Detras de la cortina

Las heridas del Apra

Al margen del desmarque presidencial y de otras reacciones oficiales con respecto a la irregular indemnización de Fernando Barrios es evidente que la reciente y valiosa denuncia de Perú.21 contra el ex presidente de Essalud golpea con dureza al viejo partido de Alfonso Ugarte: aparece manchado, ensombrecido con el tema de la corrupción. Triste situación para una organización con tanta historia y que le salió al frente a la amenaza chavista en el 2006. El Apra es lo que más se parece en el Perú a la idea de un partido y, no obstante, se enfanga en los mismos problemas del primer gobierno aprista.

El Partido Aprista pierde brillo y la figura de Alejandro Toledo se agranda por el contraste. El cholo sano y sagrado repite constantemente que, a su pasado régimen, se le puede criticar de muchas cosas, pero no de los niveles de corrupción actuales. Más allá de las justezas de semejantes aseveraciones, las comparaciones pegan en la gente, se incorporan al sentido común y podrían terminar afectando a Luis Castañeda y a Keiko Fujimori porque la polarización entre “decencia y corrupción” podría ensancharse.
El histrionismo y los esfuerzos de Mercedes Aráoz durante el lanzamiento de su candidatura en Alfonso Ugarte nos revelan que hubo demasiado entusiasmo con su postulación. En realidad, a Aráoz se le vio como una nítida ex ministra de Economía empujada a la pretensión presidencial, pero demasiado lejos de las ligas mayores. A lo mejor nos equivocamos. Finalmente, como comentaristas de política estamos condenados a no comprender los resortes irracionales que conectan a un político con las mayorías.

Sin embargo, nos atreveríamos a decir que el partido de Alfonso Ugarte entra cojo a los comicios por las sombras de la corrupción y por una candidatura que desata muchas dudas y preguntas. Pero como ya sabemos, el Apra es el Apra y es bien difícil que muera. Los muchachos de Alfonso Ugarte representan una de las mejores maquinarias de demolición de América Latina y tratarán de derribar del caballo a Toledo.
Si el plan de aniquilamiento avanza, el Apra podría recuperar algunos puntos y empatarse con la gracia que suele presentarse con los gobiernos salientes: la gente celebra lo bueno y se olvida de lo malo. En todo caso, el viejo partido de Haya de la Torre expresa algo de ese agotamiento que se percibía luego del fin del primer gobierno aprista: pocos creían en las posibilidades electorales de la estrella y, sin embargo, consiguió cerca de un 20% de los votos.

Pero existía una diferencia capital: el candidato era aprista. Veremos dijo un ciego.
*Periodista y Analista político. Perú 21, 02/12/10.
Reproducido con la autorización del autor.