 días después, sus decisiones adoptadas lo presentan como una persona errática, que no acierta en el manejo del gobierno; ha cambiado de ministros como si fueran recursos maquiavélicos para agudizar la confrontación; por ello lo insustancial de su gestión. Adicionalmente, sus allegados están inmersos en actos de corrupción y hasta prófugos de la justicia.

En el lado político de enfrente, en el Congreso, hay predisposición a vacarlo, pero priman sus intereses particulares. Lo que se intuye es angustiante porque a la clase gobernante parece interesarle muy poco las carencias ciudadanas, y mientras Castillo está tratando de sobrevivir en el poder, los congresistas privilegian la defensa de sus negociados.

Ddlc: Al analizar el discurso presidencial - más allá de lo vacuo y evasivo con la propia responsabilidad del mandatario - uno puede relacionarlo, tranquilamente, con un discurso de centro y derecha o centro izquierda ¿Dónde quedó su propuesta rupturista y extremista, si es que fue real? Por el momento, las menciones a Evo Morales, y su presencia en nuestro medio, ya dejaron de existir.

C.P: Efectivamente, el discurso de 28 de julio desnudó la carencia ideológica de izquierda de Castillo. Nada de lo hecho en el año de gestión responde a una concepción marxista, hay una orfandad de ideas para dar mejor calidad de vida a los peruanos, pues hasta su iniciativa de una segunda reforma agraria, se quedó en la nebulosa de la especulación.

El presidente tiene una alta desconexión con la realidad política, social y económica del país, pero es hábil en victimizarse y acusar a los demás de no dejarlo gobernar.

Ddlc: ¿Por qué no se vive una movilización masiva de la población, sea en la capital o en otras ciudades del país, ante una crisis política y económica tan grave? ¿Qué explicación podría ofrecernos desde la sociología o la psicología política?

C.P.: Vivimos en un escenario de pánico moral, caracterizado por pérdida de respeto y credibilidad; la corrupción que pareciera estar en el ADN de los peruanos y el poder mediático que manipula a la opinión pública para defender sus intereses.

La sociedad peruana discurre entre comportamientos que se toman como síntomas de un desorden social general, pero a la vez hay carencia de liderazgos. La pobreza informativa que padece gran parte de Perú explica ese 20% de respaldo que tiene Castillo entre los más pobres.

Ddlc: El hecho de tener varios expresidentes y excongresistas, gobernadores y exgobernadores, alcaldes y exalcaldes encarcelados, procesados por delitos graves o con investigaciones en fiscalía, es una señal inequívoca de un sistema político en fase terminal ¿Ha fallado el régimen semi presidencial y el llamado Estado unitario, con su proceso de descentralización inacabado y, mayormente, ineficiente?

C.P. : Es cierto que la violencia terrorista que padecimos en décadas pasadas ha contribuido a deshumanizarnos, pero Perú es desde su nacimiento una república informal, con serios desequilibrios en la redistribución de la riqueza; en lo cultural somos lo opuesto a una sociedad integrada, donde se respete el pluralismo cultural; en lo político somos un laboratorio permanente de decisiones antojadizas.

Cuando se pensó en la descentralización del país como solución para integrar pueblos y potencialidades, no imaginaron la astucia política de cambiar el nombre de departamentos por regiones y dar por resuelto el tema. El facilismo como estrategia de decisión política y el populismo como arte de gobernar. Por eso seguimos siendo un país por construir. 

Ddlc: Castillo ha pasado 2 vacancias fallidas. ¿A qué las atribuye usted, y cómo observa el comportamiento del Congreso, especialmente con la nueva presidencia de Lady Camones?

C.P. : El Congreso es el mejor ejemplo de la cultura de la pobreza que agobia a la sociedad peruana. Como el mercado condicionó el triunfo electoral de los parlamentarios, una vez instalados en sus curules, la preocupación es cómo recuperar la inversión. Servir al pueblo es el pretexto, lo real es atender asuntos personales, como evadir la justicia o hacer pingües negocios.

La actual presidenta del Congreso debería hacer una seria reflexión para sacar al Congreso del desprestigio que lo agobia, expulsando a los violadores, traficantes y otros de similar calaña; resolver los asuntos urgentes que demanda el pueblo, y no gastar energías en hallar vericuetos legales para vacar a Castillo. Cada día que pasa en el poder y la mano de la justicia son los peores enemigos de Castillo.   

Ddlc: La prensa ha estado muy activa en su crítica contra el mandatario, aún aquella que lo apoyó decididamente en la campaña. ¿Cómo puede calificar su actuación, y cuál es su opinión al respecto?

C.P. : El ejercicio del periodismo en el país siempre ha permitido descubrir casos de abusos de poder; hay notables casos del buen periodismo de investigación, pero en los últimos años se aprecia una pérdida de profesionalismo.

Abundan reporteros que primero opinan y después informan; que esgrimen su micrófono como arma para atemorizar al entrevistado; entrevistadores en televisión que practican lo que en derecho se llama “juicio paralelo”, sentencian antes de hablar con el implicado en una denuncia; pareciera que no existe el principio de la “presunción de inocencia”, menos los delitos de violación de intimidad, difamación o calumnia. Insultan en nombre de la libertad de expresión y la democracia.

Los más preclaros maestros del periodismo distinguían la información de la opinión, estimulaban la práctica de la objetividad y el respeto a las fuentes. Lamentablemente de ello cada día se ven menos ejemplos.    

Ddlc: ¿Las acusaciones contra Castillo y su gobierno, son en su opinión, desde un punto de vista político y/o judicial suficientes para vacarlo?

C.P. : Los días de Castillo en la presidencia de la República están contados, sus desaciertos políticos y su mañosería para volverse rico abruptamente, aprovechando el poder político lo ahogan. Cada día se crea un nuevo lío con la justicia y su destino parece ser el triste final de los últimos presidentes peruanos: la cárcel.

Ddlc: El presidente señaló, en su discurso, que habían tenido “algunos errores” en las designaciones. ¿Cómo califica esa aseveración?

C.P. : Admitir algunos errores en las designaciones de sus ministros, sin un mea culpa real de su inutilidad para diseñar y aplicar políticas concretas de gobierno es fatal para Castillo. Hasta ahora puede victimizarse y presentar su caso como obsesión de sus adversarios políticos que se resisten a admitir su derrota, pero los hechos que la Fiscalía está poniendo en evidencia son de obstrucción a la justicia, y por esta causa debiera ser vacado.

Sin embargo, ocurre que el Parlamento parece ser incapaz de ejercer un efectivo control político. Por eso ante los ojos de la opinión pública la solución pasa por que se vayan todos. Ojalá podamos aprender de esta experiencia.