Juan Camborda: Sendero usó la Universidad San Cristóbal de Huamanga para desarrollar su plan de acción política
Juan Camborda: Sendero Luminoso usó la Universidad San Cristóbal de Huamanga para desarrollar su plan de acción política
Recientemente se cumplió un año más del inicio del terrorismo en el país. “Detrás de la Cortina” conversó con Juan Camborda, exdocente de la Universidad San Cristóbal de Huamanga entre los años 77 y 97.
Camborda, antropológo, historiador económico, periodista empírico, y actual catedrático de la Universidad “Jaime Bausate y Meza”, narra cómo la subversión empleó una reconocida casa de estudios para diseñar un plan de acción que culminó con el saldo que todos conocemos.
El destacado académico opina también sobre otros temas polémicos como la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y los problemas endémicos del Estado y la democracia.
Ddlc: Usted trabajó en Ayacucho del 77 al 97. ¿Cómo llegó a Ayacucho?
J.C: Yo soy huancaíno, y llegué ahí para ser profesor.
Ddlc: ¿Cómo se acercó a la izquierda?
J.C: Desde muy joven. Comencé a admirar a personajes que eran héroes de los jóvenes: Castro, Guevara, Ho Chi Minh, Mao.
Ddlc: Ser de izquierda era lo “políticamente correcto” en ese entonces.
J.C: Exacto, influía en uno. En tercero de media tomamos el colegio en protesta por la destitución del director Héctor Zegarra, que era de Acción Popular, cuando sacaron a Carlos Cueto Fernandini, que era ministro de Educación del primer gobierno de Belaúnde.
Ddlc: Dicen que fue de los mejores que tuvo el país.
J.C: La coalición APRA-Uno lo sacó a la mala, y no contentos con ello, hicieron una “razzia” con los directores, porque el ministro los nombraba, y trajeron a uno aprista. Entonces nos rebelamos. Al final, conseguimos que regrese Zegarra, y que se vaya el director que habían designado. Ahí comienzo a tener una visión política..
Ddlc: ¿Cómo se fortalece el vínculo y dónde se inscribió?
J.C: Yo siempre he militado en el Partido Comunista. No he estado en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) ni en Vanguardia Revolucionaria (VR).
Ddlc. Se ubicó en el ala más radical.
J.C: Más formal diría yo, radical era el MIR. Me afilié al PC en el 74. Ni mi padre ni mis hermanos lo sabían. Y había varios compañeros como yo.
El 77 viajé a Huamanga. La universidad particular se cerró, y postulé a una plaza docente en la USCH. Fui docente contratado y después nombrado.
Ddlc: ¿Qué ocurrió en ese periodo en la ciudad, especialmente con Sendero? ¿Tuvo la ocasión de conocer a algún líder terrorista?
JC: Abimael Guzmán era una persona conocida, pero nunca llegué a conversar con él, lo vi en un restaurante donde íbamos profesores de ambas universidades, porque muchos eran de fuera.
Ayacucho era una ciudad universitaria. Según el censo del 80, tenía 70 mil habitantes. Los estudiantes de todas las carreras sumaban 10 mil alumnos.
El peso de la universidad era muy fuerte. Sendero utilizó esa situación para crear y ejecutar un programa de acción política, lo que le permitió ganarse el apoyo de la población. Su consigna era defender la universidad.
Cuando revisé la historia de Ayacucho, me enteré de que la reapertura de la universidad era un clamor popular desde 1940, y en ese entonces se formaron movimientos para lograr tal objetivo, el cual se consiguió en 1957.
Ddlc: ¿Qué sucedió posteriormente?
J.C: En 1959 se formó una comisión de Alto nivel, presidida por un marino e historiador, Fernando Romero Pintado, quien era profesor de la universidad de Texas, y trajo el modelo universitario de Estados Unidos.
La Universidad San Cristóbal de Huamanga (USCH) fue la primera que tuvo Estudios Generales, sistema de créditos, periodos semestrales. Con esas ideas, llegan profesores de primer nivel de San Marcos, por ejemplo, como Guardia Mayorga de filosofía, Luis Guillermo Lumbreras de Arqueología.
Ddlc. Que también es ayacuchano.
J.C: Efectivamente. También llegan docentes de la agraria que van a Agronomía, a Química los de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), prestados por esas instituciones con una misión: formar a los profesores de esa casa de estudios.
Un profesor me contó que éstos tenían que volver, por lo cual había que convencerlos para que se queden, y para esto nos presentaron ayacuchanas, con las cuales terminamos casándonos y formando familia. En ese grupo estaba, por ejemplo, Carlos Iván Degregori, y el antropólogo Luis Millones, por citar sólo dos.
