Detras de la cortina

Dualidad e incapacidad

Con más de 10 mil muertos en su haber, y una economía recesada, nuestro país atraviesa una crisis muy severa. Pero lo que preocupa o desmoraliza es que quien debe afrontarla, el gobierno, ha mostrado supina incapacidad y soberbia, a lo que se suma insistencias y cortinas de humo sobre la inmunidad parlamentaria. Mientras no afirma nada de la presidencial. Todo esto en el contexto de graves denuncias contra su secretaria personal, Mirian Morales, y de serios cuestiionamientos en torno a su estrategia contra la pandemia. 

Para el gobierno de facto, todo se reduce a reabrir la economía. Es como si fuera automático. Por cada rubro, cree que un porcentaje importante de su capacidad - por arte de magia - vuelve a producir, generar trabajo y pagar impuestos.

El régimen no ha tenido más idea que repartir dinero por doquier, y a veces en circunstancias muy cuestionables. Ya se conoce el caso de Reactiva Perú, programa por el cual - como es de dominio público - muchas grandes compañias y grupos han recibido fondos que, en principio, estaban destinados para la pequeña y micro empresa.

Por otro lado, bonos, amnistías y ese tipo de iniciativas, pueden ser muy necesarias y muy loables, pero mal ejecutadas resultan también peligrosas, y generarán, probablemente, un déficit fiscal de -6 a -8%, el cual deberá reducirse drásticamente en los próximos meses, a costa, probablemente, de muchos empleos, en vez de reducir gastos inútiles.

Pero si en el caso de la economía estamos mal, en salud no estamos mejor. La cifra de contagios y fallecidos se ha estabilizado, pero todo indica que demorará más tiempo en descender, y si esto ocurre será por la eficiencia del gobierno, sino por el comportamiento del virus.

Es cierto también que en este aspecto el régimen ha delegado ¡al fin¡ la mayor responsabilidad en su combate al ciudadano. Esta situación implica que cada uno debe cuidarse solo. Y los medios en vez de preocuparse tanto por aquellos que no se cuidan, podrían por ejemplo, realizar un video de 30 segundos, o menos, recordando las normas básicas de autoprotección, uso de mascarilla y protector facial, distancia mínima y evitar aglomeraciones. Pero claro, tampoco nos escandalicemos por el desorden y el caos. Hay que recordar que muchos salen después de 3 meses a trabajar, a diferencia de quienes leen los monitores o tienen alguna autoridad.

El término - esperemos que definitivo - de la cuarentena implica que los ciudadanos debemos hacer nuestra parte, y el Estado la suya. Y como se ha señalado, es hora de tomar otras medidas o difundir las que funcionan, como aquella donde grupos de profesionales visitan las zonas riesgosas de la capital para hacer descartes, y estudiar la situación. Pero el gobierno persiste en la sanción y el abuso con los ciudadanos comunes que “incumplen” la medida, como si fueran criminales.

Ese es el panorama entre una salud grave y una economía delicada, donde el presidente, en una actitud criticable, amenazó a las clínicas con expropiarlas, y a los pocos días hizo un llamado a la inversión privada, o como cuando afirma ser democrático  (y sujeto a la fiscalización, como es obvio), y luego se queja por la misma razón, soslayando el periodo que estuvo sin congreso. La dualidad del régimen es pues, alarmante, y su incapacidad monumental.