Detras de la cortina

Desvío a la izquierda

Si la derecha peruana no ha sido capaz de formular una propuesta única y atractiva para el país, con movimientos y candidatos muy parecidos, la izquierda padece de desubicación crónica y casi patológica. Lo que ha ocurrido recientemente en el seno del gobierno no es nuevo.

Durante el gobierno velasquista, buena parte la izquierda aportó cuadros a la dictadura, y algunos dirigentes de base, pero también antropólogos, sociólogos, y abogados que buscaron darle sustrato a su farragosa ideología, que es - según propia confesión del autócrata venezolano - el ingrediente no tan secreto del chavismo. Con esta actitud mostraría también su poco respeto por las libertades pólíticas y económicas. Porque no ataca a dictaduras de izquierda. Ostenta pues, una ambiguedad notoria.

Posteriormente, en los años 80, trató de amalgamar un movimiento, de moderados a radicales, de comunistas a socialistas cristianos, pero la crisis política y económica pulverizó las buenas intenciones de su respetable líder, Alfonso Barrantes.

En el año 90 fue uno de los factores que le otorgó el triunfo al ex presidente Fujimori, quien - al igual que el actual presidente -la dejó de lado, para consolidarse, primero por las buenas, y después por las malas.

En la última campaña, el humalismo germinal de izquierda realizó una suerte de alianza bizarra con sectores de la derecha política e intelectual que le dio la victoria al candidato Ollanta Humala, pese a las razonables dudas que despertaba en ese momento.

Buena parte de la izquierda peruana ha sido una vez más desembarcada del poder, y excluida de la gestión pública por sus propios aliados electorales, y en ese contexto, resulta divertido que ciertos congresistas aún oficialistas hablen de caudillismo, desorganización y cosas por el estilo como si fuera algo nuevo, cuando es bien sabido que esas son sus características.

Nuestra izquierda ha sido pues incapaz de elaborar un proyecto moderno, representativo, que busque aprovechar más el mercado en beneficio del 30% de pobres que existen en el país, de enarbolar tal vez algunas banderas como la promoción de la pequeña empresa, la titulación, una revolución educativa basada en la competencia, el comercio y la innovación. Lo suyo es criticar únicamente autoritarismos de derecha.

Este sector vive pues en la China maoísta y en la Cuba de los 60, desconociendo los nuevos vientos que corren por esos lares, por supuesto, más en el gigante asiático que en la bella y empobrecida isla caribeña.

Los exitosos gobiernos de izquierda en Brasil (aún con sus escándalos de corrupción), Chile, Uruguay, y el esfuerzo de Marcelo Ebrard en México no cuentan. La renovación dirigencial e ideológica es inexistente, como nos menciona nuestro entrevistado, el analista político Juan Carlos Valdivia.

Para desarrollar una izquierda moderna, responsable y eficaz, es necesario que manifieste un propósito real de cambio y también ayudaría mucho una reforma del sistema político, para que no sea un desvío. De la derecha hablaremos en otra edición.