< Detras de la cortina

Fernando Villarán: Para promover la pequeña empresa hay que vencer resistencias ideológicas

El Perú es un país de pequeñas y medianas empresas informales, y otras creadas con planificación o visión de futuro. La mayor parte de nuestra economía se concentra en pequeñas y microempresas que ofrecen variados productos y servicios y que constituyen el dínamo de nuestro desarrollo.

En la siguiente entrevista, Fernando Villarán, ex ministro de Trabajo, comparte su experiencia con nosotros y señala fortalezas y debilidades de un sector que requiere urgente y eficaz apoyo por parte del estado.

Ddlc: ¿En cuánto a MYPEs, qué trabas encontró cuando ejerció la cartera de Trabajo y Promoción del Empleo?

FV: Yo diría que la principal traba era ideológica, en la medida que estábamos todavía y seguimos un poco bajo la influencia de un pensamiento que algunos llaman neoliberal, otros de libre mercado, etc, en donde se postula que el Estado debe tener un rol mínimo, hacer las cosas más elementales tales como seguridad interna, externa y servicios básicos.

En ese sentido, todo lo que es promoción de la pequeña empresa se consideraba intervencionista. Entonces, siempre había resistencia a proponer políticas de en ese sentido, porque eso podía suponer una mayor participación del Estado.

Otro problema que encontramos fue la dispersión de programas de parte del Estado, que a pesar de lo antes mencionado, es un sector tan grande e importante desde el punto de vista económico y social en el país que era imposible ignorarlo. Se crearon programas en diferentes ministerios, en la vicepresidencia cuando estaba Ricardo Márquez (empresario de Gamarra), el Ministerio de Agricultura, Industria (cuando era Mitinci). En el sector financiero COFIDE tenían centros de servicios.

No había una coordinación de la acción estatal, y tampoco había un liderazgo de alguna institución del estado, entonces reformamos el ministerio y le pusimos junto con el tema de relaciones laborales que es lo que significa trabajo, el  tema de la promoción del empleo, que son dos caras de la misma medalla. Antes se llamaba Ministerio de Trabajo y Promoción Social. No sólo le cambiamos el nombre sino le dimos todas las atribuciones para que esté de acuerdo a su nombre.

Ddlc ¿Cómo observa el panorama actual del empleo en el Perú, y como abordó el tema durante su gestión?

FV: El problema principal del Perú no es el empleo como sucede en los países desarrollados como Estados Unidos o España, sino el sub empleo, que está entre el 50% o 60% de la PEA, y se ubica básicamente en la microempresa rural y urbana. Si se quiere encarar el tema del empleo tiene que trabajar necesariamente con la micro empresa rural y urbana y eso es lo que hicimos con decisión política: darle una orientación nueva al ministerio, que tuvo además el respaldo del presidente y de todo el gabinete.

Ddlc: ¿Cómo hizo usted para vencer todas las resistencias ideológicas?

FV: En realidad, yo no he encontrado resistencias en los funcionarios. La resistencia está en los que toman las decisiones políticas, básicamente en el Ministerio de Economía y Finanzas, ahí se atrinchera esta forma de pensar que ve cualquier tipo de actividad especial de promoción a las MYPEs como un peligro de que haya demasiado gasto público, demasiada intervención estatal y va contra la idea que el modelo debe funcionar solo.

Ddlc: Sobre la dispersión que mencionaba aún hoy se observa: está FIDECOP, PROMIPE, las garantías que presta FOGAPI entre otros. ¿Cuál es su opinión?

Lo que nosotros buscamos principalmente es una coordinación y liderazgo de alguna institución del estado en esta maraña de programas que encontramos. Hice una investigación antes de asumir el ministerio y tenía el panorama bastante claro. Este gobierno ha tomado la decisión de pasar ese liderazgo del Ministerio de Trabajo al Ministerio de la producción, cosa que es debatible y no voy a hacer cuestión de estado por eso. La mayoría de gremios de pequeña empresa lo estiman así, pero sigue siendo necesaria la coordinación y el liderazgo.

Entonces, no estoy tan seguro si está asumiendo este rol el Ministerio de la Producción, creo que hay que reforzarlo, liberarse de estas trabas ideológicas y por supuesto dotarse del personal calificado.

En el campo de la pequeña empresa no es que haya que remover personal, sino al contrario, habría que aumentar el personal calificado y con conocimiento del sector. Todavía subsisten algunos problemas, pero son producto de la situación que se encontró y este cambio es un tema que demora algunos meses en consolidarse.

Ddlc: ¿Cree usted que el D.L. 1086 realmente va a promover la competitividad, la formalización y el desarrollo de la MYPE, como señala en sus objetivos? Lo mencionamos porque según el COPEI en un reciente artículo al año se crean 300 mil MYPES en el Perú, pero sólo subsisten 100 mil, mayormente porque no cumplen sus obligaciones tributarias. Se asume que este sector es informal y a pesar de estos beneficios tributarios y laborales de antes y los de ahora, el problema persiste.

