< Detras de la cortina

AFP: el debate que no se da

Lo ocurrido a propósito del debate y posterior derogación del aporte de los independientes a las AFP es una muestra más del daño que la impericia e inexperiencia de este Gobierno le sigue infringiendo al país.

 

Parto por decir que el sistema privado de pensiones no solo no es perfecto, sino que si el objetivo del modelo creado a inicios de los 90 era dotar a la mayoría de peruanos de pensiones lo más justas y dignas posibles, pues el objetivo permanece aún muy pero muy lejano.

 

¿Eso es culpa de las AFP? No lo creo. Al menos no exclusivamente. Es culpa de todos nosotros. Gobierno, afiliados, opinión pública en general, y por supuesto que también las propias entidades prestadoras en lo que les toca. Básicamente por no haber dado un debate amplio y oportuno para ajustar el sistema a una realidad peruana tan compleja como demandante, de tal forma que el objetivo social (la responsabilidad constitucional del Estado de asegurar un sistema previsional amplio, competitivo, sano y financieramente sostenible) se conjugue con el interés de cada persona por alcanzar un mecanismo de aportación adecuado a sus necesidades.

 

El Estado ha debido brindar las suficientes condiciones (y por ende cambios normativos) para que el sistema de fortalezca adecuándose a esta realidad tan informal y tan nuestra, y bajo esa premisa, brindar la mayor cobertura posible a quienes hoy están excluidos (hoy solo 1 de 5 peruanos están en una AFP y solo 2 de 5 tienen protección jubilatoria).

 

Ese cambio para bien del sistema no lo ha propuesto ninguno de los gobiernos desde 1992 en adelante. Hay que reconocer, no obstante, que esta administración asumió el reto de la reforma. Pero claro, lo ha hecho mal. Muy mal.

 

Hoy ese error le permite a quienes en realidad desean que el sistema desaparezca con una serie de argumentos facilistas, como el de la no obligatoriedad (que no existe en ninguna parte del mundo) "vender" una teoría de la expoliación a los independientes.

 

¿Qué queda? Insistir en la reforma. Una que parta por reconocer que sí hay un avance en el sistema previsional, pero a todas luces insuficiente en relación a su objetivo primigenio. Lo que no creo es que con la debilidad política del régimen existan condiciones para un debate serio, técnico y fructífero.

 

Martes de Licencia

Diario “Correo” 2/9/14

Abogado y analista político

Reproducido con la autorización del autor