< Detras de la cortina

La cocaína daña la economía

El Perú según la Oficina de Políticas antidrogas de la Casa Blanca ocupa el primer lugar en la producción de cocaína en el mundo, con 325 toneladas el 2011, Bolivia con 265 y Colombia con 195, antes este país era el primero con 700 toneladas el 2001, nos preguntamos ¿Que está pasando con la lucha contra este flagelo?

Los ingresos por exportaciones de cocaína son US$ 22,000 millones anuales. Esto ya empieza a tener impacto en nuestro  Producto Bruto Interno 2012 que sería de US$ 193 mil millones, el 11,3%, lo que implica que la industria ilegal avanza y contribuye en abaratar el tipo de cambio y nos hace perder competitividad, a parte de las acciones de lavado de dinero.

Claro, las políticas antidrogas aplicadas en estos últimos años, han fracasado, por tanto, algo se debe hacer para evitar convertirnos en un narco estado, lo que tiene relevancia en nuestra sociedad. Las cifras nos revelan que decomisamos 13 toneladas de las 325 que producimos, es decir el 4%, lo que demuestra que existen altos niveles de corrupción en algunos órganos de decisión. 

Al respecto se deben adoptar medidas coherentes diseñadas por técnicos que conozcan la realidad dentro de un Plan de Desarrollo de mediano y largo plazo para ser aplicado a las zonas productoras de hoja de coca, como en el caso de San Martín donde desde 1992 se invirtieron recursos públicos en la construcción y mantenimiento de carreteras troncales para sacar la producción al mercado, y tener hábiles a las vías de penetración para acercar a los pequeños y medianos productores, abaratando sus costos de producción, complementado con seguridad donde inclusive participó el ejército. Al mismo tiempo se invirtió en proyectos sociales: educación, salud, saneamiento  básico (alcantarillado), inclusión social  y el resultado ha sido el que se observa en el cuadro que acompaña esta nota.

Hoy San Martín es el primer productor de arroz del país, por tanto dejemos de lado diagnósticos y gastos en consultoría, porque todo está dicho. Acá se debe exceptuar de la aplicación del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) a los proyectos de los sectores sociales que se ejecuten en las zonas productoras y reforzar los equipos técnicos de los Gobiernos Regionales comprometidos. Actuemos con rapidez y no nos lamentemos. Claro, pidamos cuenta a la institución que puede haber malgastado recursos en consultorías, haciéndose pasar como creadora del “modelo San Martín”, inclusive se puede evaluar sus resultados y tal vez declararla en proceso de reestructuración.

 
 
* Economista