Pequeñas empresas, clases medias y desarrollo
El Perú es un país de emprendedores. Todos los peruanos de alguna manera lo somos. Quienes nos aventuramos en un proyecto con más ilusiones que ideas claras, y quienes lo hacen con criterios específicos.
Ante la carencia de empleos formales, la micro y pequeña empresa se han convertido en armas de subsistencia o herramientas de desarrollo. Lo que no se puede negar- sería iluso hacerlo- es que nuestro país es de pequeños empresarios, comerciantes, pero informales. Y ahí estriba el problema.
La pequeña empresa crea sinergias, desarrollo, economías de escala, y sobre todo, es un refugio para quien no ha encontrado empleo.
Según "El Mundo de la Pequeña Empresa" de nuestro entrevistado, el ex ministro Fernando Villarán, en nuestro país la micro, pequeña y mediana empresa representan el 99.5% de las empresas existentes, el 84% del empleo y el 64% del PBI (sólo las MYPE). Son 2.5 millones de pequeñas empresas que dan empleo a 7.6 millones de personas. Esta cifra no incluye el 57% de autoempleo en el ámbito urbano y 43% en el rural (referidas a la PEA). El 74% de las MYPE (micro y pequeñas empresas) son informales, aunque en la medida que crecen se va incrementando el grado de formalización (únicamente el 37% de las pequeñas son formales).
Ninguna economía del primer mundo ha crecido sin pequeña empresa. Ahí están los casos de países como Alemania, Italia, Brasil, y Japón, que - como nos recuerda Villarán - al comprar un Toyota damos trabajo a ¡47 mil pequeñas empresas!
Pero la pequeña empresa no es sólo el núcleo de la economía, es también promotor de cambios. El complejo proceso que vive nuestro país con sus cifras de crecimiento ha traído un fenómeno positivo, la emergencia de nuevas clases medias, que ya son fuertes en Lima, en distritos como Los Olivos y San Juan de Lurigancho, y en algunas ciudades del país como Chiclayo, Trujillo y Cajamarca. Muchas de estas familias han prosperado directa o indirectamente por la consolidación y el crecimiento de micro, pequeñas y medianas empresas.
Estas clases medias, así como micros y pequeños empresarios tienen poder económico pero no poseen un poder político. Es de esperar que cuando reclamen una mayor cuota de poder y puedan participar más activamente en la vida política del país, generen y lleven a cabo los cambios que el Perú requiere urgentemente. Y tal vez -como señaló alguna vez Aldo Mariátegui- la economía encarrile a la política.
Para desarrollar la pequeña empresa -que no es incompatible con una economía abierta-, es necesario que se acompañen esfuerzos estatales en este objetivo: promoción, liderazgo, capacitación, tecnología y acceso al mercado. Desgraciadamente, todas las iniciativas dirigidas hacia ello han sido insuficientes y dispersas.
Mientras que esto no se haga, la pequeña empresa no se fortalecerá, las clases medias - que dirigen los procesos de la historia y el desarrollo social en el mundo, como ha ocurrido en España, Chile o en China - no alcanzarán su consolidación y la situación se mantendrá como hasta ahora.
Las MYPE son, como se observa, vitales para el desarrollo económico, social y político de nuestro país. Los gremios de este importante sector tienen la palabra.