Encrucijada
El reciente y patético cruce de palabras entre el presidente Vizcarra y Keiko Fujimori nos demuestra cuán lejos estamos de ser una democracia madura y civilizada, donde los líderes se reúnen para conversar. Probablemente para coincidir en muy pocos puntos y discrepar en muchos.
Si la señora Fujimori cometió una infidencia, desliz o bajeza al revelar la reunión (versión que ya había hablado Juan Carlos Tafur), realmente no interesa demasiado, aunque hable muy mal de ella. Lo que preocupa es la incapacidad del presidente para voltear la página. A menos, claro está, que crea - o que algunos de sus asesores lo haya convencido- que continuar la política de confrontación con el desacreditado congreso le va a dar réditos.
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