Estos catedráticos se fueron cuando llegó el senderismo, el 80, por un asunto de seguridad personal y familiar. SL controlaba al personal administrativo, porque ahí era director de personal Guzmán, y como director de Bienestar nombró nada menos que a Antonio Díaz Martínez, a través del cual tenían el control del comedor universitario y la residencia.
Con estos dos alfiles sometían a los comensales y los obligaban a votar por su lista. Con el personal tenían el manejo del sindicato de empleados. En cambio, los profesores ingresábamos a través de nuestros departamentos académicos, en esas instancias los senderistas no tenían mayoría, ni mucho menos poder. Ni en ciencias histórico-sociales, ni en economía. No les interesaba. Sólo querían tener influencia, cuando no control, en Educación y Enfermería.
Ddlc: ¿Por qué?
J.C: Porque les interesaba enviar cuadros a los colegios y centros de salud. No hay que olvidar que eran maoístas. Mao era profesor de una escuela rural, y los maestros rurales eran los encargados de desarrollar la revolución.
Era una copia exacta - o una “copia y pega” como se diría ahora - de lo que ocurría en China con los profesores en el campo. En el Perú debía ocurrir lo mismo.
Ddlc: Lo que ocurrió después fue lo peor. ¿Cómo se vivió en Ayacucho?
J.C: Hubo dos momentos. La etapa de propaganda de los senderistas 78-79 y comienzos del 80 hasta el episodio de Chuschi donde se adoctrinan escolares a través del magisterio, lo cual continúan haciendo cuando llegan a las universidades. Los captaban en la secundaria.
Por esos días, se veían discusiones diarias en Ayacucho de jóvenes del MIR, Vanguardia, PCR, del PC, no de Sendero, que también se hacía llamar así, o de sus distintas facciones, enfrentándose y en algunos casos, hasta burlándose. “Hay que cercar las ciudades desde el campo”, decían. Y les respondían. ¿Con qué? ¿Con ladrillos?
Ddlc: Podría dar risa, pero no era gracioso.
J.C: No se le dio importancia, tan es así que en ningún diario local aparece la noticia de Chuschi, sino en Lima, y los pobladores se enteran cuando leen los periódicos de la capital. Pasaba totalmente desapercibido.
Luego, atacan la hacienda de los Zea Medina, los matan- y nuevamente no figura en los periódicos. De ahí viene el ataque al puesto de Tambo. En ese momento me parece que comienza a perfilarse cómo va a actuar el Estado. Como respuesta a la acción subversiva, el gobierno decreta el estado de emergencia en Ayacucho, Huanta y La Mar.
El régimen de Belaúnde retira a la policía de San Miguel, de Tambo, y envía a los sinchis para que patrullen la zona, cuando lo que se debió hacer es reforzar los puestos de la policía de San Miguel, Huanta y Tambo.
Ddlc; ¿Qué sucedió con los sinchis?
J.C: Se les envió a caminar. Por otro lado, los policías no hablaban quechua. Eran costeños, jóvenes, sin experiencia. Y ocurría algo peor: el puesto de Tambo se vendía y se compraba, porque era clave en la ruta del narcotráfico. La gente se peleaba por ir a trabajar ahí.
Después siguieron los ataques a otros puestos, el terrorismo se repliega, pero finalmente da un golpe maestro: el que realiza a la cárcel de Huamanga. Ese hecho cambia la visión de la gente sobre el senderismo.
Ddlc: Liberan a 300 personas, entre ellas, Edith Lagos.
J.C: He entrevistado a periodistas ayacuchanos sobre esto, y todos me comentaron que empezaron a pensar que el senderismo podía ganar. Cuando Gorriti y Uceda publican sus libros, nos enteramos de que los que atacaron la cárcel no fueron más de 30, y fue defendida por 6 policías, pero en Ayacucho había una compañía del ejército con 300 soldados, un batallón de los sinchis que vivía en la novena comandancia, la Dincote, y un cuerpo antidisturbios de la Guardia Republicana, especializados en debelar motines. Ninguna de estas fuerzas sale a apoyar a los policías durante el ataque.
La única respuesta fue de la Guardia Republicana, que incursionó en el hospital, y mató a tres terroristas enfermos. Este episodio quebró a la población de Huamanga.
Ddlc: ¿De ahí en más cómo se desarrolla el proceso?
J. C: El gobierno entrega el control al Ejército. Con Noel y Huamán de una u otra manera ponen mano dura con desaparecidos, torturas y muertos. Al terror de Sendero, se responde con el terror del Estado. La población quedó entre 2 fuegos, abandona sus comunidades y se desplazan a Huamanga, que pasó de tener 60 mil a 200 mil pobladores.
