En primer lugar, agradezco el espacio del Portal Detrás de la Cortina, a partir de la gestión de mi amigo, el economista y también seguidor de la Salsa, Germán Lench.

En 2013, la cadena CNN México informó resultados de un panel de expertos donde se indicaba los efectos a nivel cerebral de las siguientes músicas: salsa, música clásica, rock y reggaetón, informe donde se indicaba que en el caso de la Salsa, ayudaba a reducir el estrés, y producía beneficios físicos, emocionales y mentales diversos, favoreciendo que el cerebro se relaje y active, liberando dopamina y adenalina. La Salsa, en su expresión musical amplia, tenía más beneficios asociados que las otras músicas, donde sus beneficios eran unilaterales o parciales (1). Estaríamos hablando de un género musical de alta relevancia para la salud y la armonía en la vida.

Este artículo es un justo homenaje a uno de los personajes más geniales, polémicos y bizarros del rock n'roll: Evis Costello, a quien le debemos canciones maravillosas como You little Fool, Accidents will happen, Veronica, Every day  I write a book, entre otras, y quien recientemente estuvo de aniversario.

La historia recuerda a Simón Bolívar como el gran libertador de Sudamérica y el hombre que soñó con una confederación democrática de estados libres al estilo de EE.UU. Se cuidan los que han levantado esta pulida y mitificada versión de Bolívar, hoy reverenciado por cierta izquierda americana, en omitir el giro despótico que invadió al criollo en varios periodos de su vida. Aparte de su mala opinión de los indígenas, «seres incapaces de una concepción política»; o de su hostilidad hacia Perú, que veía como una amenaza a su Gran Colombia.

Desde su niñez estuvo vinculada al campo y al mundo andino en su hacienda Paullu, en Calca, donde observó el sufrimiento del indígena, deploró su postración económica y se conmovió ante su desdicha. Estas vivencias sensibilizaron su espíritu y la impulsaron a escribir en defensa del indio y a protestar con vigor por las injusticias que padecía.

Los Barrios Altos, es la cuna de las Guardias Nueva y Vieja y de los grandes bardos de nuestra Música Criolla y está muy vinculado a la espiritualidad y religión católica. Basta apreciar la cantidad de Iglesias y Conventos, así como santos que bendicen Quintas y Solares en una ermita o altar en esta parte limeña.

En esta oportunidad vamos a referirnos al Barrio de Santa Catalina, donde destaca su Monasterio, Iglesia, y en especial la devoción y Procesión a su Santo Patrón, el Milagrosísimo Señor del Santuario de Santa Catalina, un Cristo muy hermoso que data de la colonia y que presidió las Misas de nuestro Santo Padre Juan Pablo II en sus visitas al Perú.

Es la tierra del Inca que el Sol ilumina porque Dios lo manda, si lo escribió Polo y lo cantó El Zambo, amén. Y sí, también nos mandó granos de café que arribaron hacia primeros del siglo XVIII a la entonces capital del Virreinato del Perú en algún vapor, por la aventurera voluntad de colonos que deseaban beber lejos de sus tierras aquel elixir que ya se conocía en la Europa del Norte a finales del siglo XV y que peregrinos musulmanes a través de un lucrativo comercio al ser una bebida popular, introdujeron al mundo islámico en Persia, Egipto, Turquía y Norte de África, embarcándolo por la llamada ruta marítima a la Meca, desde el Puerto de Moca “Al-Mukhā” en la costa del Mar Rojo, Yemen.

En esta oportunidad vamos a referirnos a una de las Quintas emblemáticas como es la Quinta Carbone, edificada a inicios del siglo XX, sobre los antiguos terrenos de la Huerta del Chirimoyo en Barrios Altos. Fue una de las viviendas populares que la familia italiana Carbone construyó en Lima para alojar a un gran número de personas de la clase media, y es uno de los inmuebles que surgen en Lima luego de que las antiguas Murallas Virreinales que sucumbieran en el último tercio del siglo XIX.