¿Bravata o T.O.C?
Aprobada la cuestión de confianza por parte del congreso, cabría preguntarse las razones de la insistencia del ejecutivo en presentarla, para aprobar sus proyectos (o más bien dicho sus proyectos de proyectos) de reformas políticas: una bravata para recuperar puntos en las encuestas, o un T.O.C. , que en este caso sería un trastorno obsesivo compulsivo (o de confianza). Mientras que la inmunidad que protege al presidente de varias denuncias e investigaciones, no se menciona. Señalarlas es ser “antidemocrático” para el gobierno, “la gran prensa” y otros sectores.
Pese a que hay una controversia jurídica sobre el tema, el mandatario se ha mostrado intransigente. Incluso, apareció, una vez más, en un mensaje altanero, demagógico, culpando al congreso de todos los males del país.
Al parecer, al gobierno, como hemos dicho, le importa poco o nada la economía, la inseguridad y otros asuntos que ya se han mencionado. Los propósitos de Vizcarra y su gabinete no los conocemos, pero bien podrían ser tener a los congresistas (muchos de ellos infames, por supuesto) amenazados, para que puedan ser desaforados, y así debilitar su labor.
Al mismo tiempo, si se consumaba el cierre del legislativo, podría haber presentado una pseudo bancada que incluirá probablemente a APP, una de cuyas integrantes es la señora parlamentaria y ministra Gloria Montenegro, quien ha avalado la iniciativa, representante de César Acuña, de cuya investigación, dicho sea de paso, no sabemos nada.
El otro grupo gobiernista pudiera haber sido la bancada Liberal, integrada, curiosamente, por congresistas progresistas. Los demás serán, como siempre, los antis y gobiernistas de última hora. Los que luchan contra la corrupción de sus enemigos. La suya, no existe o no se toca.
Si el régimen lograba sus objetivos de clausurar el congreso, nada impedía que el presidente tenga la tentación, si no tiene el propósito desde ahora, de lograr una mayoría, y lanzarse a una aventurada reelección, a pesar de su desastrosa gestión. Un proyecto del congresista Del Águila que lo impedía, no se aprobó.
Cabe mencionar que, como se ha dicho, la cuestión de confianza se presenta sólo cuando se pude afectar políticas de estado, y este, que se sepa no es el caso. Pero lo más grave de todo es que el gobierno puede presentarla cuantas veces quiera.
La forma de presentar los proyectos y de defenderlos incluía frases como “consultar al Tribunal Constitucional es un estorbo”, “debe estar en 15 días”, “que no se desnaturalice”, y demostró una vez más, un estilo autoritario. Un estilo que no sirve para combatir la corrupción (que no sólo está en el congreso, por cierto).
Entonces, más allá de la polémica, y la falta de regulación sobre el tema, sólo quedarán dos hipótesis: ¿Esto fue una bravata o un T.O.C?
El parlamento tiene mucha responsabilidad en el conflicto, por no haber impulsado las reformas años antes, pero de ahí a proponer su cierre, hay una gran diferencia. Por su parte, la razón de la aprobación de la cuestión de confianza puede ser económica, o el temor de agravar la crisis. O ambas.
Frente a esto, podría estudiarse la posibilidad de establecer un diálogo entre el ejecutivo y el congreso, y un mediador. Un diálogo que implique no sólo fotos y bocaditos, sino con un faciltador confiable, intachable, con ascendencia entre los dos estamentos políticos, y cuyos acuerdos tengan un carácter vinculante, para diferenciarse del ineficiente Acuerdo Nacional.
En este contexto, creemos que podría ser una buena medida si se ejecuta correctamente, y con buena fe, un respiro para nuestro agonizante sistema, y quizá un punto de inicio de su recuperación.
Lo otro es exponernos a un presidente, que sea por bravata, o por un TOC, podría convertirse en un gobernante autoritario.
P.D: Agradecemos a los lectores por a la acogida al FB Rock-Detrás de la Cortina.