< Detras de la cortina

La apuesta por la interculturalidad en nuestro Perú

Con cierta frecuencia escucho y leo sobre la concepción y planteamiento de la multiculturalidad, como la mejor alternativa o expresión de entendimiento entre culturas tanto en Lima y en el país.

A partir de este referente poco grato, por lo menos para mí, pensé en compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el significado de la multiculturalidad, la pluriculturalidad y la interculturalidad. Considero que el entendimiento de estos términos no deben ser considerados como meras preocupaciones académicas sino que deben movilizarnos a repensar y actuar bajo una determinada orientación para forjar una sociedad cada vez más democrática y realmente inclusiva, es decir para todos. Que no deje a nadie fuera y que finalmente ello pueda traducirse en nuestra marca Perú y en la construcción de una nación, de cara a nuestro bicentenario. 

Pero antes de continuar con este tema, hago un alto para entender mejor el escenario actual de nuestro país. 

Hace 24 años, el Perú se debatía en la peor crisis social, política y económica, quizás solo comparable a la que vivió luego de la Guerra con Chile en el siglo XIX. Miles de peruanos se fueron del país buscando mejores días, miles de peruanos habían muerto en manos del terrorismo genocida que ya tocaba las puertas de Lima. Por más de una década, todo el país estuvo cercado por la vil amenaza de quienes en nombre de los más pobres, estuvieron a punto de fragmentar este país nuestro. 

En aquellos aciagos días, la gran pregunta de Zavalita - singular personaje en el libro “Conversación en la Catedral” de MVLL- cobraba más importancia. ¿Cuándo se había jodido el Perú? Actualmente no solo el Perú resucitó de sus escombros sino que muchos viven mejor a pesar que un significativo 30 % aún espera que el desarrollo los incluya en un “Perú Moderno” realmente incluyente y equitativo. 

Sin embargo a pesar de este gran despegue, la vida de los peruanos siguen teniendo diferente valor, una muestra concreta de ello, es la indiferencia, la inercia y brutal olvido del actual gobierno, así como de la población en general con nuestros compatriotas de las alturas del sur – Puno, Cusco, Ayacucho, Apurímac - lugares donde siguen muriendo inocentes niños por un simple resfrío, por la inacción e indolencia de un estado que sigue viendo el Perú desde Lima. Me pregunto, ¿si este nuevo gobierno, será asertivo y tendrá una mirada más prospectiva y humana? Esperemos que sí. 

Volviendo al principio de este compartir, nadie duda, y siempre lo hemos aprendido a lo largo de nuestra escolaridad y por nuestras vivencias en diferentes escenarios de nuestro Perú, que tenemos una diversidad geográfica, climatológica, por ende una mega diversidad de plantas y animales, que causan admiración de propios y extraños. Asimismo poseemos una gran diversidad cultural producto de una larga historia económica, social y política muy atravesada y compleja. Por ende las Políticas de Estado deben tener en cuenta la realidad de cada región. 

Tenemos en el Perú, como refieren muchos estudiosos, una diversidad étnica, de lenguas, de tradiciones, y otros signos que nos diferencian. Por supuesto también una diversidad gastronómica motivo de orgullo, no así de las otras manifestaciones culturales que siguen ocasionando conflictos, y actitudes de discriminación entre unos y otros. Es obvio que en este contexto, muchos peruanas y peruanos tienen aún distinto valor y acceso a los servicios básicos, que le permitan una vida con dignidad y respeto. 

Estas carencias básicas entre otras razones impulsaron los movimientos migratorios, en busca de mejores condiciones de vida, motivando a grandes grupos, desde poblacionales mayormente pobres a dejar sus espacios de origen y salir hacia las grandes ciudades, siendo Lima, nuestra ciudad capital, la que cuenta con más migrantes. 

Estos procesos migratorios evidencian de forma creciente manifestaciones culturales de la diversidad de peruanos que circulan por ejemplo en esta mega ciudad de Lima. Podemos evidenciar procesos multiculturales, entendiendo la multiculturalidad, como la presencia de distintos grupos sociales culturales en un espacio geográfico que puede ser local, regional o nacional, sin articularse, sin dialogar e incluso viéndose como opuestos o imponiéndose una cultura sobre la otra, en este caso la occidental. Los casos de discriminación no dejan de estar presentes. 

También es posible referir la existencia de una pluriculturalidad, que implica un reconocimiento evidente de nuestra diversidad cultural en un espacio que puede ser local o nacional: Hay tolerancia, aproximación a otras manifestaciones culturales, pero no una interacción en términos equitativos, consecuentemente hay expresiones de segregación frente a los que se supone diferente. 

Consideramos que en esta mega ciudad y en muchas otros espacios urbanos del país, transitamos entre estos procesos de una manera conflictiva, vamos camino a tolerarnos más en algunas expresiones como la música y otras expresiones artísticas, más no así, por ejemplo, en nuestras diferencias étnicas. Diferencias que no suman, sino restan y siguen creando conflictos. 

Definitivamente, somos conscientes que no hay culturas puras, menos aún en contextos tan diversos como el Perú. También es cierto que a todos nos interesa caminar hacia el desarrollo integral y sostenido de nuestro país, por lo tanto nos debe interesar la apuesta por un proceso enriquecedor como es la interculturalidad, que parte de reconocer nuestra multiculturalidad, pero que pretende la convivencia y la interacción, el diálogo, el encuentro en términos de equidad entre las diversas culturas existentes en un espacio y no solo el tolerarse. Implica aprender de los otros, reconocerlos valiosos, compartir sus expresiones, sin que ello signifique dejar los propios. Es sobre todo respetar, compartir y afrontar de manera positiva los conflictos que toda aproximación suele ocasionar. 

Lógicamente este escenario de real encuentro cultural es una gran posibilidad. Lo estamos o debemos construir, siempre que creamos en la riqueza de nuestra diversidad humana. Pienso que la educación y los medios de comunicación pueden contribuir grandemente en ello, asimismo la sociedad civil, que debe romper sus estereotipos y cercos mentales que tanto daño hacen y siguen creando heridas y desencuentros. 

Desde mi modesta mirada, pienso y deseo que todos debemos apostar y ser parte activa en la construcción de un país intercultural, donde todos los peruanos y peruanas tengamos el mismo valor, las mismas oportunidades, el mismo acceso a la desarrollo integral, así como tender puentes para recrearnos como una gran cultural que apuesta por un país incluyente, responsable, respetuoso de nuestra diversidad y al mismo tiempo sostenible en el tiempo. 

Es momento de dejar a un lado nuestro metro cuadro de poder, esos anti todo que nos minimiza, nos divide y apostar por un país grande, soberano y reconciliado.  

Con este artículo rindo especial homenaje a nuestro querido, mega diverso y milenario país - PERÚ - del cual me siento orgullosa y comprometida con su desarrollo sostenible, incluyente e intercultural.