Chinos y la revolución en Arequipa en 1930
Las calles estaban abarrotadas de cientos de personas que frenéticamente gritaban ¡Abajo Leguía! ¡Ha caído el dictador!, buscando borrar el nombre del mandatario de toda pared o monumento de la ciudad. Los establecimientos comerciales, las oficinas gubernamentales fueron víctimas de la ira de un pueblo que expresaba su libertad con destrucción a la voz de abajo al dictador.
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