Apuntes sobre la carrera
En medio de jales, suerte de cartas-pases, la primera etapa de la carrera electoral va llegando a su fin, de la peor manera. Candidatos que se alquilan, congresistas que estudian opciones. La política no es doctrina, ni ideología, sino simplemente la búsqueda de un lugar.
De todas las opciones, la peor, sin lugar a dudas, es la que representa el oficialismo, con el retorno del general en retiro Daniel Urresti, a quien se podría calificar como “el candidato del insulto, o de los ataques”, especialmente contra el aprismo y el fujimorismo. Si tuviera un mínimo de prudencia, el gobierno y su candidato se cuidarían de tener mejores migas con estos grupos. Comisión avisada no mata gente.
Las estrategias del régimen, empezando por el presidente que habla como candidato, parecen ser la del insulto a estos grupos, fiscales, y prensa. Se esperaba que, por estar en campaña, separaran la política partidaria de la del Estado, pero para palacio ambas son indisolubles.
El humalismo y Urresti juegan esas cartas, y la otra bien puede ser la de la huida a París, argumentando una “teoría de conspiración” absolutamente inexistente, al alimón con apoyar, directa o indirectamente - de este régimen puede esperarse cualquier cosa- a cualquier candidato que no sea de Alianza Popular o Fuerza Popular, y cabría preguntarse si va a respetar la voluntad ciudadana, en caso ganen esas opciones. Respeto a la voluntad popular que sí demostraron Alejandro Toledo y Alan García, porque la democracia se ve en los hechos, y no en los discursos.
Mientras tanto, Keiko Fujimori sigue en el primer lugar, y el resultado de sus polémicas decisiones se verá más tarde. Las sombras del gobierno de su padre no deberían estar ahí por siempre, y nadie puede cargar toda su vida con errores o delitos ajenos.
Mal que bien, la corrupción de la autocracia fujimorista ya fue sancionada, a diferencia de aquella del gobierno militar de los gobiernos velasquista y moralista, del Caso Guvarte, o el Mantaro - Pachitea, para citar algunos casos que quedaron en el olvido. Y ni hablar del caso de firmas falsas de Perú Posible, el caso Bavaria, Soros, o de José Silva Vallejo, el juez de Alejandro Toledo. Pero para la progresía y la izquierda primitiva sólo es sancionable la aprofujimorista y, por último, si quedan prófugos del proceso de los noventa, le compete a la justicia peruana ubicarlos y traerlos, salvo que no tengan interés de hacerlo. Sabe Dios por qué razones.
El expresidente García parece estar empantanado, mientras que se une al PPC en su peor momento y la alianza parece no haberse asimilado ni en Alfonso Ugarte ni el Paseo Colón. Del mismo modo, el tecnócrata Kuczynski la pasa mal, y a quien la suerte no le acompaña, pese a sus jales tecnocráticos como la ex-ministra Araóz, o el exitoso gobernador regional de Moquegua, Martín Vizcarra.
A los adeptos de César Acuña parecen no interesarles las denuncias y versiones que van desde corrupción hasta abuso conyugal, pasando por violación.
Mientras tanto la candidatura de la izquierda sigue sin prender, y su candidata más importante, la correcta Verónica Mendoza, le cuesta mucho criticar “empresas estratégicas” como Sedapal. De hecho, la que brinda peor servicio, y que podría funcionar con - a falta de cuadros- un contrato de gerencia, con cargo a resultados. Si no, se le cancela el contrato, no como en otros sectores. ¿Aló?
Estos son los primeros apuntes de la carrera que realmente empieza la semana que viene. En medio de esto, el país queda al garete, con una inflación del 4%, un crecimiento de 2.7%, y un déficit fiscal del 2%. Las peores cifras económicas en muchos años.