Economía y política: Vueltas en círculo
Este año, la economía peruana puede crecer hasta 9%, una tasa alta, al igual que años anteriores, con excepción de agosto de 2009 cuando se obtuvo 0%, como nos señaló el ex viceministro de Economía Waldo Mendoza en esa ocasión, un hecho sin duda beneficioso, ya que el crecimiento aumenta la producción y la demanda de bienes y servicios, generando ingresos para el estado y la microeconomía. Es decir, para la familia y las empresas.
Sin embargo, para que el crecimiento económico se traduzca en una pobreza no mayor del 10% y se elimine la pobreza extrema (léase miseria), es necesario realizar reformas estructurales en los sectores como Educación, Justicia y Salud, o Seguridad Interna.
Es cierto también que los logros destacables en el llamado “clima empresarial”, según el “Doing Business” y en el “Índice de Desarrollo Humano”, son positivos, pero no suficientes para los ciudadanos que anhelan ver un país con mejores estándares de vida.
En el “Doing Bussiness” se revela que las trabas a la inversión se producen mayormente en las municipalidades y no en el gobierno central. En una nota reciente (25/11/2010), el Diario Gestión mencionaba como ejemplo las demoras en sanear legalmente los terrenos de los municipios con mayor demanda de vivienda, como un factor que podría elevar sus precios en 10% para el 2011, afectando el costo de los inmuebles.
No es la primera vez que se habla de realizar reformas. Desde la penúltima restauración democrática, en 1980, hemos escuchado una y otra vez hablar de la Reforma del Estado, y si bien existe “consenso” (otro término repetido hasta el cansancio) sobre llevarlas a cabo, éstas no se hacen, sea por falta de capacidad o voluntad política. Ni siquiera se inician, lo cual es grave, porque de no hacerse, los tratados comerciales vigentes o por firmar sólo beneficiarán al 4% de empresas, principalmente grandes y medianas, como nos lo advierte el economista Jorge González Izquierdo en la entrevista de esta edición.
Y sobre los TLCs hay que afirmar también que luego de la suscripción del acuerdo con Estados Unidos, se nombró al economista Hernando de Soto como impulsor - según el presidente García - de un “TLC hacia adentro”, que compensaría los posibles efectos negativos y prepararía a nuestro sector empresarial para una oportunidad de esta envergadura. Este anuncio quedó finalmente en un anhelo, al parecer por un distanciamiento entre el presidente y el economista. Al igual que otras iniciativas, se diluyó con el tiempo, como ocurrió con el Acuerdo Nacional o el Pacto Social.
Sin las reformas estructurales mencionadas, el Desarrollo seguirá siendo una utopía, o un mito, como lo dijo alguna vez el Embajador Oswaldo de Rivero, nuestra economía seguirá entonces viviendo de “booms“internacionales, mientras que la política mirará de costado esta realidad, y estaremos caminando en círculo entre ambas.
¡ "Detras de la cortina" les desea a todos sus lectores unas Felices fiestas ¡