El MEF y la pobreza real
Tenemos 6 millones 593 mil pobres, con un gasto mensual de S/ 344, y somos un país donde 3 de cada 4 personas económicamente activas están en la informalidad y desempleo.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), dice que se ha reducido la pobreza monetaria en 1,2 % el 2018 respecto al 2017. Hay 313 mil personas que han superado la pobreza monetaria el 2018.
Ser pobre o no pobre en términos monetarios es una referencia, que poco dice de las condiciones de vida, el acceso a servicios o la precariedad del empleo. Alguien que esté ganando S/. 345 técnicamente ya no sería pobre. Pero se encuentra en un umbral donde puede volver a esa condición.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) debe pasar del asistencialismo a elaborar una política de crecimiento económico y social que fortalezca las capacidades de los sectores menos favorecidos, así como compensar las carencias que no les permiten reubicarse en el mercado laboral. No se trata de dar dinero y alimentos a los pobres y mantenerlos técnicamente por encima de la pobreza. Tarde o temprano estos se pueden agotar, para este fin, al menos.
En un mercado imperfecto, lleno de vicios y falta de autoridad en el trabajo, demorará en fijarse el valor del salario. A muchos trabajadores no se les paga ni lo mínimo, ya que se trata de empleados u obreros con baja productividad.
Nuestra economía es pequeña y vulnerable a factores externos. Debemos concentrarnos en el desarrollo del mercado interno, fortalecer la productividad y procurar brindar un trato preferente de sectores como la agricultura familiar.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, no resulta beneficiosa al Perú, y por otro lado, la coyuntura interna con sus interminable corrupción desestabiliza la economía, entonces la pregunta es: ¿qué medidas se deben tomar para crecer 5.5%, y generar empleo de calidad para una PEA que se incrementa?
Los inversionistas necesitan un Estado eficiente y estable. Pero tenemos uno -en su mayor parte- ineficiente y corrupto, con una tributación deficiente, incapaz de imponer autoridad y orden, y como consecuencia de ello, dejamos de ser un mercado atractivo para los inversionistas.
Por otro lado, la migración del campo a la ciudad genera que los “campesinos sub empleados” contribuyan marginalmente a la producción total, y que la competencia de esta reserva laboral mantenga los salarios bajos inclusive si la economía se enriquece, tal como lo sostenía el Premio Nobel en Economía, W. Arthur Lewis.
Se debe recuperar el mercado interno, sin flexibilizar en demasía las regulaciones laborales. Este es un tema económico y político. Hay que distinguir entre los sectores que proponen reformas dirigidas a mejorar el empleo, y aquellos que buscan aumentar ganancias a costa del trabajador.
Los economistas que diseñaron el plan económico pertenecen al mundo rico donde domina el FMI y el Banco Mundial, según Jeffrey Sachs en su obra “El fin de la pobreza”.
Hoy resulta imprescindible revisar los fundamentos económicos para aplicar la economía clínica, y tampoco parecen o quieren entender que la economía del desarrollo necesita una revisión general para parecerse más a la medicina moderna. El país no resistirá una política de pura austeridad ni la falta de planeamiento estratégico eficaz.
En toda esta tarea, el CEPLAN debe elaborar los planes desarrollo regional, local concertado y validado y agilizar los proyectos de inversión pública. Pero el MEF no se da por enterado.
* Economista