Timisôara constituye un caso especial en Europa, una ciudad, que a decir de sus pobladores debería ser mejor conocida, no por sus destinos turísticos, sino por haber sido el inicio del fin del socialismo. Antes de empezar nuestro relato, mencionaremos tres hechos que nos llamaron la atención.

Curiosidades

En efecto, en 1989, pobladores enardecidos iniciaron su protesta contra el régimen comunista de Nicolae Ceaucescu, quien terminó fusilado, nada menos, que un 24 de diciembre de ese año. Ese fue el inicio de un “efecto dominó” en otros países de Europa, que terminó con la caída del comunismo, y la renuncia de Mijail Gorbachov, en diciembre de 1991. Los habitantes de la ciudad reclaman por un mayor reconocimiento por su participación en un proceso vital no solo para aquella parte del mundo, sino para la humanidad misma.

¿Por qué este episodio no es calificado por su debida importancia? No lo sabemos, aunque es probable que, para los pobladores, algunos países quieren mayor reconocimiento, en una historia vital para la humanidad.

Otro hecho que despertó nuestra atención, es que estando en un país con vínculos -obligados o no, con Rusia, o la Unión Soviética- sobre la guerra en Ukrania, se percibe un silencio. Nadie habla de ello, y la prensa lo mínimo, aunque los manejos de la prensa en el planeta no deben sorprender a nadie.

Rumania forma parte de la comunidad europea, pero la moneda corriente no es el euro, si no el Lei. Casi 1 a 1 con el sol peruano.

Día 1

Timisôara es una ciudad pequeña (no pueblo) situada al este de Rumanía, próxima a Hungría y Croacia, y ofrece ni bien llegamos todo lo bueno de lo pequeño. Poco ruido, tránsito ligero, amabilidad y tiempo.

Luego de instalarnos en el hotel, iniciamos la caminata inicial obligada, el “encuentro” con este destino tan distante, y poco común para latinoamericanos. Los primeros bloques o cuadras nos presentan lo mencionado. Una caminata sin preocupaciones de un loco al volante, humo recargado de buses o camiones, y con una sensación de seguridad, es decir, sin la amenazante presencia de amigos de lo ajeno.

En menos de 10 minutos ya nos encontramos con lo que ansiamos ver, es decir los escenarios que se ven por Internet. Un centro de ciudad antiguo y bonito, y en pleno proceso de remodelación. Una inmensa plaza mayor, el monumento central con motivos religiosos y la pintoresca catedral (también en mantenimiento). Colores, orden, amabilidad constituyen una buena combinación para esos momentos.

Día 2

Al segundo día la ciudad cambia, por lo menos para nosotros. ¡Salones, muchas personas, programa científico y amigos! Sí y más de una docena. Estamos congregados en un entorno científico dentro del escenario de una hermosa y cultural ciudad, participando en el Congreso WFUMB 2022. Serán 4 días intensos, pero la realización de esta importante actividad científica no es el motivo de estas líneas.

Día 3

Luego de 02 días se manifiesta mejor una característica adicional de los lugareños: su personalidad. Los rumanos son personas amables, prestas, no apuradas y trabajadoras. Por donde uno le preguntan ¿Visitó la “Metropolitana “?, ¿Estuvo en el jardín de rosas? Entonces nos vemos obligado a ir, por eso y más.

Primero vamos por el jardín o Parque de las rosas. Hermoso, tranquilo, con rosas de todos los tamaños, e imaginamos de casi todos los colores que se desean ver. Los alrededores muestran ya no la parte turística sino el barrio, acercan a la gente del día a día, y se comprueba, una vez más, que los seres humanos podemos ser muy distantes, pero somos y tenemos características comunes.

Observamos personas en el mercado, los olores de las cocinas, las mascotas, hasta un infaltable vecino gritón o escandaloso. Y resulta pertinente hacer mención especial a la fonética del pueblo rumano, muy similar a la nuestra, la cual a veces ocasiona que uno voltee, pensando en ver hablando a un compatriota. Es una sensación nada más.

Día 4

En Timisôara se confirma nuestro pensamiento: nunca es suficiente para conocer y para aprender.

En ese sentido, señalaré 2 atractivos adicionales para no saciar la curiosidad y las ganas de conocer del lector:

La primera, la Catedral Metropolitana, majestuosa, hermosa desde donde se le mire. Domina la escena. Adentro se realizará un viaje mental a épocas y momentos que posiblemente siempre imaginamos.

La segunda, el teatro Municipal (ojo no la Ópera), modesto, suficiente, ofrece conciertos y cultura constante (y a costos más que razonables). Fue nuestro cierre con un dúo excepcional de violín y piano.

¿Más por ver? ¡Por supuesto! Museos, el edificio de la Ópera, mesquitas, otras iglesias, que constituyen repasos de historia antigua y reciente. Una vueltita en su pequeño tranvía, el paseo por el canal, visitas a viñedos y cata de vino. Y más.

¿No es como para extrañar? Finalmente, el próximo año 2023, Timisôara será la Capital Cultural de Europa. En buena hora.

*Médico Radiólogo, USMP