En el terreno
Producido el cambio en la Presidencia del Consejo de Ministros, a su nuevo responsable le llueven las críticas o cuestionamientos.
Se le atribuye una posición muy cercana al humalismo, o mejor dicho al “nadinismo” si cabe el término, una actitud destemplada ante unos revoltosos en una Asamblea de la OEA donde él era representante, expresiones poco felices ante el suicidio del presidente García, entre otras acciones.
Por supuesto que sería deseable que no haya sido así, que no haya tenido esas actitudes que pueden ser cuestionables o deplorables, pero es cierto también que él, el gobierno y el país estamos ante una realidad frente la cual es imperativo actuar lúcida y serenamente, y dejar nuestras pasiones de lado. Un ejercicio no común en nuestra política, donde constantemente vuelan los cuchillos.
El Dr. Adrianzén, en nuestra opinión, debe olvidarse de sus sesgos, ser dialogante pero no blandengue, firme pero no autoritario, leal pero no incondicional. Es la única forma como podrá lidiar con grupos externos e internos que desean el fracaso no del gobierno, sino del país.
Sobre el Dr. Alberto Otárola, consideramos que puede exhibir ante la historia haber sobrevivido, junto a la presidente Boluarte, a una cuasi revolución violentista, ejecutada no por “palomillas de ventana”, sino en su mayoría por extremistas y vándalos, lo que no significa, por cierto, que no se castiguen crímenes o abusos de parte de las fuerzas del orden.
Este hecho tampoco significa relativizar las acusaciones al ex PCM por supuestas conductas antiéticas o ilegales, algo que nuestra malhadada justicia, en una crisis sempiterna, tendría que determinar. Y es obvio que tendrá que hacer gala de sus conocimientos en derecho y sus redes para defenderse, y a nivel político también.
Sin embargo, llama la atención, por otro lado, que sectores furiosamente “procastillistas” sean ahora “antiboluartistas”, lo que implica, más o menos, que se despotrique de la “mandataria” Patricia Juárez, luego de haber votado por una “vacada” presidente Keiko Fujimori.
Mientras tanto, la suerte de al menos parte de la Junta Nacional de Justicia parece estar echada, sin que eso implique, necesariamente, una mejora cualitativa en su funcionamiento.
Todo esto ocurre cuando dos expresidentes, uno recién liberado, y otro próximo probablemente a la iniciación de un proceso judicial, hablan y aparecen en medios y redes sociales más de la cuenta.
Adrianzén ha hablado de reforzamiento de las políticas de seguridad y reactivación económica, cuando lo correcto es afirmar que se buscará replantear y aplicar políticas efectivas en ambos cruciales aspectos a fin de llegar al 2026, porque es evidente que las políticas públicas actuales no han funcionado.
Al presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, repetimos, hay que verlo en el terreno. No hay otra opción. Y si no funciona, la Sra. Boluarte debería cambiarlo por alguien mejor. Desgraciadamente, al parecer, todavía no entiende el arte de la política.