< Detras de la cortina

Chespirito y su humor diacrónico

Desde 1968 con “Los súpergenios de la mesa cuadrada”, un extraordinario grupo de actores encabezado por Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, dirigido por Enrique Segoviano y conformado por Carlos Villagrán, Ramón Valdez, Florinda Meza, María Antonieta de las Nieves, Rubén Aguirre, Edgar Vivar, Angelines Fernández, Horacio Gómez Bolaños y Raúl “chato” Padilla, dejó una huella indeleble en el mundo de la televisión humorística, causando risas, alegría y agradecimiento entre los millones de televidentes que sintonizaron sus sketches y también entre los que actualmente gozan con ellos.

Dicho elenco, únicamente trabajó en conjunto para la jocosa película, ícono del cine mexicano, “El Chanfle”. En ella, se puede apreciar a Ramón Valdez (Moncho Reyes) como DT del América gritando “¡Eso no fue fuera de juego, señor! ¡Ni aquí ni en la China! ¡No, señor! ¡Usted está cobrando cualquier cosa! ¡Cómprese unos lentes! ¡Digo, ¿no?!” Hasta que se entera que habían pitado a su favor. Escena que, simplemente, no tiene pierde.

Antes y después, con Gómez Bolaños siempre presente y diversas combinaciones de los actores mencionados, se realizaron distintas secciones del programa Chespirito, tales como El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado, El Doctor Chapatín, Los Caquitos, Los Chifladitos, La Chicharra, El gordo y el flaco, Ciudadano Gómez, Don Calavera y alguna otra más.

En 1995 se dejó de filmar la serie humorística. Sin embargo, el éxito de la misma no parece haber disminuido a juzgar por el alto nivel de sintonía que sigue obteniendo en muchos países y el beneficio que representa para los canales que la emiten en prácticamente todo el continente americano y partes de Europa y Asia. Cabe mencionar que, El Chavo del Ocho es, sin duda, la sección más famosa y reconocida del programa. Tan es así, que ha sido traducida a varios idiomas como el inglés, portugués, ruso, alemán, japonés, entre otros, y a partir del 2006 se presentó por Televisa en versión animada. Es tan grande la popularidad de la vecindad, que a Gómez Bolaños se le conoce más como el “Chavo”, a Villagrán como “Quico”, a Ramón Valdez como “Don Ramón”, etc.

No obstante, estos graciosos personajes, de los que pueden abstraerse valores como la solidaridad y la honradez y que nunca fueron vehículo del facilismo, del chiste rojo o de la vulgaridad, no son los únicos destacables. Con el Chapulín Colorado podemos observar a un héroe torpe, débil y tonto, que enfrenta sus desafíos aunque se muera de miedo. Lucas Tañeda, el menos trastornado de Los Chifladitos, suele tener un criterio de realidad más efectivo y con ello equilibra a su compañero Chaparrón, a quien ayuda siempre con sus “Chiripiorcas”. El “Botija”, empleado flojo de un hotel, se casó y decidió volverse honrado, después de haber sido ladrón. Cándida es la fiel fotógrafa del “reportero -comodín” Vicente Chambón y lo acompaña en sus viajes y aventuras o adónde él tenga que ir.

La creatividad de Gómez Bolaños quedó evidenciada desde que se dio a conocer como “Chespirito Chapatín”, quien luego pasó a ser el terrible “Dr. Chapatín”. Ese divertido viejo cascarrabias que nos hizo desternillar con sus ocurrencias, como cuando atendió a los boxeadores o aquella ocasión en que estuvo al borde de la histeria, porque no lo dejaban ir a ver su partido de fútbol. Posteriormente, deambuló entre los márgenes de la cultura, al presentar con su estilo característico y gran calidad versiones de “Romeo y Julieta”, la atribulada vida de Federico Chopin, “Fausto”, “Madame Butterfly”, “Mi bella dama”, entre otras. 

Sea como fuere, el impacto que ha tenido El Chavo del Ocho y los demás programas y sketches, no se debe precisamente a los valores que transmiten, sino a lo cómico e hilarante que puede resultar verlos infinidad de veces. Este es verificable en cuestiones sutiles y profundas tales como la cantidad de seguidores que tiene Roberto Gómez Bolaños en las redes sociales, la gran acogida que han tenido todas sus giras, como en la que se despidió de Sudamérica, presentando su emblemática obra teatral 11 y 12 en el 2008, e incluso en la repercusión que tuvieron sus personajes sobre el habla coloquial, al convertir en usanzas, en Hispanoamérica, palabras como “menso”, “chispotear”, “chanfle” y frases como “sin querer queriendo”, “síganme los buenos”, “no contaban con mi astucia”, “¡me da cosa!”, “tómalo por el lado amable”, “no hay de queso nomás de papa” y muchas más. 

 

*Carlos Miranda estudia Psicología en la Universidad de Lima, y es editor del blog www.divergencia-carlitox.blogspot.com