Huanta en Semana Santa
La esmeralda de los Andes a poco más de una hora al norte de Huamanga, nos recibe como un valle de distintos verdes entre los que resalta armoniosamente las retamas amarillas, que parecen querer lanzarse al cielo azul.
En esta segunda oportunidad que Huanta, vivimos la experiencia intensa de su Semana Santa. Casi toda una comunidad dedicada desde sus diferentes lugares y situaciones a revivir y compartir los momentos y escenas que para los cristianos son las bases de nuestra fe: la pasión de Jesucristo.
Habría que mencionar a modo de no anticipar la experiencia para quienes aún no viven estas festividades en Huanta, algunos recuerdos y vivencias. En la procesión del miércoles Santo, entre alfombras de flores y otros materiales naturales, y un intenso olor a incienso, impresiona la representación del Hijo, cordero, ofrenda de resarcimiento con su Madre, repitiendo: “los encuentros de una madre con su hijo siempre son emotivos, llenos de ternura, de amor”. A ese encuentro se le suma el intenso presagio del dolor y sufrimiento, de víctima voluntaria. Felizmente en esta representación, la multitud convocada parece comprender esto, y acompañan y a las andas en su camino doloroso al altar.
Del viernes, contaremos que resulta conmovedor poder ver que la figura articulada del Cristo, y la ceremonia y el proceso de colocarlo en la cruz, puede tomar un poco de tiempo, pero el necesario para poder e intentar revivir esos momentos de la manera más intensa, y poder llegar a instantes de profunda meditación.
En el proceso de observar, meditar y tomar algunas fotos, de pronto nos dimos cuenta que estábamos al pié de la Cruz, con Cristo ya crucificado, y listo para sus últimas palabras. Es conmovedor estar allí, en Huanta, y agradecimos profundamente a Dios no estar en el Calvario. Se nos había librado de la posible culpa de estar al lado de los acusadores, por que así somos los seres humanos: débiles y muchas veces incomprensibles.
Durante la Fiesta de la Pascua, se vive una alegría de hogar, no de mundana. Una alegría del Ser querido que se alivió, que está nuevamente con nosotros.
Turismo, cultura y culinaria
Huanta, valle y ciudad, son una clara muestra del tesoro que significa para nuestro pueblo los Andes. Estos conservan los principales atractivos turísticos naturales, como el mirador de Lauricocha, pero también lagunas, humedales, bosques de piedras, cataratas y pampas, donde se derramó la sangre de nuestros héroes de la independencia.
El lugar con sus pobladores amables y carismáticos, aún conserva el movimiento de una ciudad pequeña. Sus iglesias, casonas, plaza mayor y alrededores siempre ofrecen alternativas turísticas y culturales. No falta el chirrido de esos bichos motorizados que llamamos mototaxis, pero que son necesarios.
Su culinaria ofrece alternativas desde el desayuno con unas concentradas y suculentas sopas en el mercado central, cuyes, chicharrones y el guiso de pucca como platos emblemáticos, y al atardecer, una feria de pastelería fina que deleitará a cualquier paladar. Y para las veladas y noches de insomnio de posible penitencia, unos quemaditos (licores) harán el paso de las horas más llevaderas.
En el ámbito íntimo y personal, nuestra cercanía con Ayacucho se remonta a la niñez, que no transcurrió en Huanta o en Huamanga, pero en nuestra ciudad natal tuvimos la suerte que el maestro o tutor Flavio Espejo, también músico, nos hizo aprender y cantar el casi mítico huayno Perlaschallay, con dos estrofas en quechua… un regalo y que nos hermanó sentimentalmente con estas tierras. Otro hecho que nos vincula a Huanta es tener como amigo al Rvdo. José María Guevara, que tampoco nació aquí, pero que se ha unido con la ciudad, su gente y fe.
Proyección social
No queremos dejar de mencionar que otro de los motivos de este viaje fue ir en caravana con un grupo de amigos, todos jóvenes de espíritu (el máster bordea y disfruta de la experiencia de las 09 décadas), cada uno con algunas chivas, y elementos de trabajo, a ofrecer 03 días de trabajo y atenciones gratuitas a las población sobre todo más necesitada.
En este proceso que requiere una logística especial, por el lado de la población y Huanta, recibimos un valioso apoyo para nuestras actividades del Sr. Raúl Hiraoka y su esposa, ambos amigos, y sobretodo hijos agradecidos de esta tierra, y del alcalde, Sr. Percy Bermudo, y su equipo. En este sentido, obviamente no se puede mencionar a todos los que colaboraron, pero todos saben que estamos muy agradecidos.
A Huanta, a la que le sobra tanto y también le falta tanto, cuando se le quiere dar o entregar algo, devuelve con creces. A Huanta, que el estado no le ha ayudado a cerrar heridas de terroristas y sinchis, ahora tampoco le ayuda en sus nuevas luchas sociales, económicas y de narco-terrorismo que todos conocemos y que están para vista de todos, que juntas no resaltan más que sus amarillos y verdes.
*Médico Radiólogo, USMP
Colaboración y fotos: Juan Pablo Quirós.