Llegar al 2016
No se trata de llegar al 2016 como sea pero hay que llegar. Lo ideal es que, además, el Gobierno sepa cómo llegar, pero si nos guiamos por los tropiezos que se autoimpone, pareciera que hubiera decidido que los últimos 15 meses sean los más tortuosos.
Un lustro que termina siendo demasiado extenso para el humalismo (en realidad, este columnista opina que es y ha sido excesivo también para los gobiernos anteriores, con el riesgo de debilitar aún más lo poco institucional de nuestro modelo democrático, razón por la cual el mandato debería ser acortado a cuatro años con opción a una reelección inmediata) al resistirse tercamente al uso del sentido común.
Y esto último parte al no hacer consciencia de las limitaciones propias. El Gobierno arrancó su gestión con un plan cambiado al galope por razones electorales y pensó que el piloto automático en materia económica iba a ser suficiente para mantener niveles de crecimiento aceptables.
Pero erró en el diagnóstico y, por ende, en el tratamiento y medicinas a aplicar. Para mal de todos nosotros, en vez de corregir, incluso en este poco más de un año que le queda para alcanzar una transición lo más ordenada posible, se enterca en el aislamiento. En lugar de aceptar que el refrescamiento de algunas carteras especialmente confrontacionales y/o inaceptables podrían permitir a la premier Jara poner un poco de paños fríos, lograr algunos acuerdos básicos con la oposición y reencauzar la agenda en pro del país, se impone la cerrazón y el garrote.
Ahora resulta que a la lista de temas que afligen sensiblemente al Gobierno (Belaunde Lossio, López Meneses, los entuertos de Mayorga, las negligencias y ataques de Urresti, el triste papel de Cateriano, etc.) se suma una investigación que puede derivar en un caso de lavado de activos contra Nadine Heredia. Que si esta reapertura de investigación en el Ministerio Público, previo informe de la UIF, es parte de la guerra política de la facción anti Primera Dama dentro del propio régimen, vaya usted a saber.
Lo importante, señor Humala, es que si usted no asume (o no logra asumir) que un pacto político mínimo para calmar las aguas en los próximos meses es lo que el Perú está esperando, quiere decir que el supuesto amor que usted presuntamente profesa a su patria es solo de la boca para afuera. O, en todo caso, es menor que los intereses subalternos que usted prioriza.
*Abogado, periodista ATV, ATV+ y analista político
Diario *Correo”, 3/2/15
Reproducido con la autorización del autor