Gustavo Vásquez-Caicedo: La vida en comunidad puede promover una buena salud mental
Uno de los grandes problemas del mundo moderno es la salud mental. Las afecciones como la ansiedad y depresión son comunes en todos los estratos, y nuestro país no está exento de estos males. El doctor Gustavo Vásquez-Caicedo, reconocido psiquiatra, quien ha trabajado en el Hospital Naval, y ha integrado el Comité de Salud Mental del “Consejo Nacional de Salud” creado en el gobierno anterior, conversa con nosotros sobre estos temas tan importantes para la sociedad.
Ddlc: ¿Qué se entiende por salud mental?
GV-C: En realidad, habría que verlo de esta manera. ¿De qué sirve la salud física, si no se puede hacer bien las cosas? Pero resulta que la salud mental puede estar bien en términos generales, pero pueden presentarse interferencias, errores, tensiones, que hacen ineficiente ese estado.
Es decir, hablar de salud mental requiere en primer lugar circunscribir el campo. Si hablamos de salud mental, y si hablamos de aquella salud que incluya las enfermedades mentales.
Ddlc: Entonces se podría inferir que la salud mental no es solo la ausencia de enfermedades mentales.
GV-C: Así es. La salud mental no debe entenderse únicamente como la ausencia de enfermedades, sino como la capacidad de poder vivir satisfactoriamente en armonía con su entorno y adaptándose a las circunstancias, porque en la vida diaria pueden surgir una serie de situaciones, con las que uno se tropieza y pierde toda eficiencia.
Por ejemplo, en los temas de salud mental se mencionan las enfermedades más comunes como la ansiedad, la depresión, y faltaría mencionar, por ejemplo, la esquizofrenia, que requiere un tratamiento siquiátrico y para la cual existe una organización sanitaria, un estado, la sociedad, pero lo que no existe y está en manos de todos es tratar otros problemas como la violencia.
Ddlc: Pero la violencia está condicionada a factores económico - sociales.
GV-C: Exacto. Entonces tenemos un grupo de factores psico-sociales que interactúan con los problemas siquiátricos. Esta realidad podría definirse mejor como bio-psicosocial. Lo biológico es indudablemente importante, porque cuando una mente está perturbada, el organismo resulta afectado. El sistema nervioso central es responsable del funcionamiento corporal y el comportamiento, y a pesar que no hay lesiones detectables fácilmente, actualmente se sabe que hay un problema biológico en las enfermedades mentales.
Aparte están los problemas psico-sociales. Todo lo demás tiene que ver con el estrés y la angustia, que genera la violencia y otros problemas, como el abuso de drogas.
Es decir, uno se preocupa por la ansiedad y la depresión, pero la que genera más problemas en el ambiente social y familiar es la violencia que depende de la fármaco-dependencia, de la delincuencia, y otros problemas como la violencia intrafamiliar, el abuso del menor, de la pareja. Todos esos son problemas de salud mental, en los que no necesariamente hay una definida enfermedad mental, sino hay una serie de comportamientos anómalos que generan una disrupción en el ambiente familiar y social, de modo que estamos hablando de un grupo de enfermedades mentales.
Ddlc: ¿Qué dicen las estadísticas sobre esto?
GV-C: Las estadísticas sobre la esquizofrenia revelan que 1%de la población mundial padece de esta enfermedad, la depresión y la ansiedad están entre el 15 y 30%, variando por una serie de factores. En nuestro país es parecido. Es un problema bastante generalizado que se relaciona con la fármaco dependencia y la violencia, que hemos mencionado, las situaciones socio-económicas, y con problemas físicos.
En las estadísticas de los hospitales generales, más de la mitad de los pacientes tienen síntomas depresivos o ansiosos que deben recibir tratamiento y eso es lo que generalmente se descuida, porque se les trata la enfermedad física y se deja de lado este problema.
En consecuencia, hay una cierta “invisibilidad” de los problemas de salud mental. No son fácilmente detectables. Ni las personas ni los servicios de salud lo hacen. Los médicos no lo ven, o tienen algunas ideas como la generalidad del público que no permite que un problema sea tratado como algo clínico. Dicen “está nervioso, tiene problemas”. No van más allá.