FV: Creo que el decreto 1086 está bien diseñado, está en la línea correcta, y continúa la orientación de la ley 28015 que reguló justamente sobre promoción y formalización de la MYPE y que se dio en el 2003. Ha habido una continuidad de las políticas, lo cual es positivo porque antes sólo se daba en la parte macroeconómica y el punto más importante de valor agregado que añade esta ley no es tanto en el campo promocional, sino en el laboral. En ese momento estaba de ministro Mario Pasco e hizo un esfuerzo por la formalización laboral. Con esta ley se crearon facilidades para las empresas y para la formalización de los trabajadores, a fin que puedan estar en planilla y se creó un régimen laboral especial, se avanzó en el tema del seguro de salud y  en la jubilación.

Es decir, un esquema propio en estos campos con compromisos del gobierno de poner recursos.

Ahora, sobre el tema de la informalidad, no sé de dónde han sacado las cifras los del COPEI, habría que mirar. Si en el Perú se crearan 300 mil empresas al año, significaría un crecimiento del 10% anual en las empresas, porque hay un total de 3 millones 200 mil. Eso es imposible. Ni acá ni en China, ni en ninguna parte del mundo el número de empresas crece en 10% por ciento.

La cifra más precisa que yo he visto es la del investigador Guido Linares, y habla de 100 mil empresas creadas al año en el Perú, lo cual implicaría un crecimiento del 3% número similar al crecimiento de la PEA. Tampoco es correcto que al final del año quedan un tercio de las empresas, porque si se crean 300 mil y quedan 100 mil, desgraciadamente, la “mortalidad empresarial” es mayor, diría alrededor del 70% y quizá hasta 80%. De 10 que se crean, al final de año quedan dos, máximo tres. Este fenómeno se produce en todos los países del mundo.

Mucha gente crea empresas, no les va bien, y luego forman otras. Lo importante es que al final del cuarto o quinto año puedan quedarse un 10, 15 y quizá hasta 20 por ciento, que continúen creciendo, y se vuelvan medianas y grandes. Hay menos creación de empresas, más mortalidad, y efectivamente esta mortalidad debería reducirse. Eso es cierto, y en parte ese debe no tanto a que sean informales, aunque lo incluye, sino a que no poseen ni los conocimientos ni la tecnología, ni el acceso al financiamiento, a los mercados para poder tener más posibilidades de sobrevivencia. Ahí es donde entra la promoción del Estado. No hay programas sobre tecnología, mercados y financiamiento. El tema del financiamiento quizá es aparte porque ahora hay una oferta micro financiera importante, pero los otros temas no existen. En los países más desarrollados hay programas estatales de acceso a tecnología, capacitación y mercado del Estado.

La mejor manera de formalizar una empresa es ayudarla a crecer. Si se hace, se vuelve pequeña y mediana, de todas maneras se va a formalizar. Si permanece como microempresa de subsistencia, probablemente siga siendo una empresa informal.

Ddlc: ¿Cree usted que la CONFIEP debería incluir a Apemipe (Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios) en su directorio?

FV: En alguna época se invitó a dirigentes de pequeña empresa al directorio, pero no funcionó muy bien. Fue un gesto positivo, pero no sostenible. La idea obviamente es integrar las pequeñas empresas con las grandes, pero quizás una estrategia más adecuada sea que las organizaciones de la pequeña empresa y la micro empresa puedan avanzar en su fortalecimiento y centralización, así como existe CONFIEP, que representa a las empresas más grandes, una que representa a las pequeñas y micro empresas. Pero desgraciadamente eso no ha ocurrido. A lo largo de 25 años que tengo investigando en el sector, en ese aspecto no se ha avanzado casi nada. Siguen las mismas peleas, discusiones y enfrentamientos con organizaciones que antes eran fuertes y después se debilitan. Este ha sido otro de los factores que explica por qué había poca promoción en el sector. El Estado nunca ha tenido un interlocutor claro. Habían muchas voces y organizaciones, a veces contradictorias. No se sabía con quién dialogar y definir la política de promoción.

Ddlc. ¿Cuáles fueron los aportes del COPEME?

FV: COPEME es una entidad que agrupa a 55 instituciones privadas, públicas, ONGs, centros de investigación, consultoras privadas que se ha convertido en una referencia para la promoción al sector, un espacio de opiniones y experiencias. Lo que más ha desarrollado el Perú a nivel internacional son las microfinanzas, y muchas ONGs han creado sus EPYMEs y algunas un banco como Mibanco, y en esta evolución de las finanzas ha tenido un papel importante COPEME que remarcaba la necesidad de recorrer ese camino, de promover entidades financieras. Algo similar ha pasado en los servicios de desarrollo empresarial, capacitación, asistencia técnica, en donde hay instituciones que están entrando en eso, buscando y logrando el sostenimiento económico que es lo que se ha logrado en microfinanzas.

