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Tantas veces Pedro (Suárez-Vértiz)

Suárez-Vértiz nos pareció el músico de pop-rock más sólido. Foto: Youtube

El rock peruano, y también algo de nuestra cultura está de luto. El 28 de diciembre falleció uno de los íconos peruanos de este género: Pedro Suárez-Vértiz, representante del rock peruano, o mejor dicho del pop-rock, fenómeno contemporáneo y comercial, por lo general impecablemente ejecutado, y con una voz inconfundible.

Con su banda, Arena Hash, editó dos discos, época de la cual destacan temas como “Cuando la cama me da vueltas”, “El cangrejo”, “Me resfrié en Brasil”. Sus tópicos suelen ser el amor, la sensualidad, el despecho, y en ocasiones, la crítica social (Degeneración actual).

Como solista lanzó, con éxito, entre otros, (No existen) Técnicas para olvidar (1993), Póntelo en la lengua (1996), Degeneración actual (1999), de los cuales destacan “Cuéntame”, “Me estoy enamorando”, “Sé que todo ha acabado ya”, “Pasear en bicicleta”, entre otras.

Suárez-Vértiz fue hijo del pintor Germán Suárez-Vértiz, estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima, y en los últimos años lidió con un desorden neurológico. Pese a ello, siguió en actividad, escribiendo columnas de opinión en “El Comercio”, y publicando diariamente comentarios y sus reflexiones en redes sociales.

A decir del crítico musical Francisco Melgar, su trayectoria artística se puede clasificar en tres estilos distintivos, como el funk, el soul y el rock. A nosotros nos pareció el músico de pop-rock más sólido frente a exponentes como Chachi Luján, Jas, Dudó, entre otros que no tuvieron la solidez de Arena Hash ni del solista. O de bandas como Frágil que no son nuestras favoritas. En nuestra opinión, era de los más destacados junto, tal vez, a Micky Gonzáles, o Leuzemia. Y recordemos que en aquella época toda la música se hacía a pulso, sin ningún apoyo.  

El fallecido cantante tenía una personalidad singular. Alguna vez comentó que interrumpió una discusión con su madre porque se le habían ocurrido ideas o líneas para una canción.

El vocalista formó su primer grupo llamado Paranoia. En 1985, fundó ese éxito comercial y musical que fue Arena Hash, con el que lanzó dos discos: Arena Hash (1988) y Ah Ah Ah (1991). Sin duda, del primero destacaron principalmente “Cuando la cama me da vueltas”, ese memorable y pegajoso ska sobre los efectos del alcohol, “Me resfrié en Brasil”, un reggae acerca de una relación efímera, de esas que abundan.

En 1993, como solista, editó “(No existen) Técnicas para olvidar” con temas como “Cuéntame”, “Globo de gas”. En 1996, lanzó su segunda placa, “Póntelo en la lengua” con temas como “Los globos del cielo”, “Mi auto era una rana “, y una perfecta melodía pop, “Me estoy enamorando” y una joya rara, que no rotó mucho en radios (excepto 99): "El árbol". En 1999, lanzó su tercera producción titulada “Degeneración actual”, la cual se acerca al hip hop, el reggae, el ska y la música electrónica. En esta placa figuran temas como “Degeneración actual”, y “Un vino, una cerveza”.

En 2003, edita Anécdotas, donde recopila los éxitos de sus tres primeros discos. En el 2004 lanza el disco Play (2004), donde destacan los temas “Bailar”, y “Cuando pienses en volver”, un himno moderno de retorno al terruño. En 2006, aparece Talk Show, con temas como “No llores más, morena” y “Como las mariposas”.

En el 2009, Suárez-Vértiz presentó Amazonas, que contiene temas como «Amazonas», canción latina representativa de Expo-Zaragoza '08, y «Nadia», que interpretó con el tenor Juan Flórez, que se ubicó entre las 50 mejores canciones de la revista Billboard.

En octubre pasado, con ayuda de la inteligencia artificial, lanzó su último tema, "Amor, yo te perdí la fe". El tema, patrocinado por la empresa de lácteos Yoleit, había sido escrito previo a su pérdida vocal.

Suárez-Vértiz padecía disartria desde 2007, enfermedad que se caracteriza por generar dificultades al hablar y respirar, problemas de intensidad de voz y dicción, por lo que se alejó de los escenarios. Posteriormente se confirmó una parálisis bulbar. Él mismo explicó que era producto de un desorden nervioso muscular, que se agudiza con la edad, sumado a un déficit de atención crónico que lo hace lucir extremadamente distraído y enredado al hablar, lo cual afectó su canto. En 2013 publicó su libro: Yo, Pedro.

El 28 de diciembre, falleció a la edad de 54 años en su domicilio, ubicado en Miraflores. Sus restos fueron cremados en el camposanto Jardines de la Paz, en La Molina. Tras su fallecimiento, la revista Billboard lo calificó como “el ícono del rock peruano”. Con su partida, la música y la cultura pierden un ícono no solo del pop rock, sino un ícono popular como Iván Cruz, o el propio Tongo.