¿Son los artefactos digitales la cocaína moderna que infecta la vida de nuestros hijos, literalmente?
Emilia le regaló a su pequeño Henry una Tablet cuando entró al primer grado. Ella, como muchas de las madres de nueva generación, consideró este como un rito del camino (de la vida) dando a sus hijos una oportunidad de estar adelante en el mundo digital. APPLE y SAMSUNG han estado haciendo importantes demostraciones de los beneficios de los aparatos tecnológicos, por un buen tiempo.
“Algo mágico sucede cuando Ud. lleva productos APPLE al salón de clases. Ud. puede crear oportunidades únicas para el aprendizaje personal en cualquier nivel. Las lecciones se hacen más accesibles, a través del poder que se consigue cuando se toca, mueve o suena. Los deberes pueden ser esquematizados, encuadrados, codificados o ejecutados. Y el trabajo que sus estudiantes necesitan hacer, llegar a ser el que ellos tienen el gusto de hacer (Ver hyyp://www.apple.com/education).
Repetidamente nos han contado que estos pequeños aparatos son buenos para aprender. Nosotros vemos a los niños jugando con ellos, todo el tiempo, en temas de educación y otros. Y luego, por supuesto, allí está también MICROSOFT. Algunos expertos en tecnologías de la educación como el LEGO tecnológico, tanto como existe la versión tecnológica del MONOPOLIO.
Cuando eran niños, los padres usaron estos pequeños bloques al igual que los niños, y por lo tanto generalmente están prestos a permitir que sus hijos entren al mundo de MICROSOFT. Pocos son los que realmente se dan cuenta de que hay una gran epidemia de niños que están malgastando sus vidas, para decirlo así, metafóricamente.
Parece que Henry lo estaba haciendo muy bien al comienzo, siendo todo lo creativo que pueda con su Tablet. Emilia pensó que había tomado una correcta decisión. Sin embargo, ella lo comparaba con su propia infancia, cuando dispara a dinosaurios, con pistolas, bazokas, no era parte de lo que encendía un espíritu creativo (¿alguna vez vio el programa para niños Cazador de Dino?) Ella observó cómo su hijo saltaba de excitación, veía que la bala llegaba al primer dinosaurio, y mataba al segundo, que estaba atrás, atravesándolo. Mil puntos dorados por la hazaña. ¡Henry gana un grado (ascendente) a favor, para un misil!
Matar animales y buscar minerales, para ascender al siguiente nivel, era la tarea.
La escuela, aún más, tenía su propio club MICROSOFT. Emilia pensó que así irían las cosas ahora. Pero comenzó a observar cambios en su pequeño hijo, al involucrarse éste más y más en su Tablet, perdiendo interés en lo que Henry creía tareas más mundanas, como jugar a la pelota o leere un libro. Se rebelaba cuando le pedían que haga su cama u otras cosas “aburridas”. Algo que nunca antes se había negado a hacer.
Henry le contó a su mamá que, en sus sueños veía bloques de MICROSOFT. Ella pensó que su hijo tenía una imaginación muy activa, igual que tantos niños expuestos a todas las cosas que la vida tiene para ofrecer.
Con el tiempo las rabietas de Henry se agudizaron, pero ella consideró que eran consecuencia de su crecimiento de niño, expuesto a muchas circunstancias. Se rendiría cuando a Henry le aparecieron erupciones.
Una noche fue a su cuarto, a medianoche, a ver cómo estaba y lo encontró mitrando a la distancia, con los ojos rojos, pasmado, mientras que la Tablet se encontraban a su lado, encendida y deslumbrante. La aparente hipnosis en la que parecía estar era solo un estado de anodadamiento. Pronto se dio cuenta que era el resultado del brillo de la pantalla y su poder para hipnotizar a los niños.
Vale la pena hacer notar que la mayoría de los padres expertos en tecnología en sus casas tienen poquísimos aparatos tecnológicos, especialmente cuando hay niños. Steve Jobs era uno de ellos. ¿No me creen? Entonces lean este artículo en el NYT, titulado: “Steve Jobs era un padre que mostraba poco interés por la tecnología en casa”.
Cuando le preguntaron si su hogar era un paraíso de nerds, dijo: No, ni por asomo.
De hecho, muchos de sus colegas y amigos que son líderes en empresas tecnológicas capitalistas, ingenieros y promotores tecnológicos envían a sus hijos a las escuelas WALDORF, que son conocidas por tener ninguna o poca tecnología. También descubrí que Jeff Bezos, Jimmy Wales (Wikipedia), y ambos, Larry Page y Serguei Brin asistieron a las Escuelas Monteson, que utilizan poco o nada de tecnología.
