Falta coherencia económica
El equipo económico del ministerio de Economía viene adoptando acciones para corregir el déficit fiscal proyectado en -2.5% del PBI según las proyecciones económicas 2022-2025 del MEF. Falta un derrotero claro del Gobierno. Tenemos una política de cajeros y de baja inflación sin proponer que hacer para el mediano y largo plazo. Carecemos de planificación estratégica, prevención y visión de futuro.
Con la política económica debemos obtener un crecimiento económico del 4.5%, y es importante aplicar políticas que ayuden a preservar el equilibrio externo de la economía en el largo plazo.
Nuestra balanza de pagos es el reflejo de nuestra canasta exportadora poco diversificada. Hace falta políticas para impulsar nuevos motores de crecimiento y reduzcan nuestra exposición a los factores externos. Se necesita transformar nuestras exportaciones incorporando conocimiento, así como incentivar el sector manufacturero (sector transable que multiplica empleo e ingresos), y de servicios, a través de un tipo de cambio real y la combinación de políticas comercial e industrial. Esto supone mejorar la competitividad y productividad, lo que no se logra con los instrumentos ejecutados por el gobierno en sus políticas y planes.
Se olvida que la consolidación fiscal debe ser por un control riguroso del gasto, una recaudación de impuestos y aumento de los tributos a los oligopolios, aumento de ingresos fiscales por cobro de impuestos a los que evaden y pagan poco para aumentar recaudación, más que por la reducción del gasto público. La política fiscal restrictiva debilita el crecimiento. No pensemos solo en la Caja Fiscal, promovamos la inversión privada y aumento de la inversión pública.
Hay que cambiar las reglas del sistema financiero para promover una participación activa de COFIDE en lo referente a la pequeña y mediana empresa, reactivando la Banca de desarrollo y su participación en el mercado, para dar créditos preferentes y orientarlos a la producción.
Nuestra economía está estancada con una expectativa de crecimiento baja y los salarios no aumentan lo que se puede prolongar por un tiempo. Las expectativas negativas generadas por la crisis política y los niveles de corrupción hacen temer a los agentes económicos de invertir.
El estancamiento es un periodo de tiempo prolongado en el que se presenta poco (o ningún) crecimiento económico. Una tasa de crecimiento económico anual de entre 2% y 3% se considera como estancamiento, y se caracteriza por alto desempleo y empleo de medio tiempo involuntario.
Para nuestra economía el Fondo Monetario Internacional proyectó un crecimiento de 3.9%, el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (Iedep) de la Cámara de comercio de Lima 3.1%, Credicorp Capital Research 2.5%, Banco Central de Reserva (BCR) 3.4% reduciendo su anterior previsión de 4%, CEPAL 2.5%, y el Banco Mundial 3.4%. Pero la verdad necesitamos crecer 4.5% en el PBI.
El equipo económico no ha dado a conocer la estrategia para recuperar el dinamismo de la inversión privada. Los recursos minerales, abundantes, son de importancia estratégica para la política fiscal con la captación de los ingresos fiscales.
Hay que reformar la SUNAT para acabar con su ineficaz manera de recaudar y su ineficiente personal, fortalecer la Unidad de Inteligencia Financiera, y eliminar los gastos improductivos del presupuesto de la República.
El ministro de Economía, Óscar Graham, debe entender que para reducir el déficit público se debe atacar la causa del problema, que es una baja recaudación tributaria o un alto nivel del gasto público de mala calidad e improductivo (crecimiento irracional de la planilla estatal).
Para recuperar el crecimiento económico se requiere de la participación del Estado en la economía, diferente a la que ha mantenido hasta ahora. Asimismo, modificar nuestra inserción en la economía mundial, ya que la dinámica económica y los objetivos de empleo y bienestar social no pueden ser dejados a las libres fuerzas del mercado de una economía abierta, debido a que ello ha sido la causa de nuestros problemas.
El libre mercado abierto y la política anti-inflacionaria no generan condiciones rentables a la inversión productiva. En el contexto de la liberalización financiera, las fuerzas libres del mercado buscan las ganancias financieras de corto plazo, y no se encaminan a configurar condiciones de crecimiento sostenido. Papadimitriou y Wray afirman que "la mejor economía no es aquella que está abandonada a la mano invisible del mercado no restringido. Nuestra seguridad nacional e individual no debe ser dejada a la suerte de la búsqueda privada de la máxima ganancia".
La contracción económica es por la liberalización financiera y la política económica que le acompaña, por lo que el Estado tiene que intervenir y regular la actividad económica para garantizar condiciones monetarias, crediticias, fiscales y comerciales para el crecimiento sostenido; asegurar una asignación de recursos a favor de la esfera productiva, así como disminuir las presiones sobre el sector externo y regular su comportamiento, para evitar prácticas especulativas que degeneren la actividad económica.
El pueblo quiere saber cuál es la política económica que permita planificar las inversiones públicas y empresariales pequeñas y medianas para el mediano y largo plazo, para generar empleo productivo satisfactoriamente remunerado, y como se disminuirá la informalidad.
Si los inquilinos del MEF no pueden reactivar la economía logrando crecimientos mayores al 4.5% anual en el PBI, el gobierno debe efectuar cambios, sin culpar al Congreso de la República.