Ddlc: Un informe del Instituto Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud del 2009, reveló que en Lima cerca de la cuarta parte de aquellos que percibieron problemas de salud mental en los últimos 6 meses recibió atención, mientras que en la Sierra y la Selva sólo el 13.9%.¿A qué se debe esta situación? ¿Es un problema de presupuesto?
GV-C: Esa cifra coincide con lo que decía, pero la causa puede ser que la gente no percibe un problema siquiátrico, se acostumbra a él. Hay una tradición en el que esos problemas tienen un lugar, no están considerados como un problema de salud. Son cosas de la vida, y las personas que los padecen son vagas, desadaptadas, o cualquier cosa que la cultura popular determine. Por eso decía que éstos son problemas de “cierta invisibilidad” y donde no son vistos en mayor cuantía en donde no ha llegado el estado.
Porque puede existir ese índice, pero apenas el estado actúa eficazmente, va enseñando que hay otras cosas. Su presencia es importante, pero al lado está la cultura popular, y estos problemas no han sido analizados ni tratados adecuadamente, cómo sólo una sociedad moderna lo puede hacer. Pero incluso en la sociedad moderna se presentan críticas al enfoque siquiátrico de uno u otro problema.
La gente tiene una percepción sobre eso, o no tiene medios, o lo aborda de otra manera: chaman, mago, o a la comadre, donde soluciona el daño, o tal o cual necesidad y no necesariamente son comprendidos como personas con problemas psiquiátricos.
Esa diferencia puede tener otras causas, como el alcohol y la violencia. Dentro de eso, también puede contribuir un clima insalubre y un lugar determinado, y ocasionar más enfermedades físicas del sistema nervioso. En medios rurales por ejemplo, la cisticercosis, producida por la falta de higiene y de cuidado en el contacto con los animales que derivan en problemas neurológicos y siquiátricos severos.
Ahora, si nos comparamos con otros países de la región, estamos muy cercanos en cuanto a cifras, en vista que prácticamente somos lo mismo desde el punto de vista social. Incluso nuestras estadísticas son prácticamente intercambiables.
Ddlc: ¿Existe una política de estado o lineamientos sobre estos problemas que incluyan no sólo el diagnóstico, sino el tratamiento o el seguimiento? ¿Hay suficientes centros especializados?
GV-C: Los centros especializados existen, pero no son suficientes. Los lineamientos también. Justamente participé en la elaboración de un documento por el Comité Nacional de Salud Mental, llamado “Lineamientos para la acción en Salud Mental”, durante el gobierno anterior. En esa misma comisión hicimos el “Plan Nacional de Salud Mental”, donde se trazaban a partir de esos lineamientos una serie de objetivos y pautas. Lo que ha pasado después es que el nuevo gobierno tomó otro rumbo, y eso es lo que afecta, la falta de continuidad en la política.
Se volvió a tomar contacto con los hospitales mentales, con los servicios, dejando de lado lo que se propuso: una intervención de la sociedad, de todos los sectores, incluyendo Educación, Interior, Salud, universidades. Había representantes del sector privado. Era una acción que intentaba concertar todas las actividades para ver que hacía la sociedad.
El gobierno tomó el documento con reservas y a medias, porque tiene el enfoque que hay que tratar las enfermedades, y no habla de la prevención ni de la acción comunitaria.
Ahora, en “El Consejo Nacional de Salud”, habían algunos comités, dentro de los cuales estaba el de salud mental, del que yo formaba parte, y considero que es ése es el que no está funcionando.
Ddlc: ¿No funcionaba por un problema de presupuesto o de voluntad política? El vicepresidente del Consejo Nacional de Educación, Hugo Díaz, nos dijo que el estado se demoraba tres años sólo para evaluar una propuesta. ¿Algo parecido ocurría con el de Salud?
GV-C: El Consejo Nacional de Salud funcionaba. Ha sido en el cambio de gobierno cuando dejó de funcionar. Con la ex ministra Mazetti funcionaba muy bien…
Ddlc: De repente porque ella es neuróloga y de alguna manera está vinculada a la psiquiatría…
GV-C: Es posible, pero creo que es por voluntad política. Todos quieren tirar para su lado y establecen otras prioridades, pero el Consejo Nacional de Salud fue aprobado, con un gran esfuerzo, porque era a nivel nacional y descentralizado. En cada región hay un consejo, en el que participa la sociedad civil.
