Crónica de una recesión anunciada
Desde DETRÁS DE LA CORTINA le pedimos al ministro Alex Contreras que reflexione, cuando afirmaba: “Nosotros nos mantenemos en que va a haber una recuperación en el tercer y cuarto trimestres; esto va a ir mejorando porque hay señales”, pero todo indica que el PBI del 2023 estará por debajo del 0%, según diversos especialistas. Ahora ya es tarde. El MEF venía realizando proyecciones irreales, que generaron desconfianza empresarial, en vez de plantear pronósticos que sean una guía confiable para incentivar, formular y medir la repercusión de la política económica. Comenzó con 3.5%, apoyado por el plan Con Punche Perú, y se termina con 0.5%, según la intensidad del fenómeno de El Niño.
El anuncio de una recesión confirma el progresivo deterioro que se había advertido, y que podría generar una caída del PBI hasta el 2024 y 2025, con el agravante de la presencia del Fenómeno del Niño (FEN) en el país.
El MEF ha postergado su previsión de crecimiento hasta enero de 2024, aun cuando las cifras de septiembre no parecen distar de las de agosto (-0,63%) y julio (-1,29%). Sin embargo, tenemos la capacidad potencial de crecer alrededor del 3%, pero requerimos aplicar un plan de corto plazo con acciones concretas para volver a crecer a los niveles de antaño.
El sector economía elaboró un presupuesto 2023 con ingresos fiscales irreales, y ahora sostiene que caerán fuertemente. Tampoco efectuó los recortes de los gastos irracionales, improductivos e innecesarios, y lo ha repetido en el proyecto de presupuesto 2024 que remitió al Congreso de la Republica. La situación tuvo su origen en octubre del 2022, cuando empezó una caída sostenida de la recaudación de tributos, y se confirmó en julio, tras dos trimestres consecutivos a la baja, aunque el ministro lo descartó, ha marcado ruptura entre la producción nacional y los índices de crecimiento de la población, con lo cual el PBI caerá. Ello implicará un descenso en los ingresos, bajo consumo, menos inversión privada y desempleo generalizado. Lo que sí crecerá es la pobreza, que podría alcanzar un récord en 2023.
Además, la desaceleración ha generado que los salarios hayan perdido su capacidad adquisitiva. En esa línea, no habrá un rebote notable de la economía en el 2024, como ocurrió tras la pandemia, debido a los azotes de El Niño – el ministro dice que terminará la ejecución preventiva en noviembre, es decir, en un mes y dos semanas – y la baja predictibilidad empresarial. En su lugar, anticipa un crecimiento desmedido de la informalidad. Próximamente quizá haya alguna recupewración, pero no espectacular. Tampoco hay grandes proyectos en el horizonte, que serían una señal para los inversionistas. Ahí es donde uno observa que la inversión privada depende de las expectativas, las cuales no están en su mejor momento ahora.
Con un fenómeno de El Niño severo, las proyecciones de 2% o 2.5% del PBI en 202 difícilmente se cumplan. Según el BCRP, la inversión privada para el trienio 2022-2023-2024, será negativa. Por tanto, es altamente probable que ese PBI se diluya en términos de expansión, y tengamos un crecimiento cercano a 0%. Si El Niño es agudo, las condiciones para crecer más allá del 2024 estarán limitadas, todo lo cual va a generar un crecimiento reducido el 2025.
La recesión implica, por ejemplo, la caída de la campaña navideña, y también en un menor crecimiento en industria, construcción, y agricultura. El único sector en repunte es la minería, lo que favorece a las empresas exportadoras. Ahora el MEF quiere incrementar el gasto público con medidas como un bono de S/600 para los trabajadores del sector estatal para paliar la situación actual, sin un norte claro.
Con el tan anunciado crédito suplementario no se puede salir de la recesión, y no es responsable que el MEF busque créditos suplementarios, en vez de presionar a los pliegos para que gasten las partidas asignadas. La ejecución en los gobiernos regionales apenas llega a 47% en octubre.
Es inadmisible que, durante 11 meses, el MEF haya asegurado que todo estaba bien, que creceríamos, cuando los indicadores económicos y lo propia realidad nos indicaban lo contrario. Muchos pequeños y microempresarios, como los de Gamarra, consideran que la permanencia de Contreras es insostenible. Se requiere-afirman- de alguien capaz de diseñar y aplicar políticas públicas que permitan superar la recesión.
Si bien ésta no se define por la caída de dos trimestres consecutivos en el PBI, es una señal de alerta. Tuvimos dos caídas seguidas del PBI en términos desestacionalizados completando el primer trimestre. Las recesiones no suelen durar mucho tiempo, porque, así como hay caídas, hay rebotes. Pareciera que en agosto hemos tocado fondo, pero no lo sabremos hasta ver los resultados de setiembre y octubre.
Salir de la situación demorará, y el crédito suplementario aprobado por el Congreso es pequeño. Comparándolo con el PBI anual, es apenas 0,5% de este, y además se está entregando a finales de octubre. Hay que recordar, además, que es un crédito suplementario que se financia, según el ministro, por la reasignación de partidas de un lado a otro. Esta política fiscal expansiva es ineficiente.Considerando los riesgos de un Niño severo, puede que no hayamos tocado fondo todavía. Los rebotes son inevitables, pero debemos tener en cuenta estos riesgos.
La pregunta es: ¿Por qué el MEF no reconoció que venía una recesión, a pesar de que había un conjunto de indicadores que mostraban que si entrabamos?
Como decía Milton Friedman, Premio Nobel de Economía en 1976. Si la recesión continua y la economía no se recupera, no es por una falla del mercado, sino porque el gobierno reacciona de una forma incorrecta. Y esta es la crónica de una recesión anunciada.
*Economista