Detras de la cortina

Pidiendo tiempo

En medio de una desaceleración económica que, ha obligado a todos los economistas e instituciones bancarias y financieras a recalcular su pronóstico de crecimiento para este año, el humalismo no tuvo mejor - o peor - idea que convocar a un diálogo. Conversaciones que hasta ahora solo tienen carácter protocolar, entre líderes que no representan a nadie, y excluyen a otros, gremios, empresarios y otros grupos.

Lo peor de todo es que el gobierno convoca a un diálogo sin agenda, ni programa, y luego de atacar sistemáticamente a la oposición, especialmente apristas y fujimoristas. Es como si atacándolos creyera, ingenuamente, que van a desaparecer. Si eso no funciona, se dedica a escarbar en el pasado, olvidándose del presente y del futuro. Practica la extirpación de lo que considera idolatrías.

Nosotros creemos que este diálogo nunca se debió realizar, en tanto y en cuanto el gobierno no cambie su actitud agresiva hacia la oposición. Esta tertulia demuestra también que el régimen no tiene muchas ideas para abordar los temas que ha sugerido, de una manera vaga, por cierto. En todo caso, es el parlamento la instancia donde se discuta y se acuerda. Pero estamos hablando de un mundo casi ideal.

Anteayer el ex ministro Carranza hablaba de una propuesta fruto de la CADE del 2010, y que el gobierno, que se sepa, no estudió. Estamos frente a un gobierno no solo falto de ideas, sino también poco dispuesto a escuchar. La historia y la soberbia empiezan con ellos. Todo lo que se hizo en el pasado es malo, o tiene sombra de corrupción. Y por mencionar a la corrupción del pasado se garrocha olímpicamente a la de hoy. Al hermano del presidente lo condenan a 3 años de prisión no efectiva, y al ex vicepresidente, autoridad política, no le pasa absolutamente nada. ¿Qué fue del caso Alexis Humala?

En vez de promover diálogos que por lo general resultan estériles, el régimen, especialmente en la persona del presidente y/o el premier, debería cambiar de actitud, o conseguir operadores menos confrontacionales y más asertivos.

Esta dureza que el gobierno emplea contra la oposición contrasta, sin embargo, con la debilidad con la que actúa frente, no a los conflictos sociales, sino a la violencia social que toma las carreteras, que secuestra el país permanentemente, aunque en esto tiene la invalorable “colaboración” de otros estamentos. No conocemos un solo caso de alguien sentenciado por estos hechos. Se ha perdido el sentido de autoridad, y sin embargo, se aplica un estilo autoritario.

Ni siquiera una acción positiva como la impecable operación que terminó con el abatimiento de dos sanguinarios terroristas es manejada con inteligencia por el gobierno. Porque a su agresividad, hay que sumarle su falta de tino a la hora de comunicar. Por eso es que las reformas de SERVIR y del sector salud, aunque sean positivas, difícilmente se concreten.

Si quiere un diálogo eficaz y respetuoso, y de veras escuchar alternativas, el humalismo debería cambiar de actitud, y reemplazar los ataques por los puentes. Pero no nos hagamos muchas ilusiones. El problema es que faltan 3 años, y de seguir todo así, entre la inercia y la convulsión, terminaremos, como en el básquet, o como en el vóley, tan de moda, pidiendo tiempo.