Lima, la ciudad vertical
Caminar por la ciudad, aún en una ciudad tan bizarra como Lima, es un ejercicio tan necesario como increíble. Y es que en nuestra ciudad, se puede ver de todo: es el lugar ideal para sociólogos o antropólogos, y para todo tipo de investigadores sociales.
Pero la capital está cambiando hace muchos años, para bien o para mal. Ya no es esa capital de limeños de tercera generación. Es fundamentalmente, una ciudad de raíces provincianas, donde uno puede encontrar, por ejemplo, comida y locales regionales. Una ciudad por así decirlo, mestiza y variopinta.
Uno de los aspectos donde más está cambiando Lima es en su fisonomía. En los sectores urbanos medios como Surco, San Borja, y Miraflores, los chalets de clase media han ido desapareciendo, para dar paso a los edificios de departamentos, lo cual ha afectado la ciudad. De una manera dramática.
No existe calle o avenida, donde no haya una obra, o mejor dicho, un edificio en construcción. Cuadrillas de obreros trabajando bajo las inclemencias del clima: tarrajeando, cargando cemento, pintando (¿usarán máscaras?), todo el día y a veces hasta el ocaso. Y además se avistan los paneles publicitarios de las inmobiliarias, de las concreteras y la parafernalia propia de la actividad. Y eso, para no hablar de los accidentes que le han costado la vida a más de un obrero u operario.
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