Pienso que las cosas aquí funcionan a voluntad, y no se sabe trabajar en equipo, pero repito, a pesar de que esta experiencia con todos sus problemas iba bien. Actualmente no tenemos noticias sobre su funcionamiento.
Ddlc: ¿Era consultivo?
GV-C: En eso estábamos. Cuando renuncié, nos decían que iba a ser vinculante, y parecía que así iba a ser. Se pusieron a trabajar para ver cómo funcionaba en provincias, y ahí no se hacía nada, como dije, creo que fue por luchas políticas en el mismo sector. Todos sabemos que la salud no es cuestión de los médicos.
Ddlc: ¿Las enfermedades mentales son producidas por nuestro medio ambiente o podemos tener alguna particularidad que nos haga proclives a ellas?
GV-C: En la actualidad, con la tecnología y teorías modernas, se sabe que hay una tendencia familiar de las esquizofrenias que es de 1%, en los trastornos depresivos como la depresión y la bipolaridad. El asunto es que existen factores biológicos, psicológicos y sociales, están presentes. Incluso en la ansiedad.
Estos factores no son totalmente responsables porque están los factores sociales y sicológicos. Ahora, como se sabe, otras enfermedades como la diabetes y determinados tipos de cáncer pueden ser hereditarias.
Ddlc: ¿La depresión y la ansiedad afectan nuestro sistema inmunológico, y nos hacen más vulnerables a una gripe, por ejemplo?
GV-C: Es verdad. El estrés afecta nuestras defensas y está demostrado que tiene que ver con las infecciones virales. Y las infecciones virales cada vez más agudas y crónicas, y cada vez más están demostrando su relación con algún tipo de cáncer. No hay hallazgos consistentes, el investigador quiere ser contundente, pero las cosas no siempre se presentan igual, hay un claroscuro. La evidencia para quien no es investigador es total, pero se busca el rigor científico.
Hace un año falleció un distinguido colega, y a los tres o cuatro meses se muere la señora. Las personas quedan en estado vulnerable, y el sistema inmunológico funciona menos, o mal, por la depresión.
Ddlc: Lima se ha vuelto una ciudad violenta, con espacios públicos escasos, un transporte público estresante, las zonas residenciales no brindan tranquilidad. Si a esto le sumamos los problemas laborales, no debe sorprender que la depresión y la ansiedad tengan una alta incidencia. ¿Qué alternativa saludable tenemos los ciudadanos para protegernos de esta situación?
GV-C: La vida comunitaria es un valor que se ha perdido, una parte de la población carece de ella desde que migra, pero un ambiente con una comunidad activa promueve una vida mental saludable. Volver a la vida comunitaria, a las prácticas sencillas en un grupo familiar creo que puede ayudar. En todo caso, se puede propiciar la formación de grupos, y eso es lo que cumplen y cumplían los clubes provinciales de Lima. Significaba que el marco estaba en Lima, y esa gente seguía luchando. Pero ahora que el migrante es un ciudadano limeño, el problema es que está aislado, parte de la familia está en la pandilla. Es un asunto más serio. Pero los grupos familiares, los referentes colectivos pueden apoyar...
Ddlc: En otras palabras, la familia y los amigos.
GV-C: Sin embargo, la pregunta me recuerda algo que he leído recientemente: la familia no quiere venir a Lima, porque hay oportunidades, trabajo. De repente es cierto, y la gente se está quedando en su lugar de origen.
Además parece que la gente no quiere irse del país. Todavía hay esperanza.
Ddlc: Por lo menos en ciertos estratos, y de acuerdo a las metas de cada uno.
GV-C: Efectivamente.
Ddlc: Si el país está mejor, la gente tiene más ingresos, y eso debe propender a una vida más serena.
GV-C: Claro, pero lo que ocurre en países con una mejor economía no es necesariamente el paraíso.
