Ni ideario ni ideas
A escasos meses de iniciada la gestión, por momentos, la permanencia del gobierno de Pedro Castillo se hace insostenible. Y no porque lo oposición y grupos fácticos lo deseen fuera del poder, como de hacho ocurre, sino por su supina incapacidad de gestión.
Para quienes pensaban que un gobierno de Perú Libre iba a significar la instauración de un chavismo, se equivocaron. Los postulados del temido ideario sobre estatización, expropiación son inviables. Ni siquiera en el gobierno están convencidos de ello.
El propio Castillo ha afirmado que no es radical, y que el dichoso ideario solo fue presentado porque era un requisito a cumplir.
Dicho esto, entonces deberíamos estar más tranquilos, pero el gobierno tampoco parece tener ideas que favorezcan “al pueblo”. Abundan los mensajes confusos y contradictorios, y si bien es cierto no se observa radicalidad, en los hechos, tampoco una acción decidida.
Recién se ha enviado al Congreso - que también está en falta - un proyecto de ley sobre monopolios y oligopolios, pero al mismo tiempo mantiene a Julián Palacín hijo al frente de Indecopi.
El gobierno del pueblo no comunica nada sobre la negociación con el Consorcio Camisea, ni tampoco tomó medidas efectivas para mitigar el alza de combustible y de los precios de los artículos de primera necesidad. Más bien, insiste en designar a personas sin las mínimas calificaciones en el Estado, haciéndolo aún más precario de lo que ya era, como se ha comprobado en los casos del ministerio de Salud, y de Petroperú (cuyo desempeño se debería evaluar).
Al régimen se le responsabiliza de las alzas cuyo origen es foráneo, lo cual es injusto, pero sí es responsable de su inacción frente a un conflicto internacional lejano, pero que tiene consecuencias en la economía de los ciudadanos.
En ese contexto, su estabilidad es muy frágil. Cada vez son más los grupos que realizan pedidos atendibles, como el paro de los agricultores reclamando por el alto costo de los fertilizantes, pero también “una asamblea constituyente” cada vez más lejana, sea porque no hay mayoría que lo desea, como afirma el congresista Pasión Dávila del gobiernismo, o por que el régimen es consciente de su nula viabilidad. De hecho, el nombre y la presencia de Evo Morales es cada vez menor, salvo en un sector.
En ese sentido, el anuncio de un proyecto de ley para realizar un referéndum sobre este tema el día de las elecciones, solo puede entenderse, recordando que el oficialismo no tiene los votos para sacarlo adelante, como un acto político, una cortina de humo, o un globo de ensayo. Las tres posibilidades son válidas.
Desde esta “Cortina”, no nos hemos opuesto a cambios en la Carta Magna, pero no de la manera improvisada y atolondrada que pretende el ejecutivo, agregando más crispación e incertidumbre a la ya existente.
Pero el gobierno tampoco muestra existen ideas claras sobre cómo promover la inversión, qué hacer contra la inseguridad, o como se ve día a día, cómo manejar los conflictos sociales, aunque si vemos los nombres y trayectoria de los ministros, esto se explica claramente.
El gobierno de Castillo no tiene ideario ni ideas, más allá del cambio de constitución o de “siempre estar con el pueblo”, y eso es muy grave, porque su inoperancia está afectando no solo la economía, sino la vida diaria de la gente. La única respuesta que se obtiene son las declaraciones destempladas y afiebradas del presidente de Consejo de ministros, Aníbal Torres, de un nivel de procacidad y de delirio impresionantes, al margen de las grandes discrepancias que uno tenga con la Iglesia Católica y Monseñor Barreto.
La única solución que cada día se escucha más es la realización de nuevas elecciones, pero como se sabe, con este sistema político, los resultados pueden ser iguales o peores. Quizás eso explica la actitud taimada del Congreso.
Estamos frente a un gobierno sin ideario ni ideas, lo cual es grave, aunque la oposición tampoco parece tener muchas para salir de esta crisis que se inició con la salida, en nuestra opinión, justificada, de Pedro Kuczynski.
P.D: Pedimos disculpas a nuestros lectores por el retraso, debido a dificultades técnicas.