Que salgan los halcones
La anunciada reunión entre la Sra. Keiko Fujimori y el Presidente Pedro Pablo Kuczynski, ha generado inusitadas y desmesuradas expectativas, debido, fundamentalmente, al entorno hostil que tiene el mandatario.
La actuación del fujimorismo, en general, se ha distinguido por su cooperación y flexibilidad, aún frente a escándalos políticos de grueso calibre. El llamado voto de investidura al PCM Fernando Zavala, el otorgamiento de facultades legislativas al ejecutivo, y la aprobación de la denominada -pomposamente- ley de "Reconstrucción con cambios" son muestras de ello.
Si el régimen pretendía que el fujimorismo y la oposición parlamentaria pasen por alto los casos de los ex ministros Saavedra, Vizcarra y Thorne está muy equivocado. Una cosa es apoyar la gobernabilidad y otra no fiscalizar, permitir la corrupción y dejar de hacer control político.
Las frases del propio y cuestionado Zavala, y del Presidente sobre el fujimorismo son muy desacertadas. En todo este juego, el gobierno cuenta con aliados leales: radios y televisoras palaciegas, porque en el Perú hemos pasado de las tanquetas de Velasco a los maletines de Montesinos, a los contratos de publicidad, y ahora también a las consabidas redes.
Según algunos analistas, la invitación de la Sra. Fujimori al Presidente de la República responde a una estrategia de la lideresa de Fuerza Popular, frente al reciente protagonismo -o motín según algunos- del menor de la familia del encarcelado ex presidente.
Sin embargo, por una razón u otra, como ya se ha afirmado, este diálogo no servirá de nada si se traslada a esa entelequia que es el Acuerdo Nacional, y sobre todo, si ambos, especialmente el gobierno, no guarda o saca sus halcones de su entorno.
No se puede seguir llamando obstruccionista a quien le toca fiscalizar frente a graves hechos políticos y escándalos, los que, como hemos dicho, no los ha generado la oposición, sino el gobierno, que ha mostrado torpeza y arrogancia.
No es pues, como sostiene el ex ministro toledista Fernando Rospigliosi que el ex contralor haya sido ariete del fujimorismo. Ese papel lo han jugado muy bien Vizcarra y Thorne. Gracias a la amoralidad e ilegalidad del cuestionado ex funcionario, y cuyas acciones deberán ser investigadas y/o sancionadas, hemos podido conocer hechos peores. Y diríamos exactamente lo mismo si la presidencia estuviera en otras manos.
La salida del contralor y de los ministros demuestra una vez más que nuestro sistema político no da para más. Está en ruinas. Y la única razón que la cual hasta ahora no se ha presentado una moción de vacancia contra el mandatario se debe, aparte del cálculo político del fujimorismo, a que no se podía probar lo que el ex titular del MEF afirmó: que el presidente le había dado la orden de dar ese mensaje a Alarcón. Porque del caso Odebrecht y el papel del ahora Jefe de Estado en ese escándalo- que era PCM cuando se generó- ni se habla.
Debe darse por satisfecho Palacio de tener una oposición más que flexible, pero si no se aleja a los halcones de su entorno, de esos que revolotean hace muchos años, el encuentro no servirá de nada, y lenta, pero firmemente, llegaremos al bicentenario en una situación delicada o explosiva. La suspensión parcial de actividades en Andahuaylas y la movilización de cientos de pobladores del VRAEM a la capital, y la huelga médica son signos de esa situación delicada o explosiva que, podría formarse, incluso antes de las elecciones regionales y locales.