Contrariamente a lo que muchos piensan, España no es un estado nación, es una suma de naciones (como el Perú debería ser), y cuenta con varias regiones. Cataluña es una de las más importantes, quizá la más poderosa. Recientemente, y a raíz de la crisis que se vive en ese país, se han producido diversas movilizaciones por su independencia, argumentando que “España ha llevado a Cataluña a la crisis”. La verdad, sin embargo, es que más allá de la crisis económica, en el imaginario colectivo de catalanes y vascos (el otro gran grupo étnico), la independencia siempre ha sido un ideal (lo que se lee en una bandera es elocuente: Catalunya, nou estat de Europa, Cataluña, nuevo estado de Europa). Cataluña ha sido independiente hasta 1714, y en el siglo 20 soportó, al igual que todos los españoles, el gobierno totalitario de Francisco Franco, “el caudillo”. A su muerte, en 1975, se designó a dedo al actual monarca, Juan Carlos de Borbón, y los colaboradores de Franco no fueron ni investigados ni procesados. Ésa fue la transición española, aquella que aquí nos quieren vender. Con la democracia llegó la autonomía para ambas regiones, pero no la independencia. Se ha anunciado un referéndum en esta importante zona. La versión de que el rey es querido por todos no sería tan real. De forma subterránea y paulatina, la monarquía se estaría empezando a cuestionar. Aparentemente, el monarca sólo es querido por los castellanos. Si esto es así, ¿por qué no se han generado cambios antes? Por la misma razón de siempre: a los políticos no les conviene cambiar el status quo. Las autoridades españolas se han manifestado en contra de estas acciones. ¿Logrará su objetivo el pueblo catalán?