Detras de la cortina

Premier con luz verde

Como era previsible, el parlamento defenestró a la Premier Ana Jara, la Premier de la primera dama le decían (sic). Decimos previsible, porque no era muy difícil suponer que luego de sucesivas denuncias y escándalos, la oposición ¡por fin! asumiera su papel.

Sobre la censura, cabe recordar que es un acto de control político a la que la oposición tiene derecho, luego de las insatisfactorias respuestas del régimen sobre las denuncias de espionajes: “los otros espiaron más”, “es una obra de privados”, entre otras menos felices.

Desafortunadas también las declaraciones de algunos empresarios que hablaron de la censura como un hecho que “podría generar inestabilidad”. ¿Qué más inestabilidad que tener 7 gabinetes y ministros del sector que se cambian cada 4 o 6 meses, para no hablar de funcionarios de confianza? ¿Qué más inestabilidad que espíen a importantes inversionistas? Tal parece que hay hombres de negocios que no tienen “conciencia de clase”, como diría Marx, o no quieren chocar con el gobierno. 

Pasada la censura, y fiel a su estilo, el presidente Humala dijo que la aceptaba, pero que el congreso no tiene “autoridad moral” para censurar. Probablemente, pero ¿la tiene el gobierno?

La defenestración se produce por responsabilidad política, porque, como se sabe, los empoderados servicios de inteligencia dependen de la Presidencia del Consejo de Ministros. En términos políticos, había que sancionar. La responsabilidad penal tendrá que verse en su momento, pero por ahora, el presidente es inimputable.

El polémico nombramiento de Pedro Cateriano puede responder a dos factores: el presidente está sentido y busca enfrentar a la oposición, o carece de cuadros y no tiene a quién más colocar, o quizá ambos.

Como quiera que fuese, Cateriano ha prometido ser más dialogante y moderado, y destrabar inversiones, frase ya escuchada, y que hasta ahora, no ha tenido ningún correlato en la realidad, como se ha visto en el bizarro amago de salida de Southern con el proyecto Tía María. Y conste que no es el primero. Son varias las inversiones que se truncan o se van, ya sea por indecisiones, papeleos o inseguridad, mientras la DINI espía periodistas con nuestro dinero.

Otro asunto que ha llamado la atención es la salida de Gonzalo Gutiérrez de Cancillería, gestión ostensiblemente mejor que la de Roncagliolo y Rivas, el primero injustamente premiado con una embajada en Madrid. Aquí, al parecer, más allá de los silencios de Chile, se especula que el mandatario podría emplear este episodio para distraer a la opinión pública, polarizar, y ganar o recuperar puntos. Que lo logre es otra cosa.

Pero la principal dificultad del gobierno no es pues, la designación de Cateriano, sino más bien el Presidente de la República, quien con su falta de liderazgo, incapacidad, lenguaje y actitud beligerante nos ha llevado a esta situación. El nuevo Premier, a quien se le recuerda como el ministro que solicitaba "luz verde" de la primera dama, es el menor de sus problemas.