Los niños tienden a aburrirse de estos artefactos, alejados y apáticos de su entorno aunque, al inicio, temporalmente, pero la condición empeora con el tiempo, según los artefactos se convierten en la manera o forma principal de contacto entre ellos, limitando sus posibilidades de interacción física. He sido testigo de niños, de miembros de la familia y colegas que, me han visitado en Nueva York, altamente apáticos en el mismo Manhattan (mientras que los paseaba por la ciudad, en auto), sólo porque tenían la cabeza hundida sobre sus tablets. Esto es extremadamente común por estos días. Los niños parecen desear el constante estímulo que estos artefactos les ofrecen. Es como si sus cerebros estuvieran prendidos o apagados, según sea el caso.
Conocidos expertos como el Dr. Peter Whybrow, cirujano jefe en la UCLA, Hospital Neurosiquiátrico, Presidente ejecutivo del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento y director del Instituto para la Neurociencia y Comportamiento Humano de la UCLA, han estudiado esta fenomenología usando imágenes cerebrales y concluyen que las Tablets, smartphones (teléfonos inteligentes) y consolas de juego de videos realmente no son nada diferentes a las drogas como la cocaína, pues afectan el córtex frontal del cerebro, por mucho, en la misma manera que la heroína o cocaína lo hacen. De hecho, el Dr. Whybrow califica estos aparatos como “cocaína electrónica”.
Los investigadores también manifiestan que estos dispositivos con uso prolongado son tan adictivos que superan los niveles de la dopamina en el cerebro, al mismo grado que un adicto a las drogas puede experimentar aun cuando su consumo es alto. Los investigadores chinos los llaman ”heroína digital”. El Dr. Andrew Doen, jefe del Departamento de Salud Mental, adicciones e Investigación de resistencia de la Marina de EE.UU., los llama “digital Pharmaken”.
¿Así podemos deducir de todo esto que los cerebros de nuestros niños, con el transcurso del tiempo, comienzan a parecerse al cerebro de un adicto a las drogas? No lo sé. Lo que sí sé es que he sido testigo de varios casos en los que los niños han fungido o llegado a una actitud frenética cuando un padre interfiere o apaga el aparato. Aún más: melancolía, angustia y belicosidad son palabras comunes en el vocabulario de los adictos sicológicos a la pantalla.
Lo que lucho por entender es, si estos artefactos son realmente comparados con drogas duras como la cocaína o heroína, por que el programa de nuestro gobierno “Guerra a las drogas” no regula el mercadeo de estos aparatos para los niños y adolescentes en el nombre de la educación? No estoy haciendo una declaración, soy sólo un ciudadano que hace preguntas basado en imágenes e investigaciones que han sido presentados por algunos de los expertos más auténticos en la materia.
La Academia Americana de Pediatría estima un promedio de 8 horas al día que emplean los niños del tercer al quinto grado en mirar la pantalla digital, y de once horas/día los adolescentes. Eso es una locura. Aquí es cuando un padre puede hacer uso de un plan de tiempos para su familia. La Dra. Kimberly Young es una psicóloga y experta, a nivel mundial, en el desorden de adicción a Internet y de comportamiento “en línea”. Ella fundó el “Centro para Adicción de Internet” y tiene un grado (PHD) en Sicología Clínica. De acuerdo con la Dra. Young, cerca de 1 a 5 adultos comprometidos con la universidad son adictos a la tecnología.
El problema que enfrentamos es que la tentación de los artefactos digitales está alrededor nuestro, en un mundo siempre sobrecargado de T.V., tablets, teléfonos inteligentes y consolas. ¿Cuál ha sido su experiencia de tener estos dispositivos cerca de sus niños, y en el entorno suyo, si me permite preguntarlo?
Aun si Ud. ha creado un sistema para controlar el uso de aparatos electrónicos en su familia. ¿Cómo se siente cuando piensa en otros padres, muchos de los cuales son probablemente sus amigos, dando ingenuamente teléfonos a sus hijos, por ejemplo, en un restaurante donde podría estar? Poniendo, de este modo, indeseada presión sobre sus niños que, probablemente quieren estar con otros chicos.
Si piensa que tales productos son como droga (no estoy reclamando, sólo especulo basado en una investigación) creería que sus hijos están rodeados de otros niños que llevan “cocaína electrónica” ¿Cómo puede prevenirlo, a fin de que esto no empeore?
*Vocero principal de Linkedin
*Publicado el 22 de abril en LInkedin