El rey está desnudo
El sector progresista ha sido fundamental en la elección de los últimos presidentes desde Valentín Paniagua. Inclinó la balanza a favor de Toledo. Buscó infiltrar el gobierno aprista. Cogobernó con los Humala. Y reinó con Villarán. Por último, en un alarde de poder (¿no, Verónica Mendoza?) el apoyo de la siniestra fue importante para comprender el triunfo de Kuczynski. La alianza contra natura entre la derecha empresarial y la izquierda caviar fue determinante en el tramo final de la última elección. Para unos fue un tema táctico; para otros, una manifestación más del viejo odio político contra Fuerza Popular.
Ahora toca pagar las consecuencias del odio. El Rey está desnudo y los que lo auparon al trono son responsables-consorciados de sus graves errores políticos. Apañar por odio la debilidad de una candidatura, defender de manera insensata una falsa Isla del Gallo en la que se traza una línea para dividir al país en “mafiosos” y “decentes” produce este tipo de efectos delirantes y siniestros. La división cosecha división. Y tarde o temprano lo débil perece sin remedio.
Los que se proclamaban santones cívicos, los Sai Babas de la moral laica y las blogueras que destilan odio incivilizado en el fondo son tigres de papel. La ciencia de la cobardía es exacta, sólida, empírica. Por eso, los ayayeros de la izquierda que apoyaron a PPK lo abandonarán con la velocidad que solo imprime la traición. Él se lo ha buscado. Toda su trayectoria política ha de ser examinada con imparcialidad, porque la decencia, la verdadera decencia, no puede negarse al ejercicio del control.
*Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Ignacio de Loyola
*Abogado, analista político
Publicado en el Diario “Correo”, 14 de diciembre 2017
Reproducido con la autorización del autor.