< Detras de la cortina

¡Hora de gobernar¡

Luego de ordenar -supuestamente- los poderes que deben hacer justicia, el gobierno debe aplicar las acciones para que el país crezca 5% en su PBI. Entre las promesas incumplidas esta ser un país moderno con una revolución social y aumentar la productividad, nada de esto se ha logrado.

La población del Perú crece 1.5% y crecemos 3.8% en el PBI, entonces nuestro crecimiento per cápita sería la diferencia 2.3%, por eso debemos crecer 4.5%.

El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) hace proyecciones dudosas, no reconoce que el consumo está estancado debido a que el ingreso disponible no sube. La inversión es baja y no crece, la reinversión de las empresas depende de las utilidades, y éstas han caído, la inversión minera está estancada. El precio del cobre desciende, y consecuentemente las utilidades de las mineras.

La inversión privada se desacelera, y el calendario político desfavorable no contribuye a la reinversión, la inversión pública no crece. Hay obras paralizadas por los costos adicionales de las obras y por los tortuosos arbitrajes que realizan las constructoras.

En el futuro, con el déficit fiscal del 2.5% de PBI y la caída de la inversión privada pueden bajar las importaciones de bienes y servicios. Al caer el precio de los metales, dejamos de recaudar el IGV y si se resta la minería, la economía sólo crecerá del 2.5% a 3%.  

Es imprescindible reestructurar el presupuesto de la república, incrementar el gasto público en educación, salud, sistemas de agua, saneamiento en vez de destinar recursos en gastos que no son rentables socialmente, como los de las Fuerzas Armadas.

Además, se requiere recortar los gastos improductivos, pero el régimen ha incrementado la planilla estatal en 88,000 servidores. Por tanto, el sector público tiene nada menos que 1.45 millones de empleados. Aunque el déficit fiscal del 2.5% anual no compromete la sostenibilidad fiscal en el corto plazo, provoca la caída del ahorro nacional, de la inversión, e incrementa el déficit externo. Por tanto, en el largo plazo se traduce en un menor crecimiento de la economía, del ingreso real y de los salarios reales.    

Nuestro modelo es apoyar la inversión para la explotación y exportación de materia prima, y lo que se requiere es aplicar medidas para invertir en la tecnificación, conocimiento y dominio de las innovaciones tecnológicas, así como la capacitación de los trabajadores.

Según Esko Tapani Aho (exprimer ministro de Finlandia), la investigación es invertir recursos para obtener conocimiento, mientras la innovación es la inversión en conocimiento para obtenerlo, lo que expresa muy bien del fenómeno de retroalimentación que se produce con una estrategia de IDI: Inversión, Desarrollo e Investigación.

En nuestro país el interés del MEF por la ciencia, investigación y la tecnología es limitado o nulo. No se reconoce que a través de la investigación se puede transformar el estado por uno autosuficiente, con participación comunitaria y exigencia de responsabilidades.  

Es necesario reducir la informalidad, combatir la subvaluación, contrabando, piratería, y falsificación de productos (reestructurar a la SUNAT), desaparecer a los monopolios y oligopolios (reestructurar el sistema privado de pensiones, eliminar las AFPs, y crear un sistema mixto).

Los ciudadanos queremos saber cuál es la política económica que se aplicará, y que permita planificar las inversiones empresariales pequeñas y medianas en el mediano y largo plazo para una sana generación de empleo productivo bien remunerado. Solo así se disminuirá la informalidad.

Si el MEF no puede reactivar la economía y lograr un crecimiento del 5% del PBI, el ministro de Economía, Carlos Oliva, debe presentar su renuncia, pues al igual que muchos, ha demostrado-desgraciadamente-incapacidad para manejar el sector.

*Economista