Ddlc: Una de las cuestiones más graves para la psiquiatría son las adicciones. Alguna vez el doctor Rafael Navarro Cueva, director del hospital Hermilio Valdizán de Ñaña nos dijo que las adicciones, por lo general, son como el cáncer. Casi irreversibles. ¿Comparte usted esta opinión?
GV-C: Lamentablemente, pienso que es algo muy cercano a eso. No sé si la comparación es algo drástica, pero la adicción es un asunto muy grave.
Ddlc: …y las adicciones no son sólo al alcohol, o a la droga. Sino también al trabajo, al sexo, o en estos tiempos, a Internet.
GV-C: …o al juego. Pero esas son adicciones menores, son más manejables porque dependen más de factores psicosociales, mientras que en la adicción a drogas están involucrados productos químicos que afectan directamente al sistema nervioso, y hay lesiones.
Cuando predomina el factor psicosocial, puede haber más esperanza de un mejor manejo, pero si depende del factor biológico es más complejo.
Ddlc: Hay varias creencias extendidas. Una que -ya está desvirtuada- según la cual la marihuana no es adictiva lo cual se ha comprobado que sí lo es y además se le considera trampolín al uso de otras drogas, y la otra afirma que la adicción es más mental que física. ¿Qué piensa usted?
GV-C: Eso es correcto hasta cierto punto. Uno cree que esto le puede hacer bien, lo “acelera”. A veces tiene importancia, y a veces no. Cuando empieza a hacer efecto una droga, inicialmente se puede desintoxicar uno, pero a medida que eso avanza, ya no es una simple creencia que puede desvanecerse, ya queda ahí fijada una serie de circuitos que hacen muy difícil, casi imposible, dejar el hábito.
Ahora, si la droga mejora la memoria o no, la habilidad,…
Ddlc: Estamos hablando del consumidor…
GV-C: Y de la gente normal también es cierto que acelera un poco, y por eso se cae en la trampa. Hay una aceleración, una viveza, otro estado de conciencia, hay una mayor lucidez aparentemente. Eso es mejor para un propósito determinado, y por eso el individuo se “engancha”. La creencia es real, pero después aumenta la tolerancia al consumo, y los efectos.
El efecto natural de las drogas es acelerar es incrementar, aumentar la percepción, y hay casos de poetas, músicos y filósofos que han hablado de un nuevo estado de conciencia. No sólo la gente que está en la cartelera, sino aquella que ha dejado obra como Aldoux Huxley, que hablaba de un nuevo estado de conciencia, de mayor lucidez. Entonces, todo eso es lo que genera en algunos que continúen y busquen eso.
Los efectos de la droga son efímeros, pero la búsqueda de esos efectos lleva a la perdición.
Ddlc: Estamos en una campaña electoral y los políticos de todas las tendencias nos dicen cosas que en ocasiones no suenan muy lúcidas. ¿Los candidatos y algunos políticos deberían pasar por el diván?
GV-C: No me atrevería a decir eso, porque sería chocar contra la práctica social democrática. No se le puede exigir eso, pero no sería mala idea. Incluso entre colegas ha habido alguna propuesta. No olvidemos que en la antigüedad, la aspiración del filósofo, y alguno lo consiguió -temporalmente también-, para que sólo gobierne la inteligencia, la aristocracia del pensamiento. Alguna vez se ha pensado así, pero es difícil.
Mas bien, creo que la sociedad debe tener los mecanismos para limitar sus aspiraciones, pero tal vez lo mejor sería que los ciudadanos aprendamos a detectar eso y descubrir gente mentirosa, y cuales cosas tienen algo de sentido y cuáles no.
Pero también es importante que el público sepa escuchar, identificar una ensalada de palabras y las digresiones sin sentido en el propio lenguaje cotidiano, en el cual puede equivocarse pero se corrige inmediatamente. Sin embargo, en el discurso público debería advertirse cuando la gente habla tonterías. No porque sea posible o imposible, sino porque palabras están mal hilvanadas.
Ddlc: Usted cree que eso no sólo es atribuible a un mal manejo del lenguaje sino a otro tipo de problema.
GV-C. Como se piensa, se habla. Lo normal es hablar con precisión. Pero si uno es engorroso, ampuloso, y con exceso de palabras y figuras, algo puede ocurrir.