Un Presidente que comande
Como era de esperarse, los efectos del diálogo fueron limitados y de poco impacto. Las declaraciones del presidente Humala sobre los tres presidentes, tiraron por la borda todo el trabajo que, mal que bien, se había empezado.
La verdad es que los ciudadanos tendríamos a aceptar que las cosas sigan así, porque quien encabeza el gobierno es un ex oficial del ejército al que no le gusta dialogar. Sólo emplea y manosea la palabra para patear la piedra y soplar la pluma a otras autoridades. No ejecuta las ideas porque no las tiene, y si las tiene no sabe cómo comunicarlas, ni mucho menos llevarlas a práctica.
Con esto, prácticamente la sesión de fotos que era este cuestionado diálogo, languidece, y lo que nos queda es la miasma de palabrería, denuncias, contradenuncias, de los pseudo moralizadores que, comienzan a ser cuestionados. Y la política peruana muestra poco de esquina y mucho de callejón.
Así, el gobierno pierde cada vez más apoyo, en medio de una mediocridad y una medianía alarmante, solamente compensada por la economía y sectores gremiales y empresariales, que se ponen el país, prácticamente, y una vez más, sobre sus hombros.
El país necesita un presidente que comande, que lidere, y un cuerpo de funcionarios y políticos, con el convencimiento de que, lo que hacen es lo mejor para el país, y no un gobierno que ceda y titubee ante cada problema. Pero ese gobierno no es éste, porque ni él mismo ni sus supuestos aliados tienen alguna capacidad.
En este estado de cosas, el país seguirá en una inercia, con algún reflejo de movimiento de las pocas instancias gubernamentales que hacen bien su trabajo. Un puñado de esforzados funcionarios y un grupo de ciudadanos que no cejan en su esfuerzo, y es que, nuevamente, es la economía la que está sosteniendo la política, y mientras las cosas sigan así, la situación no variará.
Las reformas políticas resultan imprescindibles, pero nuestra política mediocre es incapaz de nombrar funcionarios. Y el estado es el peor pagador. Incumple con el Seguro, con los fonavistas y con los afectados por la reforma agraria. Y les quiere sacar más dinero a los independientes.
El Perú necesita un presidente que comande, no un comandante que juegue o que improvise como presidente. Pero todo indica que tendremos que esperar al 2016, y no nos sorprenda si aparece otro radical que quiera llegar a palacio. Aunque quizás no debamos preocuparnos. Ya llegó uno.