La ciudad empieza a pacificarse a partir del año 86, aun cuando se producían atentados con coche-bomba, apagones, paros armados, pero no había estado de emergencia ni toque de queda, como fue del 83 al 85, donde desde las 9 p.m. todos debían estar en su casa. Se realizaban allanamientos cuadra por cuadra, entraban a todas, y revisaban los cuartos. Y si uno no estaba en su domicilio tenía que explicar la causa.
Había situaciones muy complicadas, controles en las carreteras. El ejército lo llevaba a uno a la base, Sendero interceptaba un bus, y si la persona estaba en su lista, la mataban. Por esa razón nosotros viajábamos por avión.
Ddlc: ¿Qué sucedió cuando se capturó a Guzmán y a su cúpula?
J.C: No soy fujimorista, pero puedo decir que generó un gran impacto, la gente un poco más y sale a vivar a Fujimor
Me encontraba en la recpeción de un matrimonio, y había un televisor. De pronto, alguien nos dijo “capturaron a Guzmán y a su grupo”, hasta los novios salieron a ver. Se olvidaron de la boda y de la fiesta. Todos veían la noticia, y se alegraban. Por fin terminaba para ellos lo que habían vivido tantos años.
Ddlc: ¿Para aquel entonces seguía afiliado al Partido Comunista?
J.C: Era secretario general de Izquierda Unida en Ayacucho, y tuve que vivir durante muchos años en el Hotel de Turistas, porque estaba amenazado por Sendero Luminoso, que ya había asesinado al alcalde de Huamanga.
Nosotros éramos los principales enemigos, por ser considerados “los revisionistas”. Eran concepciones totalmente distintas acerca de lo que se necesitaba hacer en el país.
Ddlc: ¿Había una dispersión ideológica en la izquierda?
J. C: No se crea…
Ddlc: ¿Creía la izquierda en el mercado?
J.C: Por supuesto. Eso generó una discusión cuando ocurrió lo de China y de Deng Xiao Ping. Hay gente de izquierda que está a favor de la globalización y el mercado.
Ddlc: Con la economía de mercado se le podría decir lo mismo que decía Churchill sobre la democracia: es mala, pero no hay nada mejor.
J.C: Bueno, no se puede detener la aparición de millonarios impidiendo la globalización y el mercado mundial.
Ddlc: ¿Qué fue de Julio César Mezzich y Luis Kawata, personajes misteriosos y sindicados como cuadros importantes dentro de la organización?
J.C: Mezzich desapareció.
Ddlc: ¿Es verdad que murió en una reyerta en Huancavelica?
J.C: Todo apunta a que se fue a Alemania. Sobre Kawata, tengo entendido que estuvo comprometido y renunció, y Sendero lo quiso matar.
Ddlc: ¿Si la situación, mal que bien, había mejorado, porque se fue usted del país?
J.C: Porque el rector de la Universidad, Pedro Villena Hidalgo…
Ddlc: ¿El que fue ministro de Fujimori?
J.C: Él pidió mi cabeza, al igual que Sendero. Fue elegido con sus votos, estaba en la lista contraria. Incluso, el debate en ese proceso electoral fue entre Villena y yo. Entonces prácticamente nos secuestra para que lo apoyemos, no lo hacemos, y Villena le pide que nos elimine. A mí me llegó una carta.
Ddlc: Y no había a quién denunciarlo…
J.C: Si lo decía a alguien, me mataban. Me tenía cólera el ejército, el comando “Rodrigo Franco”. En esa época tenía un programa de radio donde criticaba todas las barbaridades.
Ddlc: Usted trabajó con la Comisión de la Verdad. ¿Qué balance hace esa de esa experiencia?
J.C: Es el mejor trabajo que he tenido, me permitió totalmente cambiar mi visión del mundo y del Perú. Ahora estoy lejos de la izquierda, y si soy enemigo de los dogmatismos es porque me doy cuenta de que eso no lleva a ninguna parte.
Ddlc: Lo humanizó.
J.C: Así es.
Ddlc: Una gran polémica sobre el trabajo de la CVR fue en torno a las cifras. Enrique Bernales hablaba de 30 mil muertos hasta los 90. ¿Realmente cree que fueron 70 mil?
J.C: Creo que son más. No hay que olvidar que Sendero reclutaba cientos de niños de las comunidades que nunca se han sabido dónde están. De eso no se habla.
Cuando se afirma que mató más gente, hay 15 mil en las listas de desaparecidos del ejército y la policía. Están los reportes y denuncias de personas que afirman que se llevaron a sus familiares.
¿Dónde está la denuncia cuando se llevaron a todos los niños del Huancaraya? ¿Dónde están los jóvenes de 11 ó 12 años que se llevó Sendero? Esos nunca volvieron, por eso decimos que la cantidad de muertos es mucho mayor. El problema es que no aceptamos que sean peruanos. La situación se ve sólo en función a las denuncias que se hicieron contra las Fuerzas Armadas.
