En el espejo de Brasil
Las recientes y multitudinarias manifestaciones en Brasil, una de las economías más grandes del mundo, integrantes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), deberían obligarnos a hacer a una profunda reflexión.
Durante muchos años, diferentes voces nos han venido hablando del célebre modelo brasilero, instaurado desde la llegada de Luis Ignacio Lula da Silva al poder. Sin embargo, habiendo pasado más de 10 años, resulta evidente que los brasileños no están conformes con lo que tienen.
Lo que empezó por un reclamo sobre la tarifa del transporte de pronto se transformó en una serie de protestas incontrolables, encabezadas o cuando no integradas por una clase media que exige mejoras, principalmente de los servicios estatales.
Es importante recordar, que, en Brasil, se estima que 40 millones de personas han salido de la pobreza en la última década, y el gobierno recibe en impuestos 400 mil millones de dólares al año, 35% del producto bruto interno.
A los manifestantes poco les importó que las protestas se desarrollaran en medio de la “Copa Confederaciones”, torneo amistoso de fútbol internacional, porque como se sabe, en ese país el vóley es deporte número uno. Y el fútbol es religión.
Según John Paul Rathbone, en un despacho del Financial times que reproduce “El Comercio”, es discutible hasta qué punto la mejora se debe a políticas públicas positivas o a los precios de materias primas, impulsado por China e India.