El legado de la musicóloga e intérprete peruana Chalena Vásquez
Este 2016 lamentamos la partida de connotados escritores, como Oswaldo Reynoso, Rodolfo Hinostroza o José Antonio Bravo, pero también la de Rosa Elena (Chalena) Vásquez, investigadora en música, danza y cultura peruana.
“Titulada en Musicología por el Conservatorio Nacional de Música del Perú, Chalena Vásquez tenía muchas pasiones: componer, cantar e investigar sobre la cultura peruana. Para complementar estos conocimientos, se especializó en Ciencias Sociales, Economía y Antropología, y, adicionalmente, realizó estudios de posgrado en Etnomusicología.
Su experiencia interdisciplinaria le permitió ser docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). En la Facultad de Ciencias Sociales dictó el curso Folklore y Arte Popular; en la Facultad de Arte enseñó el curso de Sociología y Antropología del Arte y en la Facultad de Educación ofreció el curso de Folklore.
A su vez, Chalena dirigió el Centro de Música y Danzas de la PUCP (Cemduc). En muchas ocasiones, ella narró la historia de este grupo y sus principales apuestas artísticas. Fue parte de la Comisión Nacional por el centenario del nacimiento de José María Arguedas. Así fue posible el proyecto de relatos orales recopilados por el escritor en Mitos, leyendas y cuentos peruanos, ahora disponible en video.
Chalena también ha sido un referente académico para investigadores así como de publicaciones institucionales de la PUCP.”
El músico Guillermo Vásquez comparte un testimonio personal sobre Chalena Vásquez, “…Se han escrito ya varias reseñas acerca de su obra y escribir una más no es el objetivo de estas líneas. Sin embargo, me parece imprescindible señalar que gran parte de su obra (investigación, poesía, música) se encuentra disponible para consulta en su página web, su canal de YouTube y en su Facebook, y que otra aún se encuentra inédita (tarea que nos dejas pendiente). Es que Chalena es así, de manos abiertas para todos, colocando incluso sus producciones musicales para libre descarga.
Conocí a Chalena probablemente el año 1991, en un evento organizado por ella en el que se presentaron el dúo Arguedas y la poeta Rosina Valcárcel. Aún no fundaba el Cemduc, pero ya se estaba gestando con miras a unir a los grupos existentes en aquel tiempo, el NACPUCP y el FOLKPUCP. Yo iba a ver al dúo y entablamos una conversación casual que no tardó en convertirse en clase maestra sobre el huayno coracoreño. En ese entonces yo acostumbraba decir que me gustaba el huayno ayacuchano, cuando no había escuchado realmente nada. Aprendí que el huayno huamanguino era diferente al de Lucanas, que en la Villa de Pausa el charango tiene un toque distintivo o que el arpa de Puquio es única y un largo etcétera. Era como si estuviese escuchando al mismo Arguedas en Los Ríos Profundos.
Poco tiempo después estaba tocando en alguna reunión y al terminar me dijo “compañero, ¿sabes qué estás tocando?”. No, no sabía. Fuimos aprendiendo que tocar un instrumento no es solo ejecutarlo sino conocerlo, saber de dónde viene, por qué se toca así y para qué. Cada canción con su razón. En todos estos años he visto a Chalena hacer lo mismo con cientos, tal vez miles de jóvenes que se acercaban a ella para saber. Y vaya que Chalena sabía. Pero el saber queda incompleto sin el hacer. En su curso Folklore y Arte Popular, de la Especialidad de Antropología, sus alumnos terminábamos su clase bailando tondero, “para que el cuerpo también aprenda”. Maestra.
Chalena nos abrió muchos caminos. Se constituía en un referente en cuanto a la gestión cultural dentro y fuera de la PUCP, en los años en los que el solo hecho de hacer música andina o tener unos sikus en la mochila era sinónimo de ser terrorista. En un momento en que la música popular se veía con desprecio, ella hizo escuela y construyó elencos. En tiempos en que los etnomusicólogos e investigadores del arte popular peruano se contaban con los dedos de la mano, ella viajaba y vivía en comunidad, analizaba, escribía y publicaba en el Perú. Siempre a contracorriente, se hacía escuchar, lograba mucho con poco apoyo. Y siempre se daba tiempo para escucharte, aconsejarte, enseñarte, animarte, para enseñarte con el ejemplo, que, finalmente, es lo que hace una maestra. Todo el tiempo.
Hemos ido a despedirte, muy tristes, muy agradecidos, pero también muy contentos al constatar la cantidad de gente contigo: jóvenes y no tan jóvenes prometiéndote seguir el camino que nos dejaste trazado. Te prometemos dar la talla. Chalena, no te irás en silencio: que suenen los sikus, las quenas, los charangos y que vuelen las wifalas al viento. Te quedas con nosotros, cerquita del corazón.”
Podemos escuchar algo de su música en:
https://www.youtube.com/watch?v=dXTJARwdJLs
Canción clandestina
(*) Fuentes:
El texto reproduce los artículos siguientes, con un breve párrafo introductorio de esta página web.
(1) http://puntoedu.pucp.edu.pe/noticias/recordamos-a-chalena-vasquez/ (12 de diciembre del 2016. Recordamos a Chalena Vásquez)
(2) http://puntoedu.pucp.edu.pe/opinion/chalena-vasquez-tu-canto-es-un-canto-libre/ (13 de diciembre del 2016. Chalena Vásquez, tu canto es un canto libre. Por: Guillermo Vásquez. Músico. Egresado de Bibliotecología y Ciencia de la Información).