¿Se le viene una mega?
Una de las cosas que se pueden desprender de esta serie de escándalos, sobre los cuales ya no vamos a ahondar demasiado, es la clara relación de los involucrados sino con el presidente, o al menos con el entorno presidencial, y la probable creación de una comisión que investigue -seriamente-estos hechos.
Esta comisión, no sabemos si MEGA, y que entraría en funciones el 2016, tendría por encargo investigar, aparte del caso López Meneses, el alcance de los negocios o negociados de Belaúnde Lossio con el estado. En el caso de Belaúnde, no hay que olvidar sus vínculos de campaña con el diario "La Primera", mitad vocero, mitad pasquín del humalismo, como que su padre, Arturo Belaúnde, fue presidente del directorio. Y también indagaría acerca de las capilares y aceitosas consultorías de la señora Heredia, aparte de sus asesorías en Venezuela.
En el caso de presidente, sus supuestos vínculos con López Meneses, con Montesinos, con Chávez, o por lo menos con su dinero, recursos que serán difíciles de rastrear debido al fallecimiento del dictador, y con los mineros ilegales. Y otros destapes que se revelen. Porque la verdad es que cada vez se conocen más.
Es sólo en este contexto que se explica la desesperación del humalismo por sabotear, en la práctica, indagaciones que dice apoyar. La extraña salida del procurador Cristian Salas parece demostrarlo. Y no nos llamaría la atención que salga el FONAVI, o se bajen más impuestos. El objetivo sería dar la sensación de mejoría económica, poniendo más dinero en los bolsillos de los ciudadanos, y con ello, mejorar su alicaída imagen, y ganar votos en el futuro. Tratar de tener al menos un grupo de 10 a 20 congresistas, que tenga algún poder de negociación. Una lista que podría ser encabezada por la propia esposa del presidente, y con un candidato presidencial que podría ser, según dicen, Martín Vizcarra, ex presidente regional de Moquegua, o el histriónico Daniel Urresti, que parece gozar de cierta simpatía en algunos sectores del electorado.
Que si esto es conveniente para el país, por supuesto que no, pero el humalismo, que se comporta como un neofujimorismo, parece tener ese patrón de conducta, aunque lo niegue una y otra vez.
En lo que se refiere al fujimorismo, y al pepecismo, sus grietas internas sólo ratifican la crisis de al interior de los partidos. Crisis que ellos mismos se niegan a solucionar y reformas que se niegan a hacer, con las nefastas consecuencias que esto acarrea en nuestra vida política.