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Navidad: reflexiones

Navidad es la fecha que se celebra el nacimiento de Cristo. Fecha tradicional, por cierto, y no histórica, porque los indicios más serios apuntan a que Jesús debió haber nacido en el mes de marzo. ¿Por qué se celebra entonces el 24 de diciembre? Porque era una fecha de celebración pagana, y había que “extirpar las idolatrías”.

Para los judíos no es, necesariamente, el hijo de Dios que vino a salvarnos. Piensan que vendrá, y los cristianos que volverá. Sin embargo, las iglesias cristianas critican a las no cristianas por las mismas creencias milenaristas (mesiánicas).

Más allá de reflexiones “religiosamente incorrectas”, la verdad es que en el mundo se ha instaurado, por estas fechas, una especie de “dictadura de la felicidad”, y en honor a ella, está prohibido entristecerse o enojarse. No importa que uno tenga sobradas razones para estarlo.

Así, las grandes tiendas, inician sus campañas de ventas por estos tiempos - ¿alguien se acordaría del cumpleaños de Cristo si no fuera por éstas? - en noviembre o hasta en octubre, los cafés tocan villancicos, los centros comerciales bellas y no tan bellas melodías navideñas. Los ciudadanos de a pie nos esforzamos en hacer regalos, a veces costosos para nuestro presupuesto, aún cuando no sabemos si agradarán a familiares y amigos.

El comediante Chris Rock, en su monólogo como anfitrión en “Saturday Night Live”, programa emblemático de la televisión estadounidense, afirmó que, claro está, no conoció a Jesús, pero de lo que sabía, señaló que era el ser menos materialista de la historia. ¿Entonces, porqué celebramos su cumpleaños con temporadas tan prolongadas de materialismo?

¿Por qué los comercios visten a sus empleados con ropa gruesa de Papá Noel cuando estamos en pleno verano? ¿Por qué en las promociones y saludos de Navidad de los canales de televisión, muchos se ven tan falsamente felices, con sonrisas impostadas? ¿Será por qué muchos de los que aparecen en los mismos, no creen, están tristes, contrariados, o porque se sienten obligados a participar porque es lo “religiosamente correcto”?

Estas fechas también son las de las compras frenéticas, los gastos y los excesos, en una ciudad más enloquecida que de costumbre. El año pasado salimos a hacer nuestras compras el 23 a las 6:00 p.m. No lo recomendamos. Y ni intentar salir en esos días, ni en bicicleta, ni en avión. El tránsito podría enloquecer al propio papa Noel y hacer que se estrelle su trineo.

Nuestro colega Herbert Mujica hace una precisión más simple y necesaria. ¿Por qué no dedicamos 10 minutos de esta festividad en preocuparnos por los demás, o mejor aún, ocuparnos en ayudar? ¿Por qué no nos alejamos de los objetos y nos acercamos a nuestros hermanos tristes, enfermos, o contrariados, para ayudarlos, buscar levantarles el ánimo, o hacerlos reír?

Para los auténticos creyentes, y también para los no creyentes, pensamos que ése debería ser el mensaje: preocuparnos por los demás. Ser sensibles y solidarios. Es lo más cristiano, y lo más humano. Eso nos debe hacer felices, y es coherente con el mensaje cristiano de alegría y esperanza.

Y si hemos dicho algo incorrecto, pero obviamente no malintencionado, Dios nos perdone.