Además apoya a los programas de microfinanzas con información que es bastante precisa y útil para las instituciones financieras y últimamente en el tema de la articulación empresarial, promoviendo el programa “Articulando mi Perú”, con financiamiento del FOMIN (Fondo Multilateral de Inversiones del BID), que busca la vinculación entre pequeñas empresas y de éstas con las grandes. Está en pleno desarrollo y se ubica en la página web del COPEME.

Ddlc: En un artículo reciente usted recomienda cambiar prácticas perjudiciales para la imagen de las MYPE como el incumplimiento de contratos, entre otros. Esto nos lleva al campo de la educación. ¿Cómo incluir un cambio cultural en las MYPES que incluya el emprendimiento, creatividad, liderazgo, responsabilidad social y cómo se maneja esto a nivel educativo, si es que se hace, por ejemplo, en las Universidades de Ingeniería y Lima, donde usted enseña?

FV: Y en la Católica, donde enseño Tecnología…Bueno, me refería a que la globalización ha hecho que el Perú esté mucho más expuesto a los ojos del mundo en un sentido positivo, en la medida que se han incrementado las exportaciones e importaciones del comercio internacional en general. El buen desempeño macroeconómico ha sido reconocido por mucha gente en muchos países, pero también ven lo negativo.

Entonces, así como estamos jugando en las ligas mayores, también debemos tener responsabilidades mayores. Los políticos no pueden producir escándalo tras escándalo, ya no somos un país olvidado, aparecemos en las primeras planas de los diarios del mundo, nos desprestigia a nosotros y también a las MYPEs que antes podían pasar desapercibidas. Por eso decía que debe haber un cambio de mentalidad y de prácticas. Ahora, si el cambio se produce desde la educación, mucho mejor, por supuesto, es lo ideal. Existe un problema de valores, de contenidos educativos que necesitan apoyar el emprendimiento. Y hacia ahí tiene que apuntar la educación.

Actualmente nuestra educación forma a las personas para ser empleados, con una mentalidad de empleado, y lo que deberíamos cambiar es a una formación con mentalidad emprendedora que tenga la capacidad de crear, con todos los profesionales y técnicos, incluso los egresados de secundaria, su pequeña empresa con posibilidad de sobrevivir.

No estamos en cero, algunas universidades ya lo han hecho, están trabajando en esa dirección. Por ejemplo, la Universidad del Pacífico le pide a sus egresados que hagan empresas antes de poder titularse o graduarse, San Ignacio tiene la misma orientación. La Universidad Católica ha creado el Centro de Promoción e Innovación Empresarial (el CIE), ESAN un Centro de Emprendimiento. Las Universidades más importantes están yendo en esa dirección, pero las nacionales y muchas de las privadas en las regiones están en el esquema tradicional y eso debería cambiar.

Ddlc: Considerando ese aspecto, más la falta de acceso a los mercados y el apoyo del Estado para las MYPE, uno podría pensar que difícilmente las MYPE aprovecharán los TLC.

FV: Es verdad. Tienen más dificultades que las empresas grandes y medianas, por eso es que nosotros en COPEME y como consultores en ese programa estamos promoviendo esta articulación, porque la mejor manera de que las pequeñas empresas participen en el TLC es aliadas con las más grandes. Por ejemplo, Toyota tiene 47 mil pequeñas empresas subcontratistas.

Entonces cuando uno compra un Toyota no sólo le da trabajo a la fábrica, sino a sus proveedores. Ese esquema no lo tenemos muy desarrollado en el Perú. Estamos como una empresa aislada, autárquica, de enclave, tipo minero. Que hago todo yo mismo. La organización moderna implica subcontratar, concentrar el core business, -su actividad principal- y para eso necesita un número importante de pequeñas y medianas empresas calificadas con tecnología, para integrarse con empresas grandes.

Ddlc: En materia laboral ¿Cómo evalúa la interacción entre los gremios y los sindicatos?

FV: No sé lo que ocurre ahora en el Consejo Nacional del Trabajo, pero cuando yo estuve ahí me sorprendió el grado de concertación entre los gremios empresariales y los trabajadores. De hecho, tuvimos muchos acuerdos a través del diálogo. Hay un terreno común de intereses de los trabajadores y los empleadores de tener empresas en crecimiento, competitivas, eficientes, con buenas tecnologías, rentables, para poder, justamente, crear más riqueza y distribuirla mejor entre los trabajadores.

Una vez que eso se ha producido, viene un tira y afloja de cómo se va repartir. Eso es la negociación colectiva. Eso es universal, hay que llevarlo pacífica y democráticamente. Está el derecho a la organización sindical, a la huelga, garantizado por el Estado y amparado por la constitución, pero antes de entrar a esta confrontación, buscamos la negociación colectiva y  la solución pacifica.

En realidad, no tuvimos muchas huelgas en nuestra gestión, y de hecho, algunos problemas graves como el caso de los despedidos en la época de Fujimori, logramos aquietar las aguas y darle una solución.