Por eso es por lo que el terrorismo se opone. Por eso es bueno revisar el informe. Son 12 tomos, hay que leerlos, ahí está todo detallado. Figura cuántos se llevaron, 12 niños en una comunidad, 9 en otra.
Ddlc: ¿Qué opina sobre los cuestionamientos acerca de un sesgo de la Comisión contra las Fuerzas del orden?
J.C: No hay ningún sesgo.
Ddlc: Porque hay que reconocer que asumieron una responsabilidad muy delicada en momentos difíciles.
JC: Si, pero no era necesario que se llegue a los extremos que se llegó. No era necesario que desaparezcan los de la Cantuta - por poner un caso - podían detenerlos y condenarlos a 30 años de cárcel.
Ddlc: Sin ánimo que justificar barbaridades en los 3 gobiernos. ¿No era perfectamente previsible que en un estado que guerra y caos, se presentaran casos de esa naturaleza?
J.C: Los 3 gobiernos cayeron en eso. Los casos podrían haber ocurrido, sin duda, pero el cinismo es lo que más afecta. ¿Cómo se solucionó el problema en Argentina? El ejército, como institución, pidió disculpas a las víctimas por los excesos.
Por ejemplo, Fujimori debería pedir disculpas. No pierde nada, al contrario, se humaniza.
Ddlc: ¿Belaúnde, García y Fujimori tienen responsabilidad política o penal?
J.C: Pienso que los tres tienen responsabilidad política.
Ddlc: Porque la penal es más complicada de determinar.
J.C: De repente más responsabilidad penal tiene Belaúnde que Fujimori, porque es responsable de desapariciones de personas, le informaron sobre eso, recibe un informe, lo botó a la basura.
Ddlc: ¿El de Amnistía Internacional?
J.C: Claro. En ese reporte estaban detallados los casos de personas desaparecidas
Ddlc: Acá tendemos a endiosar su figura.
J.C: Ése es el problema. Es responsable de su crecimiento, porque no tuvo la capacidad de interpretar lo que ocurría en el país y enfrentar el asunto. Responsabilizaba a Cuba, Rusia y China, y afirmaba que “armaban” a Sendero, cuando eran países que no querían saber absolutamente nada con eso, porque representaban una línea completamente distinta.
Los cubanistas eran revisionistas, los rusos también, Deng Xiao Ping era revisionista, y el único lúcido en el mundo era Gonzalo. Belaúnde quería romper relaciones con esos países, porque suponía que estaban acá.
Ddlc: ¿No tuvo también la dictadura militar responsabilidad en el problema?
J.C: Había información. A Guzmán lo detienen durante la huelga del SUTEP, cuando deportan entre otros, a Breña. En esa ocasión lo detienen, y después lo liberan.
Existía información valiosa que Belaúnde mandó a desaparecer, cuando asume el gobierno en 1980. Eso está comprobado. Porque los militares investigaban también a los partidos de derecha, por un tema de seguridad (de ellos).
Ddlc: ¿Qué opinión tiene de Sendero en la actualidad? ¿Son narcos o terroristas?
JC. Para mí son narcos que usan el terror, y están en el Valle del Apurímac, porque el Estado sigue siendo muy débil.
Ddlc: ¿Tiene algún futuro?
J.C: Ninguno. Simplemente desean sobrevivir de la extorsión a los narcotraficantes, y del miedo que puedan imponer a los pequeños productores del Apurímac.
El gran problema es la corrupción que existe en el país y que ocasiona que los jóvenes no crean en la democracia. Porque la idea que tienen es que los que se dedican a la política son una sarta de sinvergüenzas que ofrecen todo para dedicarse a robar, y que no hacen nada. Tenemos un congreso que es una vergüenza pública.
Ddlc: Si, pero Palacio y los ministerios no se quedan atrás.
J. C: Si pues, pero entre Vizcarra y Rosa Bartra prefiero al primero.
Ddlc: Usted ha ejercido el periodismo. ¿Cómo ve su futuro? ¿Hay una amenaza de lo digital?
J. C: Lo impreso va a subsistir, porque tiene persistencia sobre lo digital. Si consigo un buen libro, lo descargo y lo imprimo, y me parece más seguro que un virus que puede atacar la máquina y me desaparece los archivos, aparte que un USB puede ser peor. Con Internet se tienen más opciones, y uno selecciona sólo lo que necesita o desea.
El diario posiblemente tiende a desaparecer, no así las revistas.
Ddlc: Había versiones que señalaban que ciertos medios iban a desaparecer.
J.C: El New York Times no va a desaparecer.