Bowie: el adiós a la vanguardia permanente
Vamos a decirlo de esta forma: a nosotros nos gusta más Bowie que los Beatles. David Robert Jones (su nombre original), le dio a la música y a la cultura no una, sino varias perspectivas con su peculiar estilo.
Comenzó con Space Oddity, (La Odisea espacial) donde creó a un astronauta perdido-y drogado- en el espacio, en base a una película de Stanley Kubrick. También habló de Cam-cam-cam-bios (Chan-chan-chan-ges), a propósito de su camaleónica personalidad, una perfecta canción pop de algo más de 3 minutos.
También son de autoría Live on Mars, sobre una niña víctima de abusos que se refugia en el cine, y por supuesto Heroes, una historia de amor en Berlín Oriental,durante su estadía en esa ciudad,con uno de sus compinches, Iggy Pop, escrita en su supuesta limpieza de drogas. Eran los tiempos de la dieta blanca (leche y cocaína). Rebel rebel habla sobre sus fans de Glam rock, aquel género y movimiento de maquillajes, pelos pintados, y atuendos extravagantes, basado en el teatro, el mimo y el kabuki. En cierta ocasión, el músico contó que eso, su camaleónica personalidad, y la creación de sus personajes como Ziggy Stardust, el alienígena mesiánico, eran o servían para “disfrazar”-nunca mejor dicho- su timidez. Con Ashes to ashes termina la historia del mayor Tom, con la célebre escena de payasos en la playa.
A Bowie lo podemos escuchar con el saxo en Walk on the Wild Side, de Lou Reed, otro cercano,cantando y bailando despreocupado bajo la lluvia el clásico Dancing in the Street con Mick Jagger, en un especial de Navidad con Bing Crosby. Con Lennon compusieron Fame, esa aproximación al soul y al funk rock, al igual que Fashion, y la estupenda Jean Genie.
En los ochenta, aparte de Dancing the Street, hizo Let’s Dance, con percusión africana, vena rockera, y nativos australianos, en un video hecho en ese país. De esta época es también Modern Love, Blue Jean, y por supuesto, Under pressure de Queen.
Jump they say de los tempranos 90, nace a propósito de la muerte de su medio hermano esquizofrénico, quien se lanzó desde las alturas. El video parece denotar entre trompeta, coros, y ritmo techno, que invita al baile, una crítica al sistema de salud británico. Y también se animó a cantar "Like a rolling stone", el clásico de Bob Dylan, aunque no con mucho vuelo.
Blackstar, su última obra no es más que la puesta en escena de su muerte, acompañada de una melodía de 10 minutos, y que ha merecido elogios no gratuitos en la crítica.
Bowie, radicado en nueva York, era un hombre sencillo, de un carisma increíble, algo que difícilmente se ve en ese mundo, y se afirma iba a comprar leche al supermercado más cercano como cualquier mortal. En los últimos años se le veía demacrado, pero lúcido y tesonero. Su última obra da fe de ello.
Fotógrafo, pintor, videasta, con incursiones en la actuación, entre otras cosas, estaba casado en segundas nupcias con la modelo somalí Iman, y deja dos hijos, uno de ellos el cineasta Duncan Jones.
A los 69 años recién cumplidos, este músico que trabajó con coreógrafos como Carlos Alomar, Toni Basil, con productores como Brian Eno (quien a su vez produjo a Talking Heads y a U2), el que convirtió, según refiere el "rocanrólogo" Cucho Peñaloza, China girl, de Iggy Pop, en un éxito comercial y luego le dejó las regalías, fallece y nos sorprende, pues no sabíamos cual sería el próximo, talentoso y fascinante David Bowie que aparecería, mientras que otros colegas suyos no hacen más que imitarse a sí mismos.
Bowie, según Lou Allen Reed (Lou Reed)
Lou Reed, amigo e ícono indiscutible de la música, alabó, en su edición 50 años de Rock n' roll de la revista Rolling Stone*, sus varias voces, que podían pasar de una romántica a una melódica. El fallecido ex líder de The Velvet Underground añade, que en Satellite of love, del Transformer, disco clásico de Reed, “sube la voz de manera fabulosa”.
La nota menciona que el “Duque blanco del Rock” nunca se repetía, y que -gran verdad- si un músico le hiciera caso a los críticos y el público, se la pasaría tocando cuatro temas una y otra vez. Otra muestra de su talento y creatividad para su amigo, colega, y socio es su aproximación al soul en Young americans.
Reed concluye su artículo señalando que el y Bowie seguían siendo amigos, iban al teatro, a una exposición de arte, a un museo, y que poco antes de esa edición lo vio tocar en un concierto de rock más maravillosos que haya visto en su vida. “De gente blanca, por lo menos. De verdad.”, concluyó.
*Revista Rolling Stone, David Bowie, por Lou Reed. Julio de 2004, Pág. 60.