Fútbol, equívocos, y “rocas”
En la edición anterior, afirmamos que el discreto y desorganizado nivel de nuestro campeonato no generaba ilusión ni siquiera de ser animadores en la Copa América. Y a reglón seguido pusimos el parche: ojalá nos equivoquemos.
Pues bien. ¡Nos equivocamos¡ Perú fue más que animador. Vargas cumplió una buena actuación, Pizarro puso el empuje y la fuerza que no le vimos en otros partidos, Advíncula superó con creces el nivel del 2011, Cueva justificó su llamado, y jugadores como Carrillo y Reyna demostraron un buen nivel.
En el balance, Perú cumplió una destacada actuación, que pudo haber concluido mejor, si no hubiera sido porque Zambrano realizó una jugada más del tipo de Luis Guadalupe.
El reto es entonces, mantener este estilo, mejorar, y templar los nervios, para que no sabotee el esfuerzo colectivo que realiza este equipo de Gareca y que nos ha devuelto la sonrisa. Y también reformar el fútbol, y clasificar.
Sin embargo, el buen fútbol que demostró nuestra selección contrasta con las “rocas” que teníamos que escuchar de un narrador. Un abogado con más de 20 años de experiencia en esta actividad, que se inició con el ex periodista y ahora congresista Alberto Beingolea.
Como si no viéramos las imágenes, éste y muchos narradores se empeñan en tratar de describir lo obvio, y lo visible, apelando además a unas cuantas palabras y expresiones rimbombantes, cuando no equivocadas, y nos hizo extrañar voces como las de Humberto Martínez Morosini, Luis Angel Pinasco, o Raúl Maraví, y otros profesionales del micrófono, ya retirados.
Este personaje, pese a tener buena dicción y entonación, ha demostrado un nivel muy discreto de expresión y de vocabulario. El canal era “la televisión deportiva de la patria”, y los goles los comentaba con frases como “acéptalo, arquero, el delantero fue más que tú”.
Pero también hablaba de un equipo que se anuncia ofensivo, es decir que va al ataque, o de un cuadro que cuando fallaba en una jugada ofensiva, concluía con una muletilla: “para otra oportunidad”. En este campeonato repitió una frase que, al parecer, había olvidado, o de un jugador que cometía un foul, y ponía rostro de sorprendido, con una expresión elocuente, el narrador decía “Qué he hecho yo” parece decir?
Si un arquero atajaba una bola o neutralizaba una situación de peligro, nuestro personaje describía la jugada como la acción de un guardameta que controlaba con “responsabilidad” el balón. ¿?
Esto además, de mencionar “la administración del balón”, “descarga”, o frases y palabras por el estilo. Este caso, aunque notorio, no es el único de periodistas deportivos con un manejo deficiente del idioma. No deja de sorprender que en tantos años él no haya reparado en este aspecto, ni su entorno le haya aconsejado cambiar de estilo.
El buen nivel que demostró Perú en su juego, contrasta con el más que discreto nivel de expresión y vocabulario de muchos narradores, y nos obligó, por increíble que parezca, a ver más de un partido sin volumen.