¿El cerco del Castillo?
Luego de ser inducido a la renuncia a la “militancia” de Perú Libre, el gobierno y el presidente Castillo, quedan en una situación más que precaria.
Por un lado, se encuentra libre para reformar el gabinete, y mejorar algo su imagen manchada por los problemas comunes de ineficiencia y corrupción. Por otro lado, el grupo de Vladimir Cerrón puede unirse a la oposición, aún a la más reacia, y generar inestabilidad. Sin embargo, cabe recordar que, si se le ocurriera insistir en la aplicación del Ideario o en la convocatoria de una Asamblea Constituyente, no tiene operadores ni ningún respaldo significativo para ejecutar esas ideas. Más bien, la oposición podría, por simple aritmética vacarlo, luego de parecer que le perdona la vida (que curiosamente no perdona a los ministros).
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