Martín Adán, un autor original
Martín Adán publica los primeros avances de “La casa de cartón” en la revista Amauta de José Carlos Mariátegui. Esto fue posible gracias a José María Eguren, que lo invitó a las reuniones que el director de esa revista sostenía en uno de los ambientes de su vivienda de la calle Washington, conocido como el Salón Rojo.
Este texto desde su aparición concitó mucho interés. En una carta que José Diez Canseco le dirige a Luis Alberto Sánchez, refiriéndose a Martín Adán, escribe: “Hay que tener cuidado con este autor”. Llama la atención esta advertencia, porque en ese momento Diez Canseco era un narrador consolidado.
Cuesta creer que un joven de apenas veinte años, posea una sólida formación literaria, una destreza casi inigualable en el manejo del idioma, así como un pleno dominio del saber literario. Martín Adán reunìa todas esas cualidades juntas.
Esta apreciación se queda corta, si nos detenemos a considerar el potencial de innovación que tiene su opera prima como sus primeros poemas. La agudeza intelectual de Mariátegui le permitió apreciar esto, y no tuvo ningún reparo en mencionarlo.
Para Mariátegui, Adán fue un hereje, en el sentido que no se ciñó a la tradición, sino por el contrario, dio muestras de ser un innovador nato.
“La casa de cartón”, es el texto peruano que cuenta con el mayor número de reediciones. Su estudio ha motivado muchas tesis universitarias y el análisis de conocidos estudiosos de la literatura.
Sin embargo, durante muchos años, ha sido motivos de apreciaciones dispares. Algunos autores sostienen que es un poema, otros una novela y algunos que es un híbrido, es decir, una novela poemática. Todo esto ocurre porque estos estudios, tienen como punto de partida la pregunta ¿A qué género literario pertenece esta obra?
Actualmente, se la considera un texto de ruptura, que perfora la noción de género, y se halla libre de las clasificaciones clásicas.
A esto se suma que está escrita en una bella prosa, llena de expresiones novedosas, llamativas, metáforas, donde el juego, los movimientos sorpresivos, avivan el interés, causando gozo su lectura.
*Psicólogo, Universidad Mayor de San Marcos