Como sugiere un notable artículo de Carlos Hakansson, Gustavo Petro y Pedro Castillo tienen escenarios muy similares. Ambos vinieron de partidos y movimientos de izquierda (en el caso de Petro, obviamente más militante y radical). En cualquier caso, queda claro que aunque el izquierdista gobernante colombiano quiera aplicar planes radicales no va a poder hacerlo, es inviable, al igual q en nuestro caso, por los pesos y contrapesos.

La elección de Petro, Boric, y del propio Castillo deberían constituir una alerta para que la derecha latinoamericana se modernice, y se olvide también del mercantilismo, el abuso, la corrupción, y sea freno a planes afiebrados que serán la ruina de los países, como nos recuerda el doloroso caso de Venezuela. 

En el camino, el flamante gobierno colombiano tendrá que buscar reducir la pobreza y el desempleo que se han incrementado dramáticamente